La '104', una clave maldita
El ¨¢rbitro tendr¨¢ que decidir sobre los descuentos salariales pactados en 1995, centro de la pol¨¦mica con los pilotos
Es un caramelo envenenado. La clave 104, que mes a mes aparece en la n¨®mina de cada piloto de Iberia, recoge el descuento salarial pactado en 1995 por toda la plantilla de la compa?¨ªa para no terminar en quiebra. La clave cerr¨® una fort¨ªsima crisis financiera y permiti¨® inyectar 107.000 millones de pesetas de dinero p¨²blico en la empresa. Pero abri¨® una nueva puerta de conflictividad con los pilotos que estalla este a?o en la negociaci¨®n del convenio colectivo.
Cuando los pilotos del SEPLA, que es lo mismo que decir todos los pilotos de Iberia, firmaron esa clave, hac¨ªa meses que los maleteros, conductores, personal de mantenimiento, ingenieros..., en fin, que todo el personal de Iberia hab¨ªa accedido a bajarse el sueldo a cambio de asegurar la superviviencia de la compa?¨ªa. El SEPLA s¨®lo la admiti¨® cuando consigui¨® nuevas remuneraciones, aunque por mayor productividad. Consigui¨® tambi¨¦n algo que, con el paso del tiempo, se ha manifestado como sustancial: que esa clave aparezca mes tras mes, como la gota malaya, en cada n¨®mina. As¨ª, recuerda a los pilotos, un colectivo tremendamente corporativista, que todav¨ªa podr¨ªan ganar m¨¢s con una Iberia ya en beneficios. Esa clave, adem¨¢s, seg¨²n ha expresado muchas veces el SEPLA -y no s¨®lo la actual secci¨®n sindical liderada por Jaime Lacasa- reviste a los pilotos de 'salvadores' de Iberia, y les hace olvidar la inyecci¨®n de capital que el Estado realiz¨® con dinero de todos los espa?oles, aunque fuera por v¨ªa indirecta (se utilizaron los beneficios de ENDESA, entonces p¨²blica).
La cuant¨ªa de los beneficios esperados y el calendario de pago estancan la negociaci¨®n
Recuperar esa cantidad, que en el caso de los pilotos supone aproximadamente el 12% de los conceptos fijos del sueldo, ha sido la reivindicaci¨®n fundamental del SEPLA en la negociaci¨®n del convenio. C¨®mo hacerlo ha sido la causa del conflicto.
En un principio, el SEPLA planteaba un convenio a dos a?os, con IPC real y devoluci¨®n de la clave, adem¨¢s de exigir lo que el sindicato consideraba 'incumplimientos' del convenio y que afectaban a la regulaci¨®n de las jornadas de trabajo y descanso. Una plataforma que Iberia calificaba de 'imposible' por entender que pon¨ªa a la empresa en una cr¨ªtica situaci¨®n financiera. A su juicio, no se trataba s¨®lo del incremento salarial. Los incumplimientos de los que hablaba el SEPLA, y que en la jerga llaman 'flecos', supon¨ªan nada menos que la contrataci¨®n de 110 pilotos nuevos, algo 'inasumible'.
Pasa el tiempo, y mientras el clima se tensa, las posturas se flexibilizan. Y llegan, incluso, a estar cerca, al menos en cuanto a la filosof¨ªa. Despu¨¦s de muchos y muy fuertes tiras y aflojas, el convenio ser¨ªa por cuatro a?os durante los cuales los pilotos tendr¨ªan asegurado el IPC real, recibir¨ªan -de una sola vez y no consolidable- una paga de 1.000 millones de pesetas a repartir entre los 1.850 pilotos que hay en la compa?¨ªa, y la devoluci¨®n de la clave se har¨ªa en base a la mejora de objetivos y la consecuci¨®n de beneficios. Parec¨ªa haberse encontrado un camino intermedio: los pilotos consegu¨ªan recuperar los descuentos de la clave 104, pero lo hac¨ªan a cambio de mayor productividad.
Hasta llegar a ese punto se desarrolla toda una carrera de obst¨¢culos. Empieza, en realidad el a?o pasado, cuando la negociaci¨®n del convenio se retrasa ante la posibilidad de que Iberia compre Air Europa. M¨¢s tarde, ya en 2001, la privatizaci¨®n de la compa?¨ªa se echa encima, momento que el SEPLA aprovecha para realizar una de sus formas de protesta m¨¢s da?inas: la huelga de celo. Coloca a la compa?¨ªa y al propio Gobierno, que prepara la privatizaci¨®n, entre la espada y la pared. Y, tras advertir la Sociedad Estatal de Participaciones Industiales (SEPI) que si el conflicto paraliza la salida a Bolsa los pilotos lo pagar¨¢n caro (se ten¨ªa preparado un decreto que inclu¨ªa la p¨¦rdida de licencia), Iberia y el SEPLA pactan una tregua.
Se rompe a las puertas del verano, la mejor temporada para Iberia, y la que aprovecha tambi¨¦n el SEPLA para lanzar una huelga que pone a prueba la resistencia de la direcci¨®n de la empresa y una nueva estrategia del sindicato. Nada de trabajo a reglamento ni paros salvajes, como en anteriores ocasiones. Diez d¨ªas de huelgas intermitentes, anunciadas con suficiente anticipaci¨®n y con un escrupuloso cumplimento de los servicios m¨ªnimos.
En realidad, el da?o a los pasajeros es peque?o -los servicios m¨ªnimos cubren m¨¢s del 75% de los vuelos- pero para la empresa el perjuicio es enorme. El ¨²ltimo d¨ªa de huelga, el pasado d¨ªa 10, la media de ocupaci¨®n por avi¨®n era s¨®lo de 60 pasajeros. Los viajeros huyen de Iberia hacia otras compa?¨ªas. Las reservas bajan. Y el convenio no avanza.
Hay dos escollos fundamentales: decidir los beneficios que tiene que alcanzar Iberia para devolver la famosa clave, y el momento en el que la clave se empieza a cobrar. El fundamental es el primero. Iberia plantea unas tablas de beneficio, similares a las aceptadaspor los trabajadores de tierra, para recuperar parte de la clave, que el SEPLA asume. Otra parte se recuperar¨ªa si la compa?¨ªa consigue durante los pr¨®ximos cuatro a?os superar unos resultados de 25.000 millones de pesetas cada a?o, una cantidad que el SEPLA rechaza. El sindicato plantea un objetivo situado entre los 15.000 y los 17.000 millones de pesetas. En cuanto al tiempo, SEPLA quiere empezar a cobrar la clave ya, mientras que la compa?¨ªa plantea devolver parte a partir del tercer a?o, 'una vez que se vea que los objetivos se cumplen'. Iberia dice que su ¨²ltima oferta supone un incremento salarial del 26% en cuatro a?os, y la negociaci¨®n no da m¨¢s de s¨ª.
Mientras los pilotos realizan la tercera de las 10 jornadas de huelga convocadas en verano y advierten de la posibilidad de ampliar las movilizaciones, el presidente de la compa?¨ªa, Xabier de Irala y el consejero delegado, ?ngel Mullor, van de ministerio en ministerio tanteando la intervenci¨®n del Gobierno. El Ejecutivo se ha cansado de decir que los problemas que vive Iberia est¨¢n en el ¨¢mbito de una compa?¨ªa privada y no intervendr¨¢. Su portavoz lo mantiene, incluso, despu¨¦s de que Irala encendiera la traca final del conflicto y anunciara la suspensi¨®n de todos los vuelos de la compa?¨ªa. Para entonces ya estaba interviniendo, aunque en la sombra. Un d¨ªa m¨¢s tarde, el viernes, el Consejo de Ministros decide un laudo de obligado cumplimiento. Al final, un ¨¢rbitro decidir¨¢ sobre la clave 104. Una clave maldita.
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