EL JEREZ
El ?ngel de la Gastronom¨ªa sale a la calle como quien dice volando y, utilizando sus superpoderes celestiales, despliega sus impolutas alas doradas y consigue el milagro de, no s¨®lo divisar un taxi libre de pasaje, sino incluso detenerlo.
-?Ad¨®nde van los se?ores?, balbucea el taxista, azorado ante la inesperada aparici¨®n. Bueno, los se?ores, su eminencia o lo que sea...
-?A Jerez!, proclama el ¨¢ngel. Vamos a descubrir otro placer de la vida.
El taxista menea la cabeza, como quien est¨¢ acostumbrado a ver de todo, y acelera. Por el camino, el ¨¢ngel ilustra al se?or Patanegra con la historia del vino.
-Has de saber, querido Patanegra, le explica, que el jerez es un vino legendario, ¨²nico, cargado de historia. Fueron los fenicios, unos mil a?os antes de nuestra era, quienes introdujeron las primeras vi?as en las tierras de Jerez, en el llamado tri¨¢ngulo m¨¢gico, entre Jerez de la Frontera, Sanl¨²car de Barrameda y el Puerto de Santa Mar¨ªa. Cuando Magallanes zarp¨® para dar la vuelta al mundo, en el siglo XVI, gast¨® m¨¢s en jerez que en armas y el gran Shakespeare le hizo decir a Falstaff: 'Si tuviera mil hijos, el primer principio humano que les ense?ar¨ªa ser¨ªa el de abjurar de toda bebida ins¨ªpida y dedicarse al jerez'. En el siglo XVII empezaron las inversiones extranjeras, lo que explica el nombre ingl¨¦s de algunas de sus bodegas.
-Y ya estamos en Jerez, anuncia el taxista.
-Pues, a la primera cata, ordena el ¨¢ngel. Si quiere usted apuntarse...
-Pues, ?por qu¨¦ no?, sonr¨ªe el taxista. Me ir¨¢ bien con este calor... Entran los tres en el ¨¢mbito casi religioso de una bodega y, entre botas de roble, el ¨¢ngel empieza a dirigir el ritual.
-Para beber el jerez, advierte con su caracter¨ªstica autoridad celestial, hay que utilizar las copas adecuadas y llenarlas s¨®lo hasta la mitad para que el aroma pueda expandirse. No te lo bebas de un trago, querido Patanegra, sino sin prisa, saboreando cada sorbo. El fino se bebe fr¨ªo. Los dem¨¢s tipos de jerez, a la temperatura de la bodega, o sea, a unos 13 grados. El se?or Patanegra sigue las instrucciones y experimenta un placer que raya en lo angelical y que se traduce en una mirada un tanto alelada.
No hay un solo jerez, sino varios, explica el ¨¢ngel. El fino es de color dorado, aroma delicado, seco y ligero al paladar, con una crianza de unos tres a?os. La manzanilla es de color brillante, entre verde p¨¢lido y oro, su aroma recuerda al de una manzana madura y es ligeramente amargo. Se produce en Sanl¨²car de Barrameda, tiene una graduaci¨®n de entre 15,5 y 17 grados y una crianza m¨ªnima de tres a?os. El se?or Patanegra y el taxista van saboreando con creciente entusiasmo los distintos tipos de jerez, como si estuvieran inmersos en un ritual de iniciaci¨®n.
El amontillado, prosigue el ¨¢ngel, es de color ¨¢mbar, aroma avellanado, suave y lleno al paladar. Necesita un m¨ªnimo de cinco a?os de crianza, mientras que los olorosos son de color parecido, pero con aroma muy acusado y sabor a nuez. Su graduaci¨®n est¨¢ entre los 17 y los 22 grados, con una crianza m¨ªnima de siete a?os.
-A m¨ª todos me parecen excelentes, comenta el se?or Patanegra.
-Pues a¨²n hay m¨¢s, prosigue el ?ngel de la Gastronom¨ªa. El palo cortado, el cream, la manzanilla pasada, el Pedro Xim¨¦nez... En fin, ?qu¨¦ os parece?
-Gloria, suspira el se?or Patanegra. Pura gloria...
El taxista, a su lado, no logra articular palabra.
-De regreso a Sevilla conducir¨¦ yo, dice el ¨¢ngel, que a m¨ª esas cosas del alcohol no me afectan tanto. Ma?ana, por cierto, hablaremos del gazpacho.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.