Editar
Editar textos es una labor sorda, ignorada por el lector y fundamental para conseguir la calidad necesaria con la que un peri¨®dico debe salir a la calle.
Es imprescindible que el filtro de la edici¨®n depure errores. No siempre se consigue, pero hay algo m¨¢s grave: que el filtro contamine el producto inicial y lo empeore. Por raro que parezca, ocurre.
Hay un peligro permanente que hace posible el fiasco: el texto inicial de alguien que no est¨¢ en ese momento en la redacci¨®n queda m¨¢s o menos corto y es necesario ampliarlo, con lo que suele recurrirse al teletipo de agencia, que casi siempre aporta alg¨²n dato.
En muchas ocasiones se respeta la ortodoxia y el lector puede ver en una informaci¨®n firmada, con uno o varios p¨¢rrafos entre corchetes, y menci¨®n expresa de la agencia que los ha facilitado.
Pero, a veces, se sucumbe a la tentaci¨®n de dar como propio lo ajeno y, si la fuente se equivoca, el desastre sobreviene.
El pasado 15 de julio se public¨® una cr¨®nica, firmada por el corresponsal del peri¨®dico en Par¨ªs, Joaqu¨ªn Prieto, sobre la fiesta nacional francesa en la que se hac¨ªa desfilar a una inexistente 'unidad antiterrorista conjunta hispano francesa' y al capit¨¢n de la Guardia Civil, Fernando Fondevilla, vestido con el uniforme de la polic¨ªa francesa, algo que tampoco ocurri¨®.
Ninguno de estos datos estaba en la cr¨®nica original, enviada desde Par¨ªs. La fantasmag¨®rica unidad antiterrorista se tom¨® de una agencia, sin citarla, y al capit¨¢n Fondevilla, que desfil¨® con su uniforme espa?ol reglamentario, se le disfraz¨® de franc¨¦s arrastrando otro error.
El pasado martes, d¨ªa 24, en una informaci¨®n de Anabel D¨ªez sobre la ruptura de negociaciones entre PP y PSOE para renovar los ¨®rganos constitucionales, se hac¨ªa referencia al magistrado del Tribunal Supemo, Roberto Garc¨ªa Calvo, candidato propuesto por el PP para el Tribunal Constitucional, pero, al editar la pieza, alguien le a?ade al nombre del magistrado su condici¨®n de 'gobernador civil durante el franquismo', dej¨¢ndose llevar por afirmaciones p¨²blicas de un portavoz socialista, durante el baile de encuentros y desencuentros entre los negociadores, pero que no responden a la realidad.
En este caso, el peri¨®dico public¨® una fe de errores al d¨ªa siguiente para aclarar que ejerci¨® como gobernador entre abril de 1976 y marzo de 1977.
El viernes pasado se produjo un error singular en ese complicado proceso de editar.
En la primera edici¨®n, un antet¨ªtulo dec¨ªa que Arnaldo Otegi, dirigente de Batasuna, 'califica a Olaia Castresana de 'patriota y compa?era'.
Quedaba claro el af¨¢n laudatorio del se?or Otegi y la l¨®gica pol¨ªtica de su declaraci¨®n. Pero en la edici¨®n de Madrid se retoc¨® el antet¨ªtulo y se pudo leer que 'Otegi, portavoz de Batasuna, tilda a Castresana de 'patriota y compa?era'.
Como resulta que tildar, adem¨¢s de poner tildes, significa, seg¨²n el diccionario de la Academia y el uso habitual del verbo, 'se?alar con alguna nota denigrativa a una persona', se atribu¨ªa a Otegi la intenci¨®n contraria a la que dej¨® clara ante los periodistas.
El pasado domingo, d¨ªa 22, una informaci¨®n, en las p¨¢ginas de Cultura, anunciando un concierto de jazz, conten¨ªa, en opini¨®n de Beni Perlmutter, que escribi¨® al Defensor desde Estepona (M¨¢laga), 'm¨¢s errores que lo humanamente imaginable'. Puede que sea un poco exagerado, pero no le falta raz¨®n.
En el titular, y en tres ocasiones m¨¢s -denuncia el lector-, se escribi¨® Brandford Marsalis, pero sobra la 'd' intercalada en el nombre propio del m¨²sico, que se llama Branford.
Se aseguraba que era el ganador del Grammy por Contemporay Jazz, pero debi¨® escribirse Contemporary. Se hablaba de un programa de televisi¨®n estadounidense donde actu¨® y que presenta el 'conocido Ray Leno, pero resulta que el presentador se llama Jay. Y a los 'archiconocidos', como los llama el lector, Louis Armstrong y Miles Davis se les rebautiz¨® como Lou y Milles, respectivamente.
Un ejemplo de ausencia de edici¨®n que, en este caso, como en tantos otros, debi¨® hacerse por alguien con conocimientos suficientes y especializados.
'En alg¨²n lugar...'
La publicidad incluye, de vez en cuando, alg¨²n texto mal redactado y hasta alguna falta de ortograf¨ªa. Tambi¨¦n los textos publicitarios se revisan, pero tambi¨¦n en este campo se cuela alg¨²n gazapo.
La edici¨®n digital del peri¨®dico ha ofrecido esta semana un anuncio para que los lectores adquiriesen el Quijote.
El reclamo dec¨ªa: 'En alg¨²n lugar de la mancha...', modificando caprichosamente las primeras palabras de Cervantes que recitan hasta los ni?os y con min¨²scula para la regi¨®n donde viv¨ªa el hidalgo.
Pero al pinchar el anuncio y desplegarse en la pantalla pod¨ªa leerse 'visualize', escrito as¨ª, con zeta y sin un solo acento en el resto del texto publicitario.
Manuel de Paz advirti¨® al Defensor del atropello y los responsables de la edici¨®n digital lo hicieron a la empresa anunciadora, pero, al menos 24 horas despu¨¦s, nadie hab¨ªa reaccionado.
En cualquier caso, habr¨ªa sido necesario un control previo, por parte del peri¨®dico, que evitase el bochorno.
La edici¨®n es una tarea imprescindible para todos los textos que se incluyen en el peri¨®dico y alcanza, por supuesto, a la publicidad sin que sea posible trasladar la responsabilidad de este tipo de incorrecciones a la empresa anunciadora.
Dejemos la edici¨®n. El Defensor se despide de esta columna hasta septiembre, pero tratar¨¢ de atender, durante el mes de agosto, y en la medida de lo posible, el correo electr¨®nico de los lectores.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o telefonearle al n¨²mero 913 377 836.
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