Sadismo de pilotos
Con su habitual desprecio hacia los usuarios, los pilotos del SEPLA (Sindicato Espa?ol de Pilotos de L¨ªneas A¨¦reas), unas 1.850 personas, se proponen amargar las vacaciones veraniegas a cientos de miles de ciudadanos. Como tantas veces, pero con la novedad de que es la primera huelga tras la privatizaci¨®n de Iberia. Los accionistas, entre los que figuran algunas de las principales entidades bancarias del pa¨ªs, tendr¨¢n que demostrar las ventajas de una gesti¨®n privada: los gestores no disparar¨¢n ya con p¨®lvora del rey.
La huelga intermitente convocada por el SEPLA se inicia el 19 de junio y seguir¨¢ con paros todos los martes de julio y los lunes de agosto, y tambi¨¦n el ¨²ltimo d¨ªa de ese mes, para interferir todo lo que sea posible en la Operaci¨®n Retorno. Los pilotos reclaman subidas salariales por encima del IPC previsto y una compensaci¨®n por los descuentos en las n¨®minas acordados en 1995, cuando Iberia estaba al borde de la quiebra. El SEPLA sostiene que esos recortes han supuesto para la empresa un ahorro de 24.000 millones de pesetas, pero las compensaciones ahora exigidas, cuyo importe ser¨ªa de unos 18.000 millones, seg¨²n la compa?¨ªa, pondr¨ªan de nuevo a ¨¦sta en situaci¨®n de p¨¦rdidas. El asunto ya fue motivo central de la huelga de celo de marzo pasado, suspendida mediante un acuerdo para negociar con m¨¢s calma y sin ultimatos sobre la mesa. Entonces se aprob¨® vincular la recuperaci¨®n del poder adquisitivo a la evoluci¨®n de los beneficios, cosa que fue admitida por los otros sindicatos de Iberia (20.000 empleados en total), pero no por el de los pilotos.
Sus siglas se han convertido en s¨ªmbolo del privilegio y la tendencia al abuso. El salario bruto de un piloto de Iberia es de 24,3 millones de pesetas, superior al promedio de los de las 27 empresas agrupadas en la Asociaci¨®n Europea de L¨ªneas A¨¦reas; adem¨¢s, trabajan menos horas que la media, seg¨²n datos de Iberia. Si pese a ello se permite este nuevo chantaje a los usuarios, es por la singularidad del sector, y en particular por la dificultad de sustituir a los pilotos por otros contratados en el mercado laboral. Ello les otorga una impresionante capacidad intimidatoria. Lo mismo ocurre en otros pa¨ªses, y de ah¨ª la tendencia a establecer mecanismos de arbitraje como el que resolvi¨® el viernes pasado el conflicto entre Lufthansa y el principal sindicato alem¨¢n de pilotos. ?No deber¨ªa establecerse un procedimiento de mediaci¨®n obligatoria antes de llegar a estas rituales situaciones de chantaje de una minor¨ªa contra los usuarios de ese servicio p¨²blico?
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