Para los italianos, ni las migajas
El belga Verbrugghe gana la primera etapa de la semana de las rebajas
A Jonathan Vaughters le pic¨® una avispa el d¨ªa de descanso. Le pic¨® en el p¨¢rpado derecho, que se le puso como una pelota de tenis. Una inyecci¨®n de Urbas¨®n le habr¨ªa curado r¨¢pidamente, pero como la ley antidopaje proh¨ªbe el uso de corticoides por v¨ªa intramuscular, los m¨¦dicos del Cr¨¦dit Agricole trataron al bohemio ciclista de Colorado con una pomada. Ayer a¨²n no pod¨ªa abrir el ojo y tuvo que abandonar. Ayer tambi¨¦n, Le Monde inform¨® de que en 8 de los 16 an¨¢lisis antidopaje de las dos primeras etapas pirenaicas se hab¨ªan encontrado restos de corticoides. Los ciclistas incriminados ten¨ªan receta m¨¦dica. Son un vicio permitido. El Tour corre limpio hacia Par¨ªs, liderado por un corredor que se proclama 'limpio'. Con los ciclistas italianos haciendo de comparsas.
El Tour corre r¨¢pido bajo el bochorno. La esperada escapada necesit¨® de 70 kil¨®metros corridos a casi cincuenta por hora para formarse. Se juntaron 25 corredores. La selecci¨®n fue minuciosa y estudiada. Pero imperfecta. Todos los intereses parec¨ªan quedar contentos, salvo uno: el Kelme vio con horror c¨®mo el holand¨¦s Boogerd, uno de la fuga, se les colaba entre los 10 primeros de la general, por delante de Botero. Paradojas kelme: un fugado delante y un equipo tirando detr¨¢s. Se dieron la paliza y perdieron: la fuga lleg¨® con un cuarto de hora, y su representante en ella, el inefable colombiano C¨¢rdenas, no gan¨® la etapa. El triunfo fue para Verbrugghe, un belga, reconocido hombre de finales, r¨¢pido pero no sprinter. Salv¨® el Tour del Lotto. Le gan¨® a Pinotti, un joven del Lampre, ingeniero, el intelectual del pelot¨®n. Llen¨® de oprobio al ciclismo italiano: cinco ciclistas en la fuga (entre ellos el rapid¨ªsimo Petacchi) y no ganan. Es para pens¨¢rselo.
Es la semana de las rebajas, de las ¨²ltimas ocasiones, de la oportunidad perdida. S¨®lo 12 de los 21 equipos han conseguido al menos un premio, una etapa o el honor de portar el maillot amarillo. Quedan cinco etapas, y tres trofeos de consolaci¨®n a¨²n no est¨¢n adjudicados: el ¨²ltimo escal¨®n del podio, la general por equipos y el maillot verde. La pesca es poca y los pescadores muchos, dicen los directores, que exigen buenas truchas a sus corredores. Muchos se volver¨¢n a casa con la cesta vac¨ªa. El ciclismo italiano en pleno corre peligro de un retorno miserable, un caso que no se daba desde 1985. Se acabaron los a?os de Cipollini y Pantani, estrellas controvertidas e internacionales; llegan los a?os de Simoni y Quaranta, estrellas de andar por casa. El ciclismo italiano se repliega, se fractura en decenas de equipos de poco presupuesto que no piensan m¨¢s all¨¢ del Giro. La temporada se acaba en mayo. En 1996 los italianos ganaron tres etapas; en 1997, siete, y tres de ellos entraron entre los 10 primeros de la general; en 1998, seis etapas y otros tres top ten incluido el ganador, Pantani; en 1999, siete etapas y otros tres en el top ten; en 2000, cinco etapas (y sin Cipollini) y Nardello acab¨® d¨¦cimo. En 2001 el mejor colocado en la general es Garzelli (ganador del Giro 2000), que es und¨¦cimo; luego Belli, que est¨¢ el 23?. Ni las migajas para ellos. El ciclismo m¨¢s poderoso del mundo. Y el m¨¢s peque?o.
El Tour se acerca a los Campos El¨ªseos, donde puede ganar Jimmy Casper, bola de m¨²sculos, lo que a muchos les parece injusto. Rivales suyos como el checo Svorada han denunciado que subi¨® los ¨²ltimos puertos de las etapas pirenaicas empujado por los espectadores. "Eso son celos. Es una acusaci¨®n indemostrable", dice el director de Casper, Marc Madiot. "Le tienen miedo porque es muy r¨¢pido". Pero hay una prueba curiosa de la etapa que acab¨® en Pla d'Adet con el triunfo de Armstrong: resulta que Casper, que lleg¨® el ¨²ltimo del d¨ªa, solo, a m¨¢s de 41 minutos del americano y bordeando el cierre de control, fue nada menos que el 41? en el ¨²ltimo puerto, cinco minutos m¨¢s r¨¢pido que el autob¨²s de sprinters que cruz¨® la meta seis minutos antes que ¨¦l.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.