Un susto
Un juez de Granada ha dictado sentencia. La motivada dice: el director general de la Caja General tiene que cesar. Razones: carece de la preparaci¨®n t¨¦cnica y de la experiencia suficientes para el desempe?o del cargo. Y a?ade que en su capacitaci¨®n no entra porque es subjetivo. No es extra?o que el sector empresarial est¨¦ disgusta¨ªllo y haya calificado la sentencia de atrocidad. Les ha tenido que entrar miedo en el cuerpo. De sentencia en adelante, los jueces son los ¨²nicos que pueden determinar si la preparaci¨®n y experiencia de los banqueros son las adecuadas. No est¨¢ mal. Cada vez que un Consejo de Administraci¨®n nombre a su bot¨ªn, el juez decide si es o no. Bot¨ªn. A lo mejor, de esta forma, la banca llega a alcanzar el prestigio de la justicia.
La verdad es que no s¨¦ si, como dicen los empresarios, la sentencia es una atrocidad. Lo que s¨ª se conoce, a pie de calle, es que el mundo empresarial destaca por acoger en sus ¨®rganos representativos a quienes, con t¨ªtulo o sin ¨¦l, son capaces. No es el mundo de la Medicina, y tantos otros, en los que el ejercicio de una actividad est¨¢ subordinado a un t¨ªtulo acad¨¦mico. Es un campo en el que la val¨ªa profesional no depende de un t¨ªtulo. Tal vez por esta raz¨®n de sentido com¨²n empresarial los empresarios califiquen de atroz la sentencia. Especialmente porque niega la experiencia laboral -m¨¢s de 35 a?os en la banca- como m¨¦todo para adquirir una cualificaci¨®n en el sector en el que se ha trabajado. Tambi¨¦n porque suprime el derecho a la promoci¨®n, y lo hace sin analizar la capacitaci¨®n porque es subjetiva, o porque se olvide que, en el nombramiento de cargos, es la valoraci¨®n, con toda la carga de subjetivismo que encierra, la que fija la idoneidad para el desempe?o del puesto.
De seguir por este camino, no va a resultar extra?o que a los portavoces de los grupos les exijan que sean cantautores y est¨¦n en posesi¨®n de un t¨ªtulo del conservatorio; que los jefes de gobierno sean inspectores de Hacienda somos todos, y ojo con el que se sienta en el pupitre de al lado, o que los ministros de Agricultura sean peritos del campo, y nada de abogados del Estado. Es normal que los empresarios est¨¦n disgusta¨ªllos. M¨¢s de uno se ha llevado un susto.
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