El dolor de la familia
Hace ocho a?os, Ralph Bulger, el padre de James, prometi¨® vengarse de los asesinos de su chico. Dicha amenaza fue perdonada entonces por todos porque resum¨ªa la desesperaci¨®n del progenitor que hab¨ªa perdido un hijo de la manera m¨¢s atroz. Poco despu¨¦s del crimen, la familia paterna del ni?o, y en especial Ray Matthews, su t¨ªo, asegur¨® asimismo que buscar¨ªa sin descanso a Thompson y Venables para darles su merecido. Cuando el a?o pasado el Ministerio de Interior dej¨® en manos de la Justicia la fecha de su liberaci¨®n, Matthews advirti¨® sin rubor que ning¨²n vecino de la regi¨®n de Merseyside estar¨ªa dispuesto a residir junto a los dos asesinos. 'Si vienen por aqu¨ª ser¨¢n perseguidos aunque tengan una nueva identidad. S¨®lo espero que alguien los encuentre antes de que regresen', dijo.
Con los ¨¢nimos m¨¢s calmados, la familia de Bulger aseguraba ayer que no busca venganza por lo ocurrido; s¨®lo justicia. Ocho a?os en centros de menores les parece poco y sostienen que los j¨®venes han recibido un trato de favor, exquisito incluso, por parte del equipo de rehabilitaci¨®n. Alan Levy, especialista brit¨¢nico en derecho del menor, sosten¨ªa que la imposibilidad de perdonar o dar siquiera una oportunidad a Thompson y Venables mostrada por amplios sectores de la sociedad brit¨¢nica ha sido alimentada por los medios de comunicaci¨®n. Seg¨²n ¨¦l, el v¨ªdeo del centro comercial de Bootle que capt¨® el momento del rapto ha sido repetido hasta la saciedad por las televisiones y ha contribuido a mantener viva la ira ciudadana.
En su b¨²squeda de justicia para su ni?o muerto Denise Fergus, la madre, tambi¨¦n ha aprovechado el inter¨¦s de una prensa m¨¢s que dispuesta a entrevistarla. Otra reacci¨®n comprensible a la que Paul Cavadino, responsable de la Asociaci¨®n Nacional para el Cuidado y Rehabilitaci¨®n de los Delincuentes, hace un solo reproche. 'Cuando las v¨ªctimas de un crimen o sus familiares acuden a un programa de radio o televisi¨®n para debatir su caso, los dem¨¢s invitados suelen ser expertos que dan opiniones as¨¦pticas. Una situaci¨®n que entorpece el di¨¢logo mismo, porque los primeros han sufrido y sus interlocutores no ofrecen consuelo sino opiniones profesionales hasta acabar pareciendo insensibles a dicha pena', ha declarado.
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