Correr lo m¨¢s r¨¢pido dentro de los l¨ªmites de la facilidad

Correr, saltar y lanzar es f¨¢cil. Son las habilidades motrices b¨¢sicas del ser humano. El atletismo las reglamenta, les da forma y las plantea como retos a sus practicantes; es decir, las hace deporte. Es en la facilidad y naturalidad de las especialidades atl¨¦ticas, y en concreto en las carreras de velocidad, donde precisamente radica su mayor dificultad. En todas las partes del mundo encontramos gente veloz. Los participantes en unos Mundiales han sido los m¨¢s r¨¢pidos de su clase, su barrio, su ciudad y su pa¨ªs.

El sprinter es un talento natural cuya condici¨®n viene determinada en un alto porcentaje por la gen¨¦tica. Mediante el entrenamiento se ir¨¢ modelando una estructura robusta y equilibrada. Corriendo a alta velocidad, la interacci¨®n entre los grupos musculares es continua e intensa. Si el atleta no tiene compensada su fuerza de forma arm¨®nica en todo su aparato locomotor, se lesionar¨¢ por la parte m¨¢s d¨¦bil o su t¨¦cnica de carrera se resentir¨¢ considerablemente.

Desde el punto de vista t¨¢ctico, los 100 metros hay que contemplarlos en su globalidad. No hay metas volantes, por lo que es fundamental salir r¨¢pido, pero no a cualquier precio. Los velocistas que derrochan demasiada energ¨ªa en los primeros metros suelen griparse al final.

Quiz¨¢ lo m¨¢s complejo de esta prueba consista en correr lo m¨¢s r¨¢pido posible sin sobrepasar los l¨ªmites de la facilidad. La voluntad es lenta si se quiere ir r¨¢pido. La velocidad ha de ser una sensaci¨®n, algo reflejo que fluye sin interferencias. Los grandes talentos tienen la habilidad de asumir la paradoja que supone verse adelantado por un rival y no intentar alcanzarle. En la carrera de los 100 metros hemos visto en ocasiones atletas que, pudiendo ser terceros, se clasifican ¨²ltimos por querer ganar.

Es interesante prestar atenci¨®n a la evoluci¨®n de los atletas en las series eliminatorias. Por las maneras y los tiempos conseguidos se puede intuir los que alcanzar¨¢n la final y sus posibilidades en la misma. A muchos velocistas les gusta esconderse e ir superando rondas sin mostrar en exceso sus credenciales y otros son incapaces de disimularlas. Salvo sorpresa (Tim Montgomery) o lesi¨®n, Maurice Green es el mejor sin lugar a dudas, considerando que Ato Boldon viene desempe?ando el papel de telonero desde hace tiempo.

Por cierto, alguien deber¨ªa asesorar a los asesores de imagen de las multinacionales del deporte acerca de la liturgia pre y postcompetici¨®n, el histrionismo y los protocolos ya establecidos a la hora de manifestar alegr¨ªa, de alguno de sus apadrinados. El buen ejemplo y el saber ganar deber¨ªan seguir siendo argumentos que justifiquen la raz¨®n de ser de este tipo de acontecimientos por encima de objetivos mercantilistas tan evidentes.