Menos a¨²n

Uno, dos y tres son los delitos que el fiscal Vargas, y la Junta de Fiscales del Tribunal Supremo, consideran que pueden imputarse al ministro de Asuntos Exteriores. Exigen que se le cite a declarar como imputado. Hasta aqu¨ª la cosas o las cosas, puesto que son tres, no tendr¨ªan otra importancia sino la que tiene: que los fiscales, salvo Cardenal y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar que los nombr¨® (a Cardenal y al ministro), dudan razonablemente de las bondades legales del ministro como director de Estrategia Corporativa en Ercr¨®s.

Sin embargo, esto es hasta aqu¨ª. En cambio, hasta all¨ª s¨ª tiene otra importancia: que una vez m¨¢s, y son muchas, pueden volver a pasear por juzgados y tribunales quienes est¨¢n encargados de cuidar el patrimonio y los intereses p¨²blicos como si nada.

Esta realidad tambi¨¦n la tenemos en casa. En Andaluc¨ªa, el delegado provincial de Obras P¨²blicas de Granada (PSOE) est¨¢ acusado por prevaricaci¨®n. En Huelva, en el conocido caso Isla Chica, el TSJA ha devuelto los autos al juzgado para que se investiguen posibles delitos p¨²blicos que pueden haberse cometido por el Ayuntamiento, que est¨¢ gobernado por el PP. En Almer¨ªa, se ha cerrado el caso Audi, que se abri¨® por la compra fraudulenta de un coche. Al t¨¦rmino de la investigaci¨®n, se ha considerado que la responsabilidad es de dos funcionarios. No se les impone sanci¨®n porque la falta est¨¢ prescrita. Y lo peor, dicen los que saben de cajas, est¨¢ por llegar.

No, no es razonable que algunos pol¨ªticos, algunos jueces y algunos gobernantes (entre todos son un pu?ao) est¨¦n, o puedan estar, m¨¢s tiempo en los juzgados que en sus despachos. Menos que los partidos no sean beligerantes con esos comportamientos. Y, menos a¨²n, que siga callando el PP cuando afecta a sus pol¨ªticos y les defienda hasta del fiscal, cuando antes dijeron lo contrario. Fue cuando diferenciaron entre responsabilidad penal y pol¨ªtica. Sin embargo, puede que al final algo se llegue a entender. La semana pasada, en una entrevista en El Correo de Andaluc¨ªa, se pregunt¨® a Antonio Sanz, secretario general del PP andaluz, cu¨¢l era la mayor mentira. Contest¨®: '... que los pol¨ªticos no mienten'. ?l sabr¨¢. Es pol¨ªtico y antes, cuando la oposici¨®n, se escuch¨® lo contrario.