Soltar lastre
El Gobierno ha soltado lastre frente a Alemania en su exigencia de obtener una respuesta plena e inmediata para corregir el efecto estad¨ªstico que va a tener la ampliaci¨®n de la UE a pa¨ªses m¨¢s pobres. Rectificar una estrategia equivocada es recomendable. La equivocaci¨®n de la diplomacia espa?ola ha sido m¨²ltiple, al enviar a la UE un memor¨¢ndum personal de Aznar sin preparar antes el terreno y al vincular una soluci¨®n de este problema al periodo transitorio de siete a?os que pide Alemania (el mismo que se le aplic¨® a Espa?a en su adhesi¨®n) para la libre circulaci¨®n de los trabajadores de los nuevos Estados miembros. Ayer, cediendo ante la presi¨®n de gobiernos y medios europeos, la diplomacia espa?ola renunci¨® a vincular estas cuestiones. A cambio obtuvo vagos compromisos de que se reconocer¨¢n las preocupaciones planteadas por Espa?a.
Con el ingreso de pa¨ªses m¨¢s pobres en la UE, y sin que medie progreso real alguno, casi todas las regiones espa?olas, salvo Extremadura y Andaluc¨ªa, superar¨ªan el 75% de la media comunitaria en ingresos por habitante, y se quedar¨ªan sin acceso a los principales programas de ayudas estructurales. Se dar¨ªa as¨ª la paradoja de que los pa¨ªses m¨¢s pobres de la actual UE ser¨ªan los primeros en pagar el precio de la ampliaci¨®n. ?ste es un problema real, reconocido en informes de la Comisi¨®n Europea.
Por el calendario indicativo aprobado, ser¨¢ bajo presidencia espa?ola de la UE, en el primer semestre de 2002, cuando se negocie el acceso de los candidatos a los fondos estructurales. Adem¨¢s, los dineros ya est¨¢n de hecho repartidos hasta 2006. No se entiende c¨®mo el Gobierno espa?ol, que era consciente de este problema desde a?os atr¨¢s, no aprovech¨® la ocasi¨®n de la negociaci¨®n del Tratado de Niza para introducir una declaraci¨®n que avalara una tesis m¨¢s que leg¨ªtima. El quiebro en las exigencias espa?olas en Bruselas ha dejado maltrecha la imagen de un Ejecutivo que no ha sabido trazar una estrategia que haga posible compatibilizar el inter¨¦s de Espa?a con el inter¨¦s com¨²n europeo. Mientras Jospin, Blair, Schr?der o Prodi hablan de sus visiones para la Europa del futuro, sigue sin articularse un enfoque general espa?ol.
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