La tentaci¨®n vive al lado
No. El t¨ªtulo del art¨ªculo, lamentablemente, no es el preludio de alguna especie de declaraci¨®n de principios en estos d¨ªas de alegre militancia de Rodr¨ªguez. Rodr¨ªguez femenino y masculino, que para algo nos hemos machacado las mujeres nuestro derecho a ser igual de imb¨¦ciles. Adem¨¢s, mucho me temo que la mayor¨ªa de las veces la tentaci¨®n de nuestros sue?os solitarios tiene poco que ver con el vecino de al lado, as¨ª que dejaremos para la imaginaci¨®n de cada cual la supervivencia canicular lejos de la playa reparadora. S¨®lo un apunte, casi un atrevimiento, totalmente fuera de plano, y s¨®lo perdonable por el exceso de calor: la fidelidad ?es una moral o un contrato? Dejaremos para la posteridad esa frase de lord Byron dicha a su amante casado: 'C¨¢sate las veces que quieras, pero nunca me traiciones con otro amante'.
En el intento de no ofender a los curas, ni a los homosexuales, ni a las feministas, ni a los musulmanes, ni a los jud¨ªos, ni a los diab¨¦ticos..., los m¨¢rgenes de la autocr¨ªtica, el sarcasmo y la creatividad resultan altamente da?ados
En fin, y volviendo al planeta Tierra, la cosa de la tentaci¨®n ten¨ªa otras intenciones y a ellas voy. Antes, sin embargo, un peque?o apunte a la carta aclarativa que me escribi¨® F¨¦lix de Az¨²a respecto al debate sobre la lengua que hemos mantenido. Primero, F¨¦lix: a estas alturas de la vida ?te crees los datos sobre el catal¨¢n que da la Generalitat? Me sorprendes, puesto que resulta evidente que CiU ha hecho pivotar su poder en el permanente autobombo, en ese cofoisme del 'todo va bien y es gracias a nosotros...', que tantos r¨¦ditos le ha dado. No hay ni una sola posibilidad que, sobre el catal¨¢n, una de sus atalayas, nos den datos m¨ªnimamente cre¨ªbles puesto que ello implicar¨ªa una derrota de fondo de sus planteamientos. Pero sostengo, con pesada tozudez, que el catal¨¢n solo va bien en los despachos oficiales. Segundo: la preocupaci¨®n por la permanencia o desaparici¨®n de un idioma en una zona concreta no implica ning¨²n planteamiento pol¨ªtico, sino una pura sensibilidad cultural. En este sentido quiero entender que te preocupa tanto como a m¨ª que el catal¨¢n deje de hablarse en las Illes o en el Pa¨ªs Valenci¨¤, y que con ello perdamos toda su riqueza y su complejidad dialectal. Tercero: estoy contigo en lo de la izquierda. Vive sin vivir en ella, y tan alto cargo espera que s¨®lo muere porque no censura... ?Ay, mi ni?o, qu¨¦ lejos estamos de volver a estar convencidos! Y, sin embargo, ?tenemos otro remedio que volver a convencernos? Finalmente gracias a ti, que la ventana es de ida y vuelta. Por los gatos muertos, no te preocupes. Est¨¢n todos bien de salud y te desean feliz verano.
La tentaci¨®n vive al lado. O, para ser m¨¢s precisos, duerme en nuestra propia cama, tan arrapada a nuestras s¨¢banas que se confunde con nuestra propia piel. Y no me refiero a tentaciones de los instintos, perdonables y hasta loables, sino a las que tienen que ver con las actitudes ideol¨®gicas, con las convicciones. Por ejemplo, la lucha contra una dictadura ?hace bueno al luchador? Es cierto que la condici¨®n de v¨ªctima siempre sit¨²a en buen lugar una persona, pero ello no implica una actitud moral. El ejemplo de Barrera me parece aqu¨ª m¨¢s que adecuado. De la misma forma la lucha de un colectivo por sus derechos no implica que ese mismo colectivo no se convierta en un instrumento de censura de la sociedad a la quiere influir. El sectarismo, el gremialismo m¨¢s feroz y hasta el autoritarismo forman parte de la naturaleza de una lucha tanto como la lucha misma. Y en consecuencia, de la misma manera que la sociedad est¨¢ obligada a reconocer los derechos de las minor¨ªas y a respetar sus leg¨ªtimos intereses, tambi¨¦n tiene que defenderse de los abusos que cometen cuando ya son inequ¨ªvocos grupos de presi¨®n. Pongo el ejemplo que motiva esta reflexi¨®n: los programas de humor televisivo tienen en estos momentos m¨¢s problemas de presi¨®n con determinados colectivos sociales que con los grupos pol¨ªticos. Plats bruts, Set de not¨ªcies, la gente de Buenafuente empiezan a poder lidiar con soltura con el aspecto c¨®mico de lo pol¨ªtico, pero est¨¢n lejos de conseguir re¨ªrse de la sociedad. 'Cualquiera se atreve con Pujol o con Piqu¨¦, a estas alturas de la vida, pero haz una co?a sobre el Papa o sobre los gais o sobre las feministas, y te cae el diluvio universal'. As¨ª ha sido, y a¨²n est¨¢n lami¨¦ndose las heridas de un exceso de atrevimiento. Sabemos desde siempre que la Iglesia no tiene sentido del humor -lo que vende no da para re¨ªrse...- y que nunca le ha hecho ascos a la presi¨®n clandestina, el telefonazo o directamente la petici¨®n de censura. Al fin y al cabo, con la Inquisici¨®n hemos topado. Pero en cambio no sab¨ªamos que esas mismas actitudes pueden formar parte de la l¨®gica de colectivos progresistas que, en su lucha por mejorar sus derechos, han mejorado indiscutiblemente la sociedad. Por ejemplo, ?puede ser el lobby homosexual un instrumento de presi¨®n social e incluso de recorte de la libertad de expresi¨®n? ?Puede serlo el feminismo organizado? ?Y qu¨¦ decimos de gremios de poder, como los jueces, los m¨¦dicos, los abogados? Pongan ustedes a ese material c¨®mico de primera que es el fiscal Cardenal en un programa de humor y ver¨¢n la tolerancia del gremio... Incluso colectivos especialmente sensibles resultan de un extremo nerviosismo hasta el punto que la sola menci¨®n de alguna enfermedad o minusval¨ªa se puede convertir directamente en motivo de esc¨¢ndalo. Parecer¨ªa l¨®gico todo ello, puesto que hablamos de grupos que defienden intereses concretos, y no siempre con demasiada comprensi¨®n. Pero tambi¨¦n es cierto que son islas de poder autodefensivas, tan cerradas en sus murallas que no atienden al derecho global. As¨ª, en el intento de no ofender a los curas, ni a los homosexuales, ni a las feministas, ni a los musulmanes, ni a los jud¨ªos, ni a los diab¨¦ticos, ni a los veterinarios, ni al colectivo de mujeres de la limpieza, ni..., los m¨¢rgenes de la autocr¨ªtica, el sarcasmo y la creatividad resultan altamente da?ados. Un analista americano dec¨ªa que son los lobbys de presi¨®n el aut¨¦ntico ariete autoritario de la democracia. Quiz¨¢s uno de sus mayores problemas, cuanto m¨¢s compleja se vuelve una sociedad. Como si aquello que nos enriqueciera, la heterodoxia, fuera lo que tambi¨¦n nos amenazara. Curiosa contradicci¨®n.
Lo dejo aqu¨ª. Con una ¨²ltima reflexi¨®n a modo de pregunta: ?tendr¨¢ que defenderse la libertad de los defensores de las libertades? ?Pu?eta!
Pilar Rahola es periodista y escritora. pilarrahola@hotmail.com
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