Vacaciones
En verano hay que ser feliz, as¨ª que escribamos columnas amables. En la carretera, abierta no s¨¦ si por Primo de Rivera o por Prat de la Riba, y conservada intacta, como si fuera de Gaud¨ª, hoy he contado, a la altura de Serra de Dar¨® o de Parlav¨¤, porque ya ni sab¨ªa d¨®nde estaba, dos camiones de gran tonelaje (pero grande), detr¨¢s de un tractor, detr¨¢s de cinco ciclistas, detr¨¢s de una hormigonera, detr¨¢s del autocar de la Sarfa, detr¨¢s de un autob¨²s belga rebosante de turistas asfixiados. Al final, muy al final, ven¨ªamos sobre cien autom¨®viles, todos encantados de que las carreteras se conserven tal y como fueron creadas por Dios, con dos carriles estrechitos, sin arcenes, con cuneta y para trasiego de borricos. ?bamos felices y algunos pasajeros caminaban junto al autom¨®vil, conversando con el conductor por la ventanilla.
Pero la diversi¨®n del verano no somos los borricos. Aqu¨ª tenemos un espect¨¢culo de cerdos. No porque caigan apestados, sino porque en la tele aparecen las granjas donde se alojan. ?Caracoles, qu¨¦ granjas! Por un motivo nunca aclarado en el Parlament, donde los socialistas se afanan en poner mociones de censura a todo el mundo menos a ellos mismos, resulta que en Catalu?a salimos a cerdo por alma. Pero el cerdo, dada su identidad, no tiene nada mejor que hacer en todo el santo d¨ªa que deponer. Puede deponer, y depone. Gracias al industrioso sistema excretorio de los seis millones de cerdos, media Catalu?a est¨¢ contaminada, aunque no parece ser ¨¦sta una preocupaci¨®n parlamentaria. S¨®lo algunos ecologistas, como el Grupo de Defensa del Ter, considera que est¨¢ feo dar de beber agua con nitratos a los contribuyentes.
Ahora bien, el espect¨¢culo no son los cerdos, sino algunas granjas de cerdos que hemos visto en los informativos. La cochiquera de tocho visto, cubierta de uralita troceada, bidones abollados, neum¨¢ticos leprosos y dem¨¢s cochambre, es ideal como vivienda del rico industrial porcino, pero muy insalubre para el cerdo, que es bestia sensible y algo intelectual. Total, que los cerdos no es que enfermen, es que se suicidan. Y dentro de poco, cuando beban agua, tambi¨¦n comenzar¨¢n a suicidarse los turistas belgas del autocar. No saben d¨®nde se meten.
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