Impuestos, gasto p¨²blico y las elecciones brit¨¢nicas
Una de las opiniones m¨¢s extendidas en la cultura medi¨¢tica y pol¨ªtica de este pa¨ªs es que hay una demanda generalizada por parte de las poblaciones de los pa¨ªses desarrollados, incluido Espa?a, de que disminuyan los impuestos, considerados excesivos. Las encuestas de opini¨®n popular en estos pa¨ªses, y tambi¨¦n en Espa?a, muestran, sin embargo, que la realidad es m¨¢s compleja. Tales encuestas muestran que la gran mayor¨ªa de las clases populares relaciona los impuestos con la calidad de los servicios p¨²blicos, y percibe que la disminuci¨®n de impuestos, sin m¨¢s, puede significar un descenso de los ingresos al erario p¨²blico y un gasto p¨²blico social menor, con deterioro de los servicios p¨²blicos. De ah¨ª que la mayor¨ªa de las poblaciones encuestadas favorezcan m¨¢s la expansi¨®n de, por ejemplo, las pensiones y del gasto p¨²blico en escuelas, servicios sanitarios y servicios de ayuda a la familia que la reducci¨®n de los impuestos. Es m¨¢s, la mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa sabe que los que se benefician m¨¢s de la reducci¨®n de impuestos son los grupos de rentas superiores (que pagan m¨¢s impuestos), mientras que los que se benefician m¨¢s de la expansi¨®n de los servicios p¨²blicos y las pensiones p¨²blicas son las clases populares, lo cual explica que sean ¨¦stas y amplios sectores de las clases medias las que apoyan con mayor intensidad la expansi¨®n del gasto p¨²blico social en lugar de la reducci¨®n de los impuestos, medida favorecida por las personas de rentas superiores.
Las elecciones brit¨¢nicas de 1997 y de 2001 han sido ilustrativas de esta situaci¨®n. En 1997, el Partido Conservador hizo de la reducci¨®n de impuestos el elemento clave de su campa?a electoral, mientras que el Partido Laborista se comprometi¨® a expandir el gasto social (prometiendo, por ejemplo, reducir el n¨²mero de pacientes en las listas de espera del Servicio Nacional de Sanidad y el tama?o de las clases de la escuela primaria pasando de 35 alumnos por clase a 30 o menos). El Partido Laborista gan¨® aquellas elecciones, pero durante los primeros dos a?os no aument¨® los impuestos ni el porcentaje del gasto p¨²blico social sobre el PIB, sino que mantuvo el porcentaje heredado del Gobierno conservador. Estas medidas impidieron la realizaci¨®n de sus promesas de mejorar los servicios p¨²blicos, lo cual llev¨® a su deterioro creando protestas generalizadas, y muy en particular entre las bases tradicionales del Partido Laborista, que vieron empeorar r¨¢pidamente las escuelas, los centros de salud, los hospitales, los transportes p¨²blicos y otros servicios p¨²blicos. Es m¨¢s, las desigualdades de renta aumentaron de una manera muy acentuada, y Gran Breta?a es hoy el pa¨ªs que despu¨¦s de EE UU tiene mayores desigualdades sociales.
Seg¨²n el conocido y prestigioso Townsend Research Center, durante el Gobierno de Blair los indicadores de salud mejoraron en las familias de rentas superiores, pero empeoraron en las de renta inferior. Tales protestas populares forzaron un cambio del Partido Laborista, que aument¨® el gasto p¨²blico en su ¨²ltimo a?o de gobierno y prometi¨® que en caso de ser reelegido aumentar¨ªa todav¨ªa m¨¢s el gasto p¨²blico social hasta converger con el promedio de gasto social de la UE. Su eslogan en la campa?a fue 'fundar escuelas y hospitales como primera prioridad'. Los conservadores, en cambio, continuaron su demanda de recortar los impuestos, tomando el recorte de impuestos del Gobierno estadounidense de Bush (donde el 1% de la poblaci¨®n obtendr¨¢ el 45% de beneficios) como modelo, y frente al deterioro de los servicios del sector p¨²blico propusieron facilitar su privatizaci¨®n. Los conservadores perdieron de nuevo. Los laboristas ganaron, a pesar de un gran desencanto con el Gobierno laborista de Blair, que explica la mayor abstenci¨®n electoral desde 1918 (m¨¢s del 40% del electorado), desencanto mayor entre sus bases tradicionales, como la clase trabajadora, de la que se abstuvo el 53%. Entre los j¨®venes, fue el 62%, el dato m¨¢s alto registrado nunca. Los que vieron un aumento m¨¢s notable de su voto (los grandes vencedores a juicio del Financial Times) fueron los Liberal Dem¨®cratas, que durante los cuatro a?os de Gobierno laborista hab¨ªan criticado las pol¨ªticas de austeridad social del Gobierno de Blair y que exig¨ªan lamejora de los servicios p¨²blicos a costa de un aumento de los impuestos. Fue tambi¨¦n el m¨¢s votado entre los j¨®venes.
A la luz de estos hechos, es importante analizar la relevancia de estos hechos en Espa?a, donde el gasto social, como porcentaje del PIB, ha ido disminuyendo desde 1994. En 1996, el partido conservador (PP) gan¨® las elecciones, y continu¨® el descenso del gasto p¨²blico social iniciado durante el Gobierno socialista a fin de alcanzar un d¨¦ficit p¨²blico cero, objetivo compartido por el PSOE, cuyo grupo econ¨®mico, procedente en su mayor¨ªa de los centros de estudios del Banco de Espa?a, puso el control de la inflaci¨®n como su objetivo prioritario y criticaba m¨¢s al Gobierno conservador por el descontrol de la inflaci¨®n que por el deterioro de los servicios p¨²blicos. En el a?o 2000, el PSOE prometi¨® un aumento muy notable del gasto social a la vez que se compromet¨ªa (como lo hizo Blair en 1997) a no aumentar los impuestos y a mantener el porcentaje de gasto p¨²blico que ten¨ªa el Gobierno conservador, con lo cual se imposibilitaba en la pr¨¢ctica la posibilidad de alcanzar el promedio de gasto social de la UE, hecho que permiti¨® al Gobierno conservador presentar sus pol¨ªticas econ¨®micas y sociales como las ¨²nicas posibles.
Desde entonces hemos podido ver que el debate fiscal entre los dos partidos mayoritarios ha sido qui¨¦n bajaba m¨¢s los impuestos, y ha llegado a su extremo cuando el grupo econ¨®mico socialista ha propuesto eliminar la progresividad formal del impuesto sobre la renta proponiendo un tipo ¨²nico. Este hecho ha supuesto una torpeza no s¨®lo econ¨®mica, sino pol¨ªtica, puesto que ha hecho al PSOE vulnerable a la cr¨ªtica del PP de haber abandonado la progresividad fiscal, lo cual permite al Gobierno conservador presentarse como el defensor de la progresividad fiscal, y ello a pesar de ser el Gobierno que ha presidido una mayor reducci¨®n del gasto social como porcentaje del PIB desde la democracia.
Vicen? Navarro es catedr¨¢tico de Pol¨ªticas P¨²blicas de la UPF.
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