'Voy a tener que renunciar a algunos lujos'
El ¨²ltimo plan de ajuste fiscal del Gobierno argentino acelera la extinci¨®n de la clase media en un pa¨ªs que desde hace m¨¢s de tres a?os vive inmerso en una recesi¨®n econ¨®mica
N¨¦stor Balteri tiene 31 a?os, y hace seis que recorre las calles de Buenos Aires al volante de un taxi alquilado. La historia de sus ¨²ltimos meses corre paralela al momento dram¨¢tico que vive la econom¨ªa argentina, hundida por una recesi¨®n tozuda y amenazada por la deflaci¨®n. 'En 1996, cuando empec¨¦ con este trabajo, yo ganaba f¨¢cil 120 pesos al d¨ªa, y pagaba 55 pesos por el alquiler del coche. Ahora, el alquiler me cuesta 40 pesos, pero apenas si puedo ara?ar los 60 de facturaci¨®n diarios. Entre el combustible y los impuestos, casi no me queda nada'.
A Balteri, que proviene de una familia de clase media de la zona perif¨¦rica de Buenos Aires, la crisis de estos ¨²ltimos tres a?os no s¨®lo lo ha forzado a suspender las cenas en restaurantes y las salidas al cine: tambi¨¦n lo oblig¨®, a principios de este a?o -cuando comenz¨® el p¨¢nico financiero internacional hacia la solvencia de Argentina-, a irse a vivir con sus suegros y alquilar el piso cuyas letras se le hab¨ªan hecho impagables. 'La gente est¨¢ muy confundida. Nadie est¨¢ seguro de lo que pueda pasar en el futuro, y no te estoy hablando de ac¨¢ a seis meses, la cosa es de ac¨¢ a una semana. Por eso no se toman taxis, creen que los cinco pesos del viaje igual no los recuperan nunca'.
Al igual que Balteri, muchos argentinos han tenido que acomodar sus vidas a los avatares de una econom¨ªa casi quieta, y, en las ¨²ltimas semanas, a las dr¨¢sticas medidas con las que el Gobierno del presidente Fernando de la R¨²a est¨¢ intentando extinguir el d¨¦ficit fiscal. Especialmente afectados se encuentran los funcionarios del Estado nacional y los pensionistas, a quienes se les recortar¨¢n sus ingresos durante los pr¨®ximos tres meses (prorrogables hasta que el Gobierno se sienta a salvo de la suspensi¨®n de pagos) en un 13%.
Ya a partir de este mes, todo empleado y jubilado p¨²blico que gana desde 574,70 pesos (109.193 pesetas) se le aplicar¨¢ la reducci¨®n. El Gobierno prev¨¦ pagar 1.100 millones de pesos (209.000 millones de pesetas) menos en concepto de salarios y jubilaciones p¨²blicas y, al mismo tiempo, recaudar 1.160 millones m¨¢s a trav¨¦s de un incremento de impuestos, el cual ya ha sido aprobado por el Congreso de Diputados y para hoy se prev¨¦ el visto bueno del Senado.
La rebaja de los salarios, a?adida a un incremento de los tributos, es un golpe dur¨ªsimo, y m¨¢s a¨²n si tiene en cuenta que el IVA (impuesto al valor a?adido), un impuesto regresivo que afecta principalmente a los que menos ingresos tienen, es del 21%. Hilda Gasparini tiene 76 a?os y cobra una pensi¨®n de 478 pesos (unas 92.000 pesetas), que desde el mes pr¨®ximo se convertir¨¢n en 415. 'Es una l¨¢stima, siempre se la agarran con nosotros', dice Gasparini. 'Supongo que voy a tener que renunciar a algunos lujos, como salir a tomar el t¨¦ con mis amigas o comprarme las revistas de crucigramas', a?ade Gasparini.
Otra de las medidas que afectar¨¢ a un gran n¨²mero de trabajadores es la obligaci¨®n de que se paguen todos los salarios a trav¨¦s de cuentas bancarias, en un pa¨ªs que todav¨ªa muestra ¨ªndices muy bajos de bancarizaci¨®n. ?ngel P¨¦rez, jardinero de la plaza Vicente L¨®pez, en el centro de Buenos Aires, ve la perspectiva con inter¨¦s. 'Nunca tuve una cuenta de banco, y creo que ser¨ªa interesante', dice P¨¦rez, de 55 a?os.
Seg¨²n una encuesta publicada recientemente, la mitad de los trabajadores argentinos ha visto reducidos sus salarios de alguna manera o ha debido aumentar sus horas de trabajo. Esteban M¨®naco, gerente de la sucursal del Banco Franc¨¦s BBVA en el barrio popular de Constituci¨®n, no es uno de ellos. M¨®naco se siente 'un afortunado' por el trabajo que tiene, y es uno de los pocos, adem¨¢s del Gobierno, que sigue hablando con optimismo: 'Las crisis son oportunidades, por eso la ¨²nica que nos queda es seguir trabajando duro, no resignarnos a que se caiga todo, as¨ª vamos a salir adelante', dice el gerente. En su trabajo, M¨®naco ha visto 'la incertidumbre y el nerviosismo' de los ahorradores, pero dice que no ha visto temor. 'Piden asesoramiento, quieren saber qu¨¦ va a pasar, pero de alguna manera est¨¢n tranquilos porque saben que el sistema financiero est¨¢ muy s¨®lido, mucho m¨¢s s¨®lido que durante la crisis del tequila '.
Graciela Moreno ahora vende bol¨ªgrafos en las cafeter¨ªas de Recoleta, el barrio m¨¢s caro de Buenos Aires, pero durante quince a?os trabaj¨® en la Administraci¨®n p¨²blica. A principios de los noventa se acogi¨® a un plan de retiro voluntario, y crey¨® que con el dinero de la jubilaci¨®n podr¨ªa vivir m¨¢s o menos tranquilamente. 'Al principio pude, pero desde hace un tiempo, sobre todo en este ¨²ltimo a?o, que la cosa est¨¢ cada vez m¨¢s complicada. Hace unos meses mi hermana me consigui¨® esto de andar vendiendo los bol¨ªgrafos por los bares. Algo es algo'. Moreno es un claro exponente del deterioro que ha sufrido la clase media argentina.
Deterioro de las familias
'Uno de los problemas que ha tra¨ªdo la situaci¨®n de los ¨²ltimos a?os es el drama personal que viven muchos cabezas de familia, que se culpan a s¨ª mismos por la p¨¦rdida de ingreso o la falta de trabajo', dice Artemio L¨®pez, director de Consultora Equis, una de las empresas de an¨¢lisis m¨¢s citadas por la prensa y los analistas argentinos. Seg¨²n L¨®pez, este fen¨®meno provoca en ocasiones el alejamiento del jefe de familia, lo que explica la enorme cantidad de hogares de bajos recursos que son actualmente mantenidos por mujeres solas.
L¨®pez, tradicionalmente alejado de las posiciones conservadoras o neoliberales, se?ala que un aspecto importante de las crisis es que 'el impacto mayor ha reca¨ªdo sobre los sectores medios, que eran los que marcaban la diferencia de Argentina con respecto a otros pa¨ªses de la regi¨®n'. 'Por primera vez, los argentinos tienen la sensaci¨®n de estar viviendo una trayectoria descendente: si antes los padres estaban seguros de que sus hijos tendr¨ªan una mejor educaci¨®n y mejores trabajos que ellos, ahora ya no es as¨ª. Se tiene la sensaci¨®n de que no se va hacia ning¨²n lugar', concluye.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.