?ngel Gonz¨¢lez y Jorge Sempr¨²n recuperan el pasado sin rabia y con iron¨ªa
Ambos escritores recuerdan momentos comunes y se presentan mutuamente sus nuevos libros
Fue un encuentro lleno de cordialidad. Sin falsas nostalgias, con mucha iron¨ªa y buen humor. ?ngel Gonz¨¢lez (Oviedo, 1925) y Jorge Sempr¨²n (Madrid, 1923) recuperaron ayer un trozo de la historia min¨²scula de aquella Espa?a ensombrecida por la dictadura franquista. Sus vidas han sido muy diferentes, pero alguna vez sus caminos se cruzaron. Se han vuelto a encontrar ahora, cuando publican Oto?os y otras luces, el primero, y Vivir¨¦ con su nombre, morir¨¢ con el m¨ªo, el segundo (ambos en Tusquets). Ayer, cada uno present¨® en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid el libro del otro.
La presentaci¨®n sigui¨® un riguroso orden alfab¨¦tico, tal como explic¨® Beatriz de Moura, editora de Tusquets. 'Una vida llena de vidas', as¨ª dijo ?ngel Gonz¨¢lez de Jorge Sempr¨²n. 'Un rojo espa?ol', como escribi¨® ¨¦l mismo en una novela, o 'un deportado en Buchenwald', como explic¨® en otra ocasi¨®n. Estudi¨® Filosof¨ªa, pas¨® por jardinero en la Resistencia francesa o por maestro estucador cuando estuvo en el campo de concentraci¨®n. Fue militante comunista, lo expulsaron m¨¢s tarde del PCE. Fue ministro de Cultura con el Gobierno socialista entre 1988 y 1991. Una multitud de identidades para una vida compleja en la que al final 'ha prevalecido el escritor'. ?ngel Gonz¨¢lez habl¨® de la suerte que se atribuye Sempr¨²n, cuando dice que 'naci¨® con una flor en el culo', pero subray¨® sus profundas convicciones, que tanto le ayudaron a sortear los momentos complicados. En alguno de ¨¦stos coincidieron, cuando Sempr¨²n, como el Federico S¨¢nchez de la lucha antifranquista, estuvo refugiado en su casa, 'una casa segura de funcionarios p¨²blicos enfrente de la estatua de Franco'.
?ngel Gonz¨¢lez record¨® el halo heroico que desped¨ªa la figura de Federico S¨¢nchez y, m¨¢s tarde, habl¨® de su ¨²ltimo libro. 'Una novela, un texto autobiogr¨¢fico, un reportaje, un ensayo filos¨®fico', en el que Sempr¨²n vuelve a dar cuenta de sus experiencias en el campo de concentraci¨®n de Buchenwald y que no s¨®lo es una cr¨®nica del horror, sino tambi¨¦n una l¨²cida mirada a la condici¨®n humana. 'Los hombres pueden hacer el bien o hacer el mal y Sempr¨²n ha mostrado que incluso en un campo de concentraci¨®n la solidaridad es posible'.
En su turno, Jorge Sempr¨²n destac¨® la misteriosa y profunda coherencia que existe en el hecho de publicar al mismo tiempo. Se refiri¨® al tiempo que pas¨® con ?ngel Gonz¨¢lez refugiado en su casa de Madrid y fue recorriendo paso a paso su ¨ªntima relaci¨®n con la poes¨ªa y c¨®mo fue la poes¨ªa la que le permiti¨® desarrollar su actividad pol¨ªtica contra el franquismo. 'Mi ascenso en los escalafones del PCE se inici¨® cuando tuve que ocuparme en Par¨ªs de Blas de Otero'. M¨¢s adelante vinieron sus encuentros en la clandestinidad con Vicente Aleixandre o con Gabriel Celaya. Sempr¨²n hizo un v¨ªvido retrato de la dictadura y al final volvi¨® a la poes¨ªa de ?ngel Gonz¨¢lez. 'Es el t¨ªtulo de uno de sus libros el que mejor resume la actitud del poeta, del ciudadano y del hombre. Ese t¨ªtulo es Sin esperanza, con convencimiento'. Esos dos rasgos definen al poeta, pero definieron tambi¨¦n el sentimiento vital de muchos de cuantos vivieron la dictadura.
Jorge Sempr¨²n, para terminar, y por recuperar a Blas de Otero, con quien hab¨ªa iniciado su intervenci¨®n, dijo: '?ngel Gonz¨¢lez, fieramente humano'.
Dos largas vidas, dos obras inmensas, toda una larga sucesi¨®n de premios y honores. Dos hombres, en fin, que vivieron sus primeros a?os en una Espa?a que fue rota por la guerra civil. El p¨²blico los escuch¨® con respeto y admiraci¨®n. Entre ellos estaban Clemente Auger, El¨ªas Querejeta, Jaime Salinas o Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald, que saben bastante de todo aquello. Y tambi¨¦n estuvieron Jorge Edwards; y Carmen Romero, Almudena Grandes, Javier Cercas, Benjam¨ªn Prado o Luis Garc¨ªa Montero, entre otros, que gracias a su memoria pueden rescatar un pasado lleno de sombras.
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