Las 'foires ¨¤ tout'
Llueve, pero no hace fr¨ªo, y en algo como la foire ¨¤ tout las condiciones clim¨¢ticas son fundamentales. S¨®lo si llueve a mares no hay foire ¨¤ tout; de lo contrario, se instalan cuatro pl¨¢sticos y se espera que el tiempo, de por s¨ª variable en Normand¨ªa, mejore con un poco de suerte. El rito comienza visti¨¦ndose uno apropiadamente: siempre con un chubasquero y sombrero o capucha y siempre con zapato viejo o c¨®modo. Con guantes en invierno y una enorme bolsa para ir poniendo las adquisiciones.
Las foires ¨¤ tout, o ferias de todo un poco, surgieron en la d¨¦cada de 1970 en Francia a causa de la crisis econ¨®mica. Desde entonces han proliferado, especialmente en Normand¨ªa y en el sur, instal¨¢ndose en los prados a la salida de los pueblos o en la calle principal, junto a la iglesia. A diferencia de las foires ¨¤ la brocante, no se especializan en las peque?as antigu?dades, sino en todo, como su propio nombre indica. Y la gente se vende desde sus vaqueros -que siempre han de estar impecablemente lavados- hasta el sof¨¢ de la abuela.
Fen¨®meno muy franc¨¦s: las 'foires ¨¤ tout', ferias en las que es posible encontrar desde un mueble 'art d¨¦co' hasta un vestido que a la se?ora ya no le cab¨ªa...
Lo atractivo de las foires ¨¤ tout es que uno puede encontrar peque?as maravillas. En Francia, un pa¨ªs mucho m¨¢s rico que el nuestro, la gente posee objetos de ciertos estilos del siglo XX que no se ven en Espa?a. Para tirar o vender hay que haber tenido antes y los objetos art d¨¦co, impensables en nuestros parajes si no es en tiendas especializadas, son aqu¨ª muy comunes. Hay vajillas, deliciosas bandejas con vistas de Trouville, Deauville o el Mont Saint-Michel (por unos 50 francos), ceniceros de baquelita y enormes potes de cristal con cierres tambi¨¦n de baquelita de color siena (de 50 a 150 francos) y sofisticadas l¨¢mparas de cristal opaco con motivos florales (de l50 a 200 francos). Uno puede encontrar a¨²n cubiertos de servir antiguos, de plata o plateados, muchos vasos de agua plateados con iniciales diversas y encantadores fruteros art nouveau. Y tambi¨¦n los espejos m¨¢s comunes de las casas de clase media de la d¨¦cada de 1930, hechos con listoncillos de madera puestos sencillamente en paralelo.
Otra especialidad de las foires ¨¤ tout son los objetos de los a?os sesenta del siglo XX, ahora tan en boga. La cer¨¢mica de Vallauris y toda suerte de ceniceros, fuentes y platos con colores irisados y estridentes, a medio camino entre la psicodelia y el kitsch hacen las delicias, de un tiempo a esta parte, de los amateurs de la decoraci¨®n. A primera hora llegan los visitantes profesionales, que madrugan y pasan fr¨ªo, pero que saben que m¨¢s tarde vender¨¢n aquella mercanc¨ªa, cada vez m¨¢s rara de encontrar, confortablemente sentados en su anticuario parisiense.
Ahora andan muy buscados los muebles de pl¨¢stico y apilables, as¨ª como los silloncillos de forma arri?onada y las l¨¢mparas naranjas, que la exposici¨®n Les ann¨¦es pop, en el Centro Pompidou, ha contribuido a poner de moda. Si uno llega a las 8.30, encuentra todo esto, as¨ª como las fotos antiguas que tanto fascinaron a los surrealistas (y en nuestro pa¨ªs, a Joaqu¨ªn Gomis y a Joan Brossa, que realiz¨® una de sus poes¨ªas visuales con una de estas postales rom¨¢nticas en l948), y libros y l¨¢minas en grandes cajas por el suelo, en las que tendr¨¢ que revolver, muchas veces llen¨¢ndose de polvo. Hay expositores profesionales, que recorren toda Francia y a los cuales uno va saludando de a?o en a?o, y est¨¢n los del lugar: los ni?os que venden sus juguetes, la mujer que se desprende de aquella ropa cuya talla ya no la acepta, el se?or que vende su anticuado ordenador. Hay neveras, tocadiscos, muchos discos y hasta tarjetas de tel¨¦fono que la gente colecciona.
La belleza del objeto antiguo no s¨®lo est¨¢ en el objeto mismo, sino en descubrir para qu¨¦ sirvi¨®: cucharillas que espolvoreaban de az¨²car los fresones, conos de madera perforada que resultan ser expositores de caramelos de palo, husos de madera tallada con bellas formas, obuses decorados por los soldados en las trincheras de la Gran Guerra, uniformes enteros e impecables procedentes de la II Guerra Mundial.
El clima es distendido, de feria de domingo, y las familias van a pasear y vuelven siempre con algo, aunque a veces tan s¨®lo sea un pote de mermelada casera. El arte del regateo, tambi¨¦n en la austera y racional Francia, se impone todav¨ªa. El peque?o comentario sobre el tiempo, o un sencillo y primitivo galanteo, se agradecen por ambas partes, y es muy ¨²til si se quiere pagar menos. Aunque a veces uno paga lo que piden, pues detr¨¢s de aquella vendedora hay una mujer que se ha quedado sola con los hijos y de cuya vida cotidiana presiente la dureza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.