Sangre en el suelo
El primer encierro, con toros de Torrestrella, se salda con seis heridos graves
Una mancha de rojo sucio marca el lugar preciso. A pocos metros de donde se encuentran la calle Estafeta y la bajada de Javier, la sangre se diluye. All¨ª, la estadounidense Jennifer Smith, nacida en Nueva Jersey hace 27 a?os, acaba de recibir una cornada de 30 cent¨ªmetros en el muslo izquierdo. Sin lesionar la arteria, el pit¨®n se abri¨® camino por el m¨²sculo hasta alcanzar el f¨¦mur. La suya fue una de las seis cornadas graves con que los toros asaetearon a los corredores del primer encierro de San Ferm¨ªn.
A cinco minutos de las ocho, el primer c¨¢ntico. A los pies de la hornacina, los nervios sudan contra el peri¨®dico. 'A San Ferm¨ªn pedimos...'. Poco antes, los abrazos de los que se reencuentran calientan la ma?ana desapacible. El primer encierro del segundo milenio corre a cuenta de la divisa de Torrestrella. Los avisados saben que Matthew Peter Tassio muri¨® en 1993 corneado por un burel de nombre Castellano que luc¨ªa el mismo hierro de la familia Domecq.
A las ocho, el cohete, las carreras, el miedo... Cumplidos poco m¨¢s de cuatro minutos, el tiempo que tardaron los astados en alcanzar la plaza desde el corral de Santo Domingo, los gemelos, los muslos y el pecho de los corredores se reparten 70 cent¨ªmetros exactos de heridas. Es el resultado de una carrera lenta, peligrosa y muy accidentada en la que la manada avanz¨® disgregada, a trompicones. En total, seis heridos graves. Javier Barrientos Dronda se llev¨®, junto a Jennifer Smith, la peor parte. En la curva de Estafeta, este pamplon¨¦s (27 a?os, blus¨®n azul y experiencia probada) se convert¨ªa en la diana de un toro, Barbafeo, desorientado despu¨¦s de dar con sus lomos en el pegajoso adoquinado. A resueltas del encuentro, el cuerno penetraba 15 cent¨ªmetros en el t¨®rax.
Y as¨ª, todo el encierro se fue en resbalones, vueltas atr¨¢s y derrotes. Donde la calle Estafeta toma fama, en su arranque, se vivi¨® un momento especialmente tenso. Los animales llegaron hasta all¨ª como funcionarios en cafeter¨ªa, de uno en uno pero con ganas de quedarse. Acto seguido, todos los morlacos sentados. Uno, Mentirito, volvi¨® sobre sus pasos, lanz¨® sus 550 kilos contra el vallado y se parti¨® un pit¨®n; otro hizo por Javier y los dem¨¢s salieron sin prisas camino de ning¨²n lugar.
Los mozos se esforzaron de verdad por reconducir el despiste general de la manada. Ignacio Prieto Mart¨ªnez, zaragozano de 26 a?os; Manuel Romero Bermejo, nacido en el barrio pamplon¨¦s de San Jorge hace 23 a?os; Pablo Fuertes Marraco, de 27 a?os y tambi¨¦n pamplonica, y el londinense Abrie Nel, de 27 a?os, sufrieron en sus cuerpos tanto esfuerzo y sumaron sus heridas graves a las de Jennifer y Javier.
Babelia
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