IRPF: equidad y recaudaci¨®n
El autor sostiene que la propuesta oficial de recortar el tipo marginal m¨¢ximo beneficia a¨²n m¨¢s a las personas con m¨¢s renta
En 1999 entr¨® en vigor el nuevo IRPF aprobado por el PP. El objetivo b¨¢sico de la reforma fue aplanar la tarifa como suma de dos efectos: rebaja de los tipos de gravamen e incorporaci¨®n de gastos deducibles (m¨ªnimo personal y familiar) antes de calcular la base liquidable, donde se fija posteriormente la progresividad mediante la tarifa. La recaudaci¨®n se ha reducido en 800.000 millones de pesetas anuales y la distribuci¨®n de las rebajas es, como m¨ªnimo, cuestionable, al agrupar un porcentaje muy peque?o de contribuyentes (1%) m¨¢s del 20% del total de la rebaja. En paralelo, no se han cumplido las presuntas ventajas: la tasa de ahorro agregada bruta espa?ola se ha reducido y no parece que la reforma haya disminuido el elevado nivel de fraude. Adicionalmente, colabor¨® activamente a generar inflaci¨®n al inyectar una gran masa de dinero en manos privadas en un momento inoportuno.
El Gobierno anuncia una nueva reforma para el a?o pr¨®ximo, recortando el tipo marginal m¨¢ximo (del 48% al 45%) y m¨ªnimo (del 18% al 15%). Una decisi¨®n que volver¨¢ a limitar la recaudaci¨®n del impuesto beneficiando a¨²n m¨¢s a las personas con mayor renta (>11,2 millones de pesetas), las ¨²nicas con capacidad de aprovecharse de ambas disminuciones.
En la actual situaci¨®n cabe preguntarse sobre la necesidad de rebajar el IRPF en Espa?a cuando la presi¨®n fiscal es inferior en siete puntos del PIB a la media de la Uni¨®n Europea, cuando se mantiene la necesidad de desarrollar pol¨ªticas p¨²blicas en m¨²ltiples ¨¢reas con insuficientes dotaciones y se ha fijado un estricto objetivo de equilibrio presupuestario. No obstante recordar que a pesar del diferencial con la UE, los impuestos no est¨¢n bajando, como propaga reiteradamente el Gobierno, sino que han cambiado su estructura al ganar protagonismo los indirectos frente a los de la renta. El resultado, seg¨²n la teor¨ªa tributaria ortodoxa, es un empeoramiento de la situaci¨®n de las personas con menores ingresos.
Est¨¢ de moda rebajar o prometer rebajar el IRPF tildando de antiguos a quienes no comparten sus criterios. Para justificar sus propuestas, no faltan argumentos: excesivo peso de las rentas del trabajo, dise?o arcaico y demasiado complejo del impuesto o necesidad de favorecer las inversiones primando fiscalmente el ahorro (antes, rentas del capital). Sus explicaciones olvidan la funci¨®n redistributiva del sistema tributario, limitando esta funci¨®n a las pol¨ªticas de gasto, al igual que su necesaria suficiencia. Parece ganar terreno el concepto moderno de reducir paulatinamente la progresividad tambi¨¦n en las rentas del trabajo desde que el Gobierno decidi¨® un tipo ¨²nico para las rentas del capital. Olvidando que dentro de las rentas de las primeras las hay tambi¨¦n muy elevadas, como, por ejemplo, las originadas en los consejos de administraci¨®n.
El actual IRPF tiene problemas de equidad y capacidad de recaudaci¨®n. Pero la soluci¨®n del Gobierno ahonda en los mismos, y las propuestas de otros, tambi¨¦n. Un IRPF con un tipo ¨²nico y un m¨ªnimo exento en base o, de forma alternativa, una deducci¨®n en la cuota puede tener una cierta progresividad, pero su estructura siempre conduce a p¨¦rdidas de equidad, recaudaci¨®n, o ambas a la vez. Adem¨¢s, la calidad t¨¦cnica es escasa al generar resultados incoherentes en t¨¦rminos comparados para los distintos tramos de renta.
Un impuesto con un tipo ¨²nico del 35% y un m¨ªnimo exento de dos millones reduce la aportaci¨®n (cuota l¨ªquida) de las declaraciones individuales con rentas inferiores a 3 millones de pesetas y las de los que obtienen m¨¢s de 9 millones, aunque la rebaja en puntos porcentuales del tipo efectivo (cuota l¨ªquida / ingresos) aumenta con el nivel de ingresos hasta alcanzar los -11,7 puntos para rentas de 100 millones de pesetas (el tipo actual es del 46%). En sentido contrario, empeora la situaci¨®n actual de las personas con rentas comprendidas entre 3 y 9 millones, alcanzando las p¨¦rdidas su punto m¨¢ximo para las comprendidas entre 5 y 6 millones de pesetas. Aun as¨ª, la p¨¦rdida de recaudaci¨®n con esta propuesta supera ampliamente el bill¨®n de pesetas anuales, si, como es l¨®gico, se duplica el m¨ªnimo exento para las declaraciones conjuntas.
Para no incurrir en aumentos de aportaci¨®n de los tramos de renta citados, se puede reducir el tipo ¨²nico, por ejemplo, hasta el tipo medio del impuesto de sociedades (23%), manteniendo el m¨ªnimo exento de 2 millones para la declaraci¨®n individual. De esta forma, todos los contribuyentes ganan respecto a la situaci¨®n actual, pero a cambio se producen fuertes p¨¦rdidas de equidad y suficiencia. De equidad, porque la rebaja (beneficio) crece a medida que aumenta el nivel de renta (-9,5 puntos para una de 2 millones de ptas, -4,9 puntos para ingresos de cinco millones y -23,5 puntos en el tipo efectivo para rentas de 100 millones). ?sta puede ser la explicaci¨®n por la que propuestas en esta direcci¨®n est¨¦n avaladas por aquellos que 'sufren' el tipo marginal m¨¢ximo, aunque s¨®lo sean el 1% de los contribuyentes y paguen ese tipo de gravamen s¨®lo por el exceso de 11,2 millones de pesetas. El perjuicio sobre la suficiencia es, si cabe, todav¨ªa mayor, la p¨¦rdida de recaudaci¨®n del IRPF superar¨ªa los 2,5 billones de pesetas al a?o.
El uso de las deducciones en cuota tiene un superior coste en la recaudaci¨®n (cada 100.000 pesetas reducen la recaudaci¨®n en 1,5 billones de pesetas) y su capacidad de mejorar la equidad en un modelo de tipo ¨²nico es bastante limitada.
Una propuesta de tipo ¨²nico no s¨®lo reduce la equidad, sino que necesita de aumentos en otros impuestos o de un recorte en los gastos p¨²blicos. Si se elige la primera opci¨®n, se debe ser consciente de la capacidad de recaudaci¨®n de otras figuras alternativas y de su influencia en la distribuci¨®n de la renta. El impuesto sobre el patrimonio recauda 145.000 millones de pesetas y, de acuerdo a la experiencia, los ¨²nicos impuestos ecol¨®gicos con fuerte capacidad de recaudaci¨®n son m¨¢s bien impuestos sobre el consumo.
La presencia del sector p¨²blico tiene que cumplir un papel imprescindible en la convergencia real de la econom¨ªa espa?ola con los pa¨ªses m¨¢s avanzados de la UE, ya sea para mejorar el Estado del bienestar como para asumir inversiones en infraestructuras de todo tipo. La sociedad espa?ola debe ser consciente de la necesidad de pagar impuestos, los suficientes para garantizar las obligaciones del sector p¨²blico, y desde un punto de vista progresista, debe exigir una distribuci¨®n de esfuerzos realizada con criterios de equidad. En este camino, un IRPF de car¨¢cter sint¨¦tico (agrupaci¨®n de rentas), tarifa progresiva y una combinaci¨®n adecuada de gastos deducibles y deducciones en la cuota por circunstancias familiares e inversiones, cumple mejor con estos objetivos sin renunciar a un grado suficiente de sencillez. La lucha eficaz contra el fraude fiscal tambi¨¦n ayudar¨ªa, sin duda, en esta tarea.
Es necesario renovar las propuestas adecu¨¢ndolas a las nuevas necesidades, pero abrir a los ciudadanos expectativas desmesuradas, o directamente falsas, no es el mejor servicio que se le puede prestar para la construcci¨®n de una sociedad m¨¢s justa y cohesionada.
Miguel ?ngel Garc¨ªa D¨ªaz es economista del Gabinete T¨¦cnico Confederal de CC OO.
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