La presi¨®n de los patrocinadores evita que los ciclistas abandonen el Giro
Tras una intensa asamblea, los corredores se limitan a suspender la etapa reina en protesta por el registro policial
Los organizadores, incluido el director de La Gazzetta dello Sport, Candido Cannav¨°, no dudaron en telefonear a Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, y a Gianni Letta, hombre de confianza de Silvio Berlusconi, primer ministro in p¨¦ctore, para solicitarles su mediaci¨®n y que usaran sus argumentos y sus dotes de convicci¨®n. 'Los ciclistas han hecho lo m¨¢s sensato, pero no porque estuvieran convencidos de ello, sino porque les han obligado a hacerlo'. Manolo Saiz, director del ONCE-Eroski y presidente de la asociaci¨®n internacional de equipos, no pod¨ªa esconder su desilusi¨®n por la forma en que hab¨ªa concluido una jornada en la que, por primera vez en la historia del ciclismo, la decisi¨®n asamblearia de los corredores hab¨ªa impedido la disputa de la etapa.
San Remo, ciudad conocida en el mundo por su festival, y en ciclismo por ser la meta de la Mil¨¢n-San Remo, la classicissima o Mundial de primavera, se transform¨® en la ciudad de los c¨®nclaves tempraneros. El primero comenz¨® hacia las 8.30 de la ma?ana y reuni¨® a 20 adormilados directores (el ¨²ltimo polic¨ªa se retir¨® de los hoteles de los equipos a eso de las 3.30) con el director del Giro, Carmine Castellano, y el presidente de la UCI, Hein Verbruggen. Ninguna duda. El Giro debe seguir, fue la decisi¨®n un¨¢nime de los equipos italianos, a quienes los tres espa?oles (ONCE, iBanesto.com y Kelme), recelosos por su comportamiento durante el frustrado abandono colectivo del Tour 98, dieron toda la responsabilidad de decidir. 'Les felicito', dijo Verbrughen. 'Han tomado una decisi¨®n responsable y madura'. Como no daba tiempo para m¨¢s, se decidi¨® que la etapa reina se recortar¨ªa en 100 kil¨®metros y que comenzar¨ªa a las 13.15 en Vicoforte, a unos 100 kil¨®metros de San Remo.
Y hacia all¨¢ se dirig¨ªa todo el iBanesto.com a las 11 de la ma?ana cuando por la emisora les lleg¨® la noticia: los corredores han decidido acabar aqu¨ª el Giro. Media vuelta. La organizaci¨®n anulaba la etapa y concentraba sus fuerzas en salvar lo que quedaba del desastre.
En efecto, desde las 9.00, y en una sala casi contigua en el mismo hotel Astoria, antiguo y se?orial como San Remo, en que los directores hab¨ªan hablado, una cincuentena de ciclistas, liderados por un Cipollini rabioso y un Pantani decidido, hab¨ªan comenzado su asamblea permanente. 'Por la ma?ana est¨¢bamos muy cabreados', dijo Cipollini. 'As¨ª que decidimos parar la carrera. Pero poco despu¨¦s hablamos con Castellano y Cannavo, que nos dieron garant¨ªas para el futuro y nos convencieron. Adem¨¢s, hemos pensado en los corredores de equipos peque?os y que no ganan mucho, que pod¨ªan perder el trabajo'.
Despu¨¦s de anunciar que lo dejaban, y de recibir la felicitaci¨®n de Verbrughen ('han dado una muestra de valor ante una intervenci¨®n policial desmesurada') los ciclistas recibieron la visita en avalancha de todos los directores italianos. Los periodistas, desde detr¨¢s de una puerta de cristal, pudieron o¨ªr las voces y admirar los aspavientos.
La mayor¨ªa de los t¨¦cnicos, por encargo de su patrocinador, se encarg¨® de hacerles los cargos. La balanza se fue inclinando hacia la continuaci¨®n. Una reuni¨®n posterior en la que particip¨® un corredor y un director de cada equipo dej¨® ya madura a la asamblea de corredores. Para Castellano y Cannav¨°, h¨¢biles dial¨¦cticos, conseguir el s¨ª al Giro fue, ya, un juego de ni?os. Sin etapa reina, eso s¨ª, y con todo decidido a tres d¨ªas del final.
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