Llega la pol¨¦mica al Festival de Avi?¨®n con el espect¨¢culo 'Je suis sang', del artista Jean Fabre
Con esta representaci¨®n 'performance' el autor intenta reconciliar arte contempor¨¢neo y teatro
Je suis sang es un montaje visualmente potente y d¨¦bil conceptualmente. Se trata de visualizar un manifiesto sobre 'un nuevo mundo en el que el cuerpo pasar¨¢ a ser l¨ªquido y ¨²nicamente compuesto de sangre'. Fabre dice que la acci¨®n 'transcurre en el a?o 1001 despu¨¦s de Jesucristo, en plena Edad Media'.
En el escenario, dos actores vestidos de verde, a medio camino del h¨¢bito de los condenados a la hoguera por la Inquisici¨®n y la bata de trabajo de los cirujanos, siempre coronados por un embudo, como salidos de una tela de Brueghel o El Bosco. Ellos dicen en franc¨¦s el texto que una mujer, Els Deceukelier -una suerte de Nina Hagen con m¨¢s cuerdas en su registro-, repite en lat¨ªn. Y en medio nueve bailarines, tres hombres y seis mujeres, que se agitan como posesos, primero embutidos en una armadura, m¨¢s tarde vestidos de novia y muy a menudo desnudos.
Las im¨¢genes que propone Fabre son deslumbrantes, el arranque es de una gran belleza, la virtuosidad t¨¦cnica de sus int¨¦rpretes innegable, pero la idea y el texto, inspirados en los escritos de la m¨ªstica Hildegarde von Bingen, no logran superar la enunciaci¨®n de prop¨®sitos.
'La sangre como droga' Nadie duda de que Fabre maneja materiales interesantes, de que la idea de apocalipsis, de fin de la civilizaci¨®n, es adecuada a la ¨¦poca, de que hablar de 'la sangre como la droga m¨¢s importante para el hombre' no es ning¨²n disparate, pero eso no basta para convertir una performance en una obra de teatro o, simplemente, en una obra que merezca no s¨®lo ser representada, sino ser mirada.
Je suis sang es un espect¨¢culo que s¨®lo podr¨¢ verse en Avi?¨®n a lo largo de cuatro ¨²nicas representaciones. Fabre sostiene que ha sido creado pensando en los muros de la Cour d'Honneur, en esas paredes de piedra 'de las que a¨²n rezuma sangre. Cada vez que visito el lugar veo surgir sangre. Es un lugar en el que se ha asesinado a bastante gente'.
Eso se traduce en la repetida presencia de focos que ti?en de rojo las paredes medievales, puntuando la metamorfosis o milagro alqu¨ªmico al que se supone que se invita al p¨²blico. ?ste aguanta como puede, fatigado ante la enumeraci¨®n de las 38 incisiones distintas a trav¨¦s de las cuales desangrar completamente un cuerpo, puede que tambi¨¦n un tanto hastiado de ver c¨®mo los bailarines se limpian-masturban-castran de manera obsesiva, los cepillos frotando los sexos mientras las guitarras el¨¦ctricas ocupan el espacio sonoro que corresponder¨ªa a los gritos de dolor o placer.
Miseria creativa Desde 1975, a los 17 a?os, Jean Fabre viene desarrollando su carrera de artista. En su momento renunci¨® a un estilo, a convertirse en el 'artista de la punta Bic'. Ese escapar a la miseria creativa que supone la cerraz¨®n del arte contempor¨¢neo -miseria que se exporta de manera inquietante hacia otras formas de expresi¨®n- le ha permitido embarcarse en ¨®peras, ballets, mon¨®logos, libros y exposiciones.
Avignon 2001 le ha invitado a ocupar la Cour d'Honneur y el reto ha sido asumido con grandeza, pero tambi¨¦n da la sensaci¨®n de venirle grande, muy grande, al artista pl¨¢stico. De pronto, las limitaciones de su reflexi¨®n teatral, la pobreza de su pensamiento filos¨®fico, la monoton¨ªa de sus recursos esc¨¦nicos, desti?en sobre su trabajo como artista inventor de instalaciones o performances.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.