?D¨®nde est¨¢n las mujeres?
Frente a lo ocurrido en 1997, Blair ha prescindido de las candidatas y, seg¨²n los sondeos, lo lamentar¨¢
S¨®lo dos pol¨ªticas brit¨¢nicas, la ex primera ministra Margaret Thatcher con su exaltado rechazo del euro, y la portavoz conservadora de Interior, Ann Widdecombe, empe?ada en contener el flujo de inmigrantes, han llamado la atenci¨®n del ciudadano durante la campa?a. El resto de las candidatas, ya fueran tories, laboristas o liberal dem¨®cratas, apenas han logrado dirigirse al votante en primera persona en una pugna dominada por sus colegas masculinos. Criticados por igual por ignorar a sus mujeres, los tres partidos aseguran que s¨®lo la discriminaci¨®n positiva resolver¨¢ una anomal¨ªa que puede costarles m¨¢s de un sufragio.
Para el centenar de diputadas laboristas que accedieron a los Comunes en 1997 con la primera victoria de Tony Blair, las cosas este a?o han sido bien distintas. Tanto ellas como las tres competentes secretarias de Estado de Educaci¨®n, Empleo y Comercio, o bien personas tan populares como Mo Mowlam, antigua ministra para Irlanda del Norte, se han vuelto pr¨¢cticamente invisibles durante las ¨²ltimas semanas. Planeada y dominada por sus colegas varones, la campa?a no les ha hecho un hueco y se han visto relegadas a la b¨²squeda del voto en sus propias circunscripciones, mientras su propio l¨ªder visitaba, en solitario, las escuelas, guarder¨ªas y hospitales cuya mejora directa fuera dejada a su cargo hace cuatro a?os.
Si bien las cifras no parecen escasas, la discreta presencia de mujeres en los acontecimientos m¨¢s visibles del ejercicio pol¨ªtico, como estos comicios, ha afectado a todos los partidos. Los laboristas presentan esta vez 149 candidatas de un total de 640; los conservadores, 87 de 659; y los liberal dem¨®cratas, 140 de 639. Sobre el papel, Tony Blair, William Hague y Chales Kennedy pod¨ªan asegurar, respectivamente, que el desfase con los varones era cada vez menor. Pero, seg¨²n los expertos, s¨®lo un 6,6% de los pol¨ªticos brit¨¢nicos que comparecieron ante los medios en las primeras semanas de la campa?a eran mujeres. El 84,8% restante no fue ocupado por la labor de las candidatas, sino por im¨¢genes de esposas de l¨ªderes como Cherie Blair, Ffion Hague y por Sarah Gurling, la novia del jefe liberal dem¨®crata, Charles Kennedy.
Algunos diarios serios, como The Independent, han criticado la ausencia de mujeres recordando que las ¨²nicas que han conseguido irrumpir en la agenda de los partidos han sido ciudadanas ordinarias como Sharon Storer, esposa de un enfermo canceroso que no encontr¨® una cama en los servicios de oncolog¨ªa y acus¨® a Tony Blair de no preocuparse de la sanidad p¨²blica. La otra cara reconocible fue la de una estudiante, Jo Balchin, que abraz¨® al l¨ªder laborista en una visita escolar. Una caricatura del mismo rotativo ha mostrado a su vez a Blair triunfante y con un rollo de esparadrapo en la mano despu¨¦s de haber amordazado a las diputadas laboristas. Para The Observer, las consecuencias de la marginaci¨®n a que han sido sometidas las candidatas ser¨¢n muy visibles en el recuento de votos de hoy. Seg¨²n un sondeo de la casa Mori, la falta de candidatas visibles hizo decaer la intenci¨®n de voto femenino de un 73% a un 68% a finales de mayo.
Parad¨®jicamente, las mujeres s¨ª figuran de forma prominente en el c¨ªrculo m¨¢s cercano a Blair. En su calidad de candidato laborista, el primer ministro se ha rodeado de colaboradoras en el autob¨²s electoral que le lleva por todo el pa¨ªs. Cinco mujeres mantienen al d¨ªa su agenda, se ocupan de que sus visitas salgan como estaba previsto y lidian con la prensa nacional y extranjera. Las dem¨¢s, y en especial si fueron elegidas en las urnas en 1997, han debido conformarse con una mueca cuando Gordon Brown, ministro de Finanzas y cerebro de esta campa?a electoral, les quita la palabra incluso cuando las preguntas iban dirigidas a ellas.
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