Putin quiere ser socio
El presidente ruso logra, tras su gira desde China hasta los Balcanes, ser tenido en cuenta por Bush
El presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, reforz¨® la semana pasada en Shanghai una alianza con China y varios pa¨ªses del Asia central ex sovi¨¦tica, normaliz¨® en la cumbre de Liubliana las relaciones con George Bush y dej¨® claro en Belgrado y Kosovo que no quiere quedar al margen de la b¨²squeda de una soluci¨®n negociada a la crisis de los Balcanes.
El balance del marat¨®n diplom¨¢tico resulta escaso de resultados concretos, sobre todo en Europa (en China se reforz¨® el foro de cooperaci¨®n regional), pero arroja dos muy significativos: el conocimiento personal de Bush, con el que supuestamente funcion¨® la qu¨ªmica y la apertura de un di¨¢logo global con Estados Unidos. Ambos motivos dejan atr¨¢s las malas vibraciones llegadas de la nueva Administraci¨®n republicana que no trataba con el debido respeto al antiguo enemigo de la guerra fr¨ªa.
Los dos viejos enemigos deciden tratarse de igual a igual por lo que valen sus arsenales at¨®micos
La reticencia europea ante el escudo antimisiles NMD (en sus siglas en ingl¨¦s) y la p¨¦rdida de la mayor¨ªa en el Senado a manos de los dem¨®cratas han hecho que Bush d¨¦ m¨¢s cancha al presidenet ruso, al que mir¨® a los ojos y encontr¨® de fiar. Por eso, dijo, le invit¨® a su rancho de Tejas y acept¨® abrir con ¨¦l un di¨¢logo para buscar un nuevo marco de seguridad global que responda al fin de la guerra fr¨ªa y la aparici¨®n de nuevas amenazas a la paz en el mundo.
En la pr¨¢ctica, cabe esperar que Estados Unidos haga valer su poder¨ªo. En teor¨ªa, sin embargo, los dos viejos enemigos acordaron tratarse en lo sucesivo de igual a igual, por lo que valen, no sus econom¨ªas y sistemas pol¨ªticos y sociales, sino sus arsenales at¨®micos, si no equivalentes s¨ª lo suficientemente potentes para hacer pedazos el planeta.
El abismo de partida se refleja en lo que ambos opinan del ABM, el tratado antimisiles bal¨ªsticos, que quedar¨ªa enterrado si prospera la miniguerra de las galaxias que proyecta Bush. 'Una reliquia del pasado', dice ¨¦ste del texto que firmaron Richard Nixon y Leonid Breznev en 1972. La 'piedra angular' de la moderna arquitectura de seguridad, sostiene Putin, apoyado en Shanghai por el presidente chino, Jiang Zemin.
El l¨ªder del Kremlin mantiene (todav¨ªa) su rechazo a cualquier acci¨®n unilateral de Estados Unidos. Antes que nada, asegur¨® en Liubliana, hay que determinar cu¨¢les son las amenazas reales, y s¨®lo despu¨¦s buscar c¨®mo hacerles frente.
La apuesta de Bush por una ampliaci¨®n de la Alianza Atl¨¢ntica que sit¨²a en primera l¨ªnea a tres pa¨ªses de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica (Letonia, Lituania y Estonia) ha sentado como un tiro a Putin, sobre todo en la perspectiva de que Ucrania les siga alg¨²n d¨ªa. 'La OTAN es una organizaci¨®n militar', record¨® el presidente ruso, 'y se mueve hacia nuestras fronteras. ?Por qu¨¦?'. Una muestra de irritaci¨®n, pero tambi¨¦n de resignaci¨®n si se cruza esa l¨ªnea roja.
La visita de Putin a Belgrado y Pristina, anunciada a ¨²ltima hora, respondi¨® a un triple motivo: recuperar la posici¨®n de Rusia como aliado de Yugoslavia tras el derrocamiento de Slobodan Milosevic, defender la soberan¨ªa yugoslava sobre Kosovo y exigir que se ponga en su sitio a los 'terroristas' albaneses, a los que culpa de que Macedonia est¨¦ al borde de la guerra. Bush le dio ayer un voto de confianza al declarar que Rusia y Estados Unidos pueden trabajar juntos, ya que comparten inter¨¦s por una Macedonia estable.
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