Pedro Reyes deja el humor absurdo para hacer s¨¢tira pol¨ªtica y cultural en el Alfil
El humorista Pedro Reyes ha abandonado los territorios desquiciados del absurdo para entrar en la ¨®rbita de la s¨¢tira pol¨ªtica, social y cultural. 'Yo, que nunca me hab¨ªa interesado por la pol¨ªtica, me he metido a cronista', coment¨® ayer en el teatro Alfil, donde presenta desde hoy y 'hasta finales de julio o por ah¨ª' El cielo es infinito, pero un poco estrecho. Y perpetra el viraje sin titubeos: 'En Espa?a los c¨®micos se mojan poco; dicen 'yo soy apol¨ªtico', no vaya a ser que los echen de donde est¨¢n', critica.
En su retorno al teatro, Pedro Reyes ataca a los poderes establecidos, y lo hace con textos propios, no por boca de otros. 'Se me ten¨ªa catalogado por el rollo del surrealismo y esta vez soy el t¨ªpico c¨®mico maldito que arremete contra todo; en esta Espa?a en que oficialmente todo va bien, yo veo que no, y lo cuento', explic¨®. El cambio de latitud humor¨ªstica de Pedro Reyes tiene que ver con la edad, con la 'revoluci¨®n' interior que, a su juicio, se experimenta 'a partir de los cuarenta a?os'. Y, en cierto sentido, supone una vuelta a los or¨ªgenes art¨ªsticos, veinte a?os atr¨¢s, cuando lleg¨® a la capital junto a Pablo Carbonell para hacer fortuna con el teatro. Entonces se dejaron tentar por la televisi¨®n y quedaron, dice, 'succionados'.
Ahora que ha logrado desprenderse de las garras de la caja tonta, se ha armado de iron¨ªa y acidez para comentar, sobre las tablas del Alfil, 'los problemas de la neurosis urbana, desde el bolero Dos gardenias para ti hasta la Navidad', con 'bastante mala leche', como reconoci¨® ayer. De esa forma ha descubierto que la canci¨®n citada 'es terriblemente machista', o que la pintura moderna tiene inc¨®gnitas indescifrables. '?Por qu¨¦ dos churretes en un cuadro valen dos millones de pesetas?', se pregunt¨®.
En suma, el espect¨¢culo es 'absolutamente cr¨ªtico, ¨¢cido y pernicioso', en palabras de los programadores. 'Es un gui?o a la neurosis urbana que todos padecemos, una cr¨ªtica de amor a nuestra cultura latino-cristiana-ateo-capitalista', a?aden. La explicaci¨®n que Pedro Reyes dio ayer de ese ¨²ltimo t¨¦rmino deja entrever que tantos a?os de humor surreal dejan un poso dif¨ªcil de borrar: 'La religi¨®n te obliga, por cojones, a ser cat¨®lico. As¨ª que te haces ateo, pero te preguntas: '?y en qu¨¦ creo ahora? Pues me hago capitalista'. Al final, todo se mezcla, ya nadie sabe lo que es. Vivimos en una locura de comprar, competir y creer en algo, en los ovnis, por ejemplo', apostill¨®.
La audacia de Reyes en El cielo es infinito, pero un poco estrecho llega al punto de atreverse a cantar. 'Voy acompa?ado por un m¨²sico y hasta parece que canto muy bien; claro, que el micr¨®fono es muy bueno', justific¨®. Despu¨¦s, ya en serio, insisti¨® en que est¨¢ 'muy ilusionado' con su vuelta al teatro y a la escritura. 'Siempre he escrito cosas, pero ahora me he tirado al ruedo en serio para escribir', confiesa; 'en realidad, yo a los 17 a?os quer¨ªa ser poeta; me habr¨ªa muerto de hambre'.
El cielo es infinito, pero un poco estrecho, de Pedro Reyes. A partir de hoy, en el teatro Alfil (Pez, 10; metro Callao). De martes a s¨¢bado, a las 23.00, y los domingos, a las 20.30.
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