El Barcelona vuelve al fango
El Celta remonta un partido violento y mal arbitrado, en el que resolvi¨® la calidad de Mostovoi
Los ecos del Camp Nou alcanzaron Bala¨ªdos, donde el Bar?a se present¨® flotando a¨²n entre los efluvios euforizantes de la ya c¨¦lebre chilena de Rivaldo. Salvada la Liga en el ¨²ltimo minuto, el grupo de Rexach aterriz¨® en la Copa sin grandes adornos, pero, al menos, mucho m¨¢s aseado que de costumbre. Por el temprano gol de Sim?o, el Bar?a mostr¨® un aplomo desconocido y hasta tuvo algunos fragmentos en los que control¨® el juego con una precisi¨®n y un criterio que hasta trajeron el recuerdo fugaz de los tiempos del holand¨¦s innombrable. Pero los saludables efectos de la chilena de Rivaldo se fueron apagando en cuanto el Celta se sacudi¨® el aplatanamiento y el fant¨¢stico Mostovoi se apropi¨® del partido.
La alineaci¨®n de Rexach present¨® detalles sospechosos. Kluivert se qued¨® en el banquillo y Rivaldo tuvo que adelantarse unos metros para ocupar la punta del ataque. Cocu sali¨® con instrucciones estrictas de perseguir a Mostovoi, otra reminiscencia de la ¨¦poca del innombrable. Por lo dem¨¢s, Rexach rejuveneci¨® el equipo y al mismo tiempo recurri¨® a la gente menos baqueteada, una apuesta que inclu¨ªa el sacrificio de Guardiola y la oportunidad para gente como Gabri, Zenden o Xavi. Charlie anunciaba una noche para el contragolpe y los inicios del choque corroboraron esa impresi¨®n. Tanto, que el Bar?a caz¨® el gol en un santiam¨¦n con un contraataque de manual: acometida de Zenden por la banda y pared que dej¨® solo a Simao para rematar a gol.
En la sofocante noche viguesa, el Celta qued¨® congelado por el gol y el Bar?a vivi¨® un buen rato con una comodidad inesperada. Fueron momentos en los que el grupo de Rexach, muy t¨ªmido en ataque siempre que no estuviese Rivaldo de por medio, pareci¨® capaz de administrar el resultado con una serenidad y un aplomo defensivo que no se le ve¨ªa ¨²ltimamente. Tal vez fuese un espejismo generado por el desconcierto del Celta, que parec¨ªa estar esperando una se?a de Mostovoi para poner el partido del rev¨¦s. Y la se?a lleg¨® cerca de la media hora. Fue una jugada excelsa, propia de un futbolista de la enorme estatura del ruso, que con un par de toques burl¨® al fin la obsesiva vigilancia de Cocu. En el v¨¦rtice del ¨¢rea, se llev¨® la pelota con la espuela, regate¨® a un defensa y remat¨® cruzado muy cerca del palo. De repente, Mostovoi se sinti¨® liberado del yugo de Cocu y, detr¨¢s de ¨¦l, se fue todo el Celta dispuesto a devolver al Bar?a a la tumba. A medida que el equipo de V¨ªctor Fern¨¢ndez recuperaba la confianza, el Bar?a se iba deshilachando. Y un momento antes de irse al descanso, el Celta confirm¨® su dominio con un gol de Berizzo.
[QQ] A partir de entonces, la chilena de Rivaldo se hundi¨® en el olvido y el Bar?a se disolvi¨® hasta acabar en el puro caos, tan familiar ¨²ltimamente al cuadro azulgrana. De nuevo fue Mostovoi quien procur¨® la desgracia del Bar?a con una demostraci¨®n de la amplitud de su repertorio: con una magn¨ªfica torsi¨®n de cuello cabece¨® a la red. Los azulgrana entraron en fase de desquiciamiento irreversible, y Rexach no lo arregl¨® demasiado: meti¨® a Kluivert para situarlo por detr¨¢s de Rivaldo, una ocurrencia que no aport¨® lo m¨¢s m¨ªnimo. El Celta, recuperado su tono festivo, se dedic¨® al baile de sal¨®n y amenaz¨® con convertir el partido de vuelta en el Camp Nou en un tr¨¢mite. Los nervios finales del Celta dieron una ¨²ltima oportunidad al Bar?a, pero los azulgrana estaban tan muertos que hasta Rivaldo acab¨® contagiado y desperdici¨® un absurdo penalti.
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