Madrid en Danza concluye tras tres semanas de oferta irregular

La gala del pasado s¨¢bado en el Alb¨¦niz demostr¨® hasta qu¨¦ punto no todo vale sobre la escena. Contra un buen pu?ado de artistas conspir¨® una excesiva duraci¨®n del espect¨¢culo.

Entre otros, se vio el interesante trabajo de Miguel ?ngel Berna en su seria investigaci¨®n alrededor de la jota aragonesa; un d¨²o de Ram¨®n Oller lleno de sentido pl¨¢stico bailado por ¨¦l mismo y por Th¨¦r¨¦se Lorenzo; un solo sin m¨²sica del israel¨ª Ido Tadmor, que tomaba sus frases coreogr¨¢ficas de su espect¨¢culo Celda; la Meditaci¨®n de Tha?s, de Roland Petit, bailada por Eva L¨®pez y el cubano Lienz Chang (que demostr¨® una vez m¨¢s sus dotes de eficaz partenaire); a Trinidad Sevillano y Antonio Ruz, en un paso a dos Sola, donde V¨ªctor Ullate recrea sobre la misma m¨²sica de Arvo P?rt una idea original de Mats Ek, Smoke, creado para Sylvie Guillem y Niklas Ek en 1995 y difundido en formato de v¨ªdeo (que tambi¨¦n se ha podido ver en el excelente aunque breve ciclo de cine de danza que se ha proyectado en el Instituto Franc¨¦s), y una inadecuada, pobre y hasta embarazosa versi¨®n de El cisne negro por unos poco preparados Luz San Miguel y Ryan Martin, que, entre otros desaguisados y desprop¨®sitos esc¨¦nicos, atribuyen a Petipa e Ivanov la muy conocida versi¨®n Bourmeister (teatro Stanislavski, Mosc¨², 1953) y que sostiene en repertorio, entre otros, la ?pera de Par¨ªs.

Cinco a?os de trabajo

Anteriormente, desde el pasado viernes y hasta ayer, el Nuevo Ballet Espa?ol, que dirigen Carlos Rodr¨ªguez y ?ngel Rojas, present¨® un programa para festejar sus cinco a?os de trabajo creativo continuado y de su formaci¨®n. Entre otros colaboradores de excepci¨®n estuvo el bailar¨ªn Chevy Muraday, director de la compa?¨ªa Losdedae, que se uni¨® a los dos flamencos en un curioso experimento. Se trata de un pas de trois en que el ritmo lo da la m¨²sica electr¨®nica primero y los palmeros despu¨¦s.

Como todo experimento, tiene sus partes de hallazgos y sus fisuras. El otro estreno fue un mano a mano de Rojas y Rodr¨ªguez, Gayibart¨¦, que les muestra a los dos en su potente estado actual, pero que peca, como todo el espect¨¢culo, de excesivamente largo.

El festival madrile?o tiende a complacer a la profesi¨®n en todas sus ramas, lo que lo convierte en un marat¨®n tan irregular como dif¨ªcil de seguir por el aficionado a la danza, sobre todo hoy, cuando la tendencia de los mejores y m¨¢s prestigiosos festivales internacionales de la especialidad es todo lo contrario: concentrar la oferta y el calendario (las fechas de mayo y junio no son las mejores para la taquilla) y ser muy rigurosos en la calidad de lo que se selecciona y ofrece.

Tambi¨¦n ha faltado en el festival madrile?o una promoci¨®n eficaz, y as¨ª se vieron teatros semivac¨ªos con grandes piezas, como pas¨® en el Teatro de Madrid con Plan K (lo mejor de esta edici¨®n). Una l¨¢stima. Sin embargo, otros espect¨¢culos de inter¨¦s han sido el poder ver a Ces Gelabert bailando las series doradas de Gerhard Bohner, a la compa?ia holandesa Introdans con la excelencia del baile de Danilo Mazzotta y, finalmente, la novedad del grupo de hip-hop franc¨¦s Black Blanc Beur.