'El recorte de impuestos de Bush es lo m¨¢s deshonesto que se pueda imaginar'
El lunes 10 de abril del a?o pasado, media docena de altos cargos del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial y del Departamento del Tesoro llegaron a sus despachos en Washington y se desayunaron con un sapo: un art¨ªculo en The New Republic, que la revista destac¨® con gran despliegue en su portada, les acusaba de arrogantes, oscurantistas, de ser economistas mediocres y responsables, con sus obsesiones y sus prejuicios ideol¨®gicos, de haber hundido en la recesi¨®n a Asia tras la crisis de 1997.
El autor del art¨ªculo, que levant¨® ronchas en la capital estadounidense, no era uno de los manifestantes que pocas semanas despu¨¦s acosar¨ªan en la calle al FMI y al Banco Mundial, el primer triunfo del movimiento antiglobalizaci¨®n contra ambas instituciones (luego vendr¨ªa Praga). Quien firmaba aquellas l¨ªneas era Joseph Stiglitz, economista jefe y vicepresidente del Banco Mundial entre 1997 y 2000, y el t¨ªtulo del art¨ªculo, The insider, dejaba las cosas meridianamente claras: todo lo que contaba all¨ª lo hab¨ªa vivido desde dentro, y, por tanto, sab¨ªa de qu¨¦ hablaba. La sorpresa (y luego la irritaci¨®n) cundi¨® en los despachos.
'La ideolog¨ªa que dice que los mercados son m¨¢s eficientes es falsa'
Aunque probablemente m¨¢s irritaci¨®n que sorpresa. Stiglitz, que tambi¨¦n fue jefe de los asesores econ¨®micos de Bill Clinton entre 1993 y 1997, es bien conocido por sus ataques frontales al llamado consenso de Washington (mercados abiertos, globalizaci¨®n irrestricta, estabilidad macroecon¨®mica) y sus disparos contra el FMI (antes y despu¨¦s de dimitir en el Banco Mundial).
Pero, adem¨¢s de criticar el pasado, Stiglitz explic¨® ayer en Madrid, donde asisti¨® a unas jornadas sobre Envejecimiento, salud y bienestar, organizadas por The Economist, que la tarea primordial de un economista es escudri?ar con detalle el futuro, anticiparse a los acontecimientos. Y con esa mentalidad, juzga que el gigantesco recorte de impuestos del presidente George W. Bush (m¨¢s de 250 billones de pesetas en 10 a?os) amenaza el futuro de EE UU. 'El recorte de impuestos de Bush es lo m¨¢s deshonesto que uno pueda imaginarse', asegura en una conversaci¨®n con EL PA?S.
Pregunta. En la mayor¨ªa de los art¨ªculos que he le¨ªdo para preparar esta entrevista aparece la misma frase: 'Stiglitz, de quien todo el mundo espera que gane el Premio Nobel un d¨ªa...'. ?Tanta expectativa no le resulta una carga?
Respuesta. Es una pregunta dif¨ªcil. [Risas]. La manera que me gustar¨ªa pensar sobre eso es: he escrito numerosos art¨ªculos que han tenido mucha influencia y me gustar¨ªa que se interpretara que han cambiado algunas formas de pensar, especialmente en el sector p¨²blico, y la econom¨ªa de la informaci¨®n.
P. Cuando abandon¨® el banco, alguien predijo: 'Le van a echar de menos m¨¢s de lo que se imaginan'. Y usted, ?echa de menos ahora a la gente del banco?
R. S¨ª. Vuelvo de vez en cuando, tengo reuniones y esas cosas. Y mucha gente me dice eso en el banco. Me satisface. El banco es la mayor instituci¨®n del mundo dedicada a pensar c¨®mo reducimos la pobreza en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, c¨®mo aumentamos el crecimiento, c¨®mo hacemos una transici¨®n desde el comunismo al mercado. Y plantearme esas cuestiones, incluso con gente con la que no estoy de acuerdo, es algo muy excitante para m¨ª. As¨ª que sigo teniendo un compromiso, aunque no sea algo diario.
P. Pero ?no echa de menos el poder, el actuar, cambiar las cosas, y no s¨®lo estar en la Universidad de Stanford o escribir art¨ªculos sobre lo que otros deber¨ªan hacer?
R. Pienso que mis ideas pueden tener m¨¢s poder que las de cualquier pol¨ªtico, no importa lo alto que est¨¦ en la jerarqu¨ªa. La manera en que se abordan algunos problemas de desarrollo est¨¢n m¨¢s influenciados por los art¨ªculos que se escriben que por el presidente del Banco Mundial diciendo: tiene que hacer esto o lo otro.
P. ?Piensa que ahora tiene m¨¢s influencia y poder que cuando estaba en el banco?
R. En muchos aspectos creo que s¨ª. Una de las razones por las que logr¨¦ tener una cierta influencia cuando estaba en el banco no era por mi posici¨®n en la jerarqu¨ªa, sino porque aportaba ideas. ?Se es m¨¢s efectivo dentro o fuera? La buena noticia es que fuera hay un inter¨¦s en estos temas que no existi¨® nunca antes. Pero no quieren o¨ªr la l¨ªnea oficial, porque es sospechosa. Y ahora puedo hablar como independiente: tengo m¨¢s credibilidad que si estuviese dentro.
P. Pero, ?usted no est¨¢ de acuerdo con las voces que piden la disoluci¨®n de ambas instituciones?
R. No. Creo que el Banco Mundial tiene una misi¨®n real, que alguien tiene que hacer. Lograr m¨¢s equilibrio entre ricos y pobres, entre pa¨ªses, es una tarea que no se puede abordar s¨®lo a nivel nacional. El banco ha hecho aportaciones muy importantes en este aspecto. Hay cosas que podr¨ªa haber hecho de forma m¨¢s efectiva. Y aqu¨ª es donde, parcialmente, estoy de acuerdo con los cr¨ªticos. Tiene que haber m¨¢s transparencia. La actual estructura ya no tiene sentido. El FMI toma decisiones que afectan las vidas de millones de personas. Y son s¨®lo ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales los que toman estas decisiones. En un mundo comprometido con la democracia, la apertura, la transparencia, estas instituciones son criaturas del pasado.
P. Mucho de lo que ha escrito sobre desregulaci¨®n se refiere al Tercer Mundo, pero hay dos ejemplos del Primer Mundo que no han funcionado: los ferrocarriles brit¨¢nicos y el mercado el¨¦ctrico en California.
R. Hay que abordar cada tema de forma individual. Si uno toma una posici¨®n ideol¨®gica est¨¢ condenado a cometer errores, como en el Reino Unido o California. Creo, por ejemplo, que la privatizaci¨®n de las pensiones no tiene sentido. La ideolog¨ªa que dice que los mercados son m¨¢s eficientes es falsa. Hay un refr¨¢n en Estados Unidos: si algo no est¨¢ roto, no trates de arreglarlo. Si las pensiones est¨¢n funcionando, y sabemos que muchos sistemas privados han sido un desastre, ?por qu¨¦ privatizarlas?
P. ?Qu¨¦ opina del recorte de impuestos del presidente George Bush?
R. En t¨¦rminos de honestidad pol¨ªtica se merece un cero. ?ste plan es para 10 a?os. ?Por qu¨¦? Porque, si no, el impacto sobre el presupuesto ser¨ªa demasiado grande. As¨ª que lo que hacemos es calcular su coste a lo largo de 10 a?os y no miramos qu¨¦ pasa despu¨¦s. Mal sistema. Por eso lo hacen. ?Y qu¨¦ hace uno si es poco honesto? Hace los cambios en el ¨²ltimo a?o, as¨ª que sus efectos aparecer¨¢n despu¨¦s. El sistema se desequilibra. Y lo han equilibrado con c¨¢lculos deshonestos. Legales. Pero deshonestos. Es una amenaza para el futuro de EE UU. Tambi¨¦n me parece mal la estructura del impuesto. Beneficia m¨¢s a los ricos que a los pobres. Y tendr¨¢ profundos efectos estructurales en la sociedad.
P. Por ejemplo, la supresi¨®n del impuesto a la herencia, a la que se opusieron numerosos multimillonarios, porque creen que favorecer¨¢ la acumulaci¨®n de riqueza y no estimula el esfuerzo individual.
R. Claro, porque no se rebaja el impuesto. Se elimina completamente. Tendr¨¢ muchas implicaciones sobre las instituciones y las fundaciones. Con la supresi¨®n del impuesto a la herencia se est¨¢ cambiando profundamente la sociedad de EE UU.
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