Me toc¨®

Los vecinos de Lavapi¨¦s hemos visto c¨®mo en los ¨²ltimos tiempos este barrio madrile?o se ha convertido en un refugio multicultural caracterizado por acoger a gentes de otras latitudes. Lo que en un principio era integraci¨®n y trasvase de costumbres, sin¨®nimo de enriquecimiento para todos, se ha convertido en marginaci¨®n e inseguridad. Mi experiencia personal era ajena a las desagradables noticias vertidas desde los medios de comunicaci¨®n hasta que me ha tocado. La semana pasada, tres magreb¨ªes me asaltaron y, no satisfechos con el bot¨ªn obtenido, me han postrado en una cama: robo con intimidaci¨®n, agresi¨®n, lesi¨®n en el menisco y baja de 15 d¨ªas como m¨ªnimo. Y me considero afortunado, porque puedo contarlo: ni me clavaron el arma blanca con la que me amenazaron ni, en principio, me han roto el menisco, lo que acarrear¨ªa operaci¨®n quir¨²rgica y rehabilitaci¨®n. Pero esto no ha sido un hecho aislado: que se lo pregunten a los vecinos, sea cual sea su nacionalidad, a los hosteleros, a los profesionales sanitarios, a los polic¨ªas y a los pol¨ªticos municipales. No se trata de un problema racista (no en Lavapi¨¦s), sino de un problema de inseguridad ciudadana que ha degradado no s¨®lo este barrio, sino otros de la capital.