Atrapado por el mito

El Tour es el Tour. Lo s¨¦, es absurdo y simple, pero pocas veces una frase fue tan fiel a la realidad.No lo crees cuando llegas, cuando crees enfrentarte a una carrera m¨¢s de las de tres semanas, pero tardar¨¢s poco en claudicar con la verdad. Te enga?a tu bagaje, ese Giro que hiciste, o aquella Vuelta en la que debutaste.

Sin embargo, en los d¨ªas, todav¨ªa horas, que llevas aqu¨ª, ya empiezas a notar la diferencia, sutil al principio, casi imperceptible, pero algo, a¨²n no sabes qu¨¦, te dice que esto no es como lo que antes has vivido.

Cierto es que nada ha cambiado en tu rutina de los d¨ªas previos: el martes, en el ¨²ltimo entrenamiento comenzaron a invadirte las dudas. El mi¨¦rcoles, tras el viaje, a las dudas se les sumaron los nervios, a¨²n leves, pero ya incipientes. Tan incipientes que pasaron a ser cr¨®nicos el jueves y el viernes, sin duda alimentados por tanta anal¨ªtica y tanto control m¨¦dico. Y as¨ª, casi sin querer, te has plantado en el gran d¨ªa. Y aunque nada de lo que has hecho ha sido diferente, te invade la sensaci¨®n de que todo lo ha sido.

Sin embargo, dentro de unos d¨ªas comprender¨¢s que lo ¨²nico que ocurr¨ªa era que estabas sintiendo el Tour, que comenzabas a dejarte atrapar por el mito, por el peso de esa historia que hace que el Tour sea el Tour.

Pedro Horrillo es corredor del Mapei