Un mar de gelatina

Caras resultaban las entradas para ver a este ¨ªdolo de masas. M¨¢xime cuando est¨¢ agosto en puertas y parece que todo el mundo anda ahorrando para la playa. As¨ª, famosos no hab¨ªa ninguno, y p¨²blico en general m¨¢s bien poco. La zona de grada que se hab¨ªa acotado supon¨ªa justo la mitad del ruedo taurino y no estaba ni mucho menos lleno. En cuanto a la arena, apenas un par de miles de incondicionales se apilaban contra las vallas. Hab¨ªa, eso s¨ª, bastantes madres con hija.

El escenario era sencillo y de dise?o, todo luc¨ªa fant¨¢stico en este espect¨¢culo, como muy milan¨¦s. Apenas los instrumentos y sus amplificadores se esparcieron por el escenario y una especie de bater¨ªa de focos encima que confer¨ªa al espacio esc¨¦nico algo de los plat¨®s televisivos italianos. Dos enormes letras E figuraban a ambos lados del escenario y hasta hubo alg¨²n mal¨¦volo que coment¨® que le hab¨ªa robado el logotipo a Eminem.

El ¨ªdolo apareci¨® quince minutos tarde sobre el horario previsto. Lejos de las ¨¦pocas en las que se dejaba ver vestido de Armani, Ramazzotti luc¨ªa simples vaqueros y una sencilla camiseta, que lo mismo tambi¨¦n era de dise?o, pero parec¨ªa mismamente como de dar un paseo por la playa.

Comenz¨® interpretando Dove c'e'musica, en castellano para regocijo de los espectadores. Tras finalizar el primer tema explicar¨ªa que iba a combinar los dos idiomas a lo largo de la actuaci¨®n. La parte en italiano la hizo bien, pero el castellano debe practicarlo un poquito m¨¢s.

Se trajo un repertorio en el que entremezcl¨® ¨¦xitos de su primera ¨¦poca, de cuando gan¨® el Festival de San Remo dos veces con Terra promessa y Adesso tu; sus mayores ¨¦xitos comerciales, Se bastasse, y canciones de su ¨²ltimo disco Estilo libre, la mayor parte de ellas interpretadas en castellano. Fue un concierto largo, donde el que m¨¢s pareci¨® divertirse fue siempre ¨¦l mismo. Desde luego mucho m¨¢s que el p¨²blico, que, a causa de que no estaba la noche muy templada, no lleg¨® a calentarse demasiado en todo el concierto.

Eros Ramazzotti se movi¨® en directo entre el t¨®pico por el que es archifamoso, la canci¨®n mel¨®dico-rom¨¢ntico italiana de toda la vida, y ciertos apuntes de estilos m¨¢s ajenos -rock, blues, jazz, funk-. Era como para tratar de dar a su obra un brillo de eclecticismo internacional que en realidad no tiene, porque Ramazzotti es m¨¢s italiano que los pannetone. Es un cantante italiano que nada y hace nadar constantemente al oyente en un enorme mar de gelatina rom¨¢ntica, con sabor a yate, chicas guapas y gente fina.

Musicalmente, su voz intent¨® figuras de jazz, siempre parejas al piano de Nicolo Fragile. Tambi¨¦n hizo un solo de guitarra y toc¨® los gongos. Hasta se permiti¨® olvidarse de la letra de alguna canci¨®n, tocar a la guitarra los acordes de La Malague?a y ponerse a enumerar jugadores del Real Madrid. ?l estaba como en casa, los fans se acercaron a verle encantados y m¨¢s de uno deseando una purga para combatir el atrac¨®n de romanticismo servido por Eros Ramazzotti.