Compacto y cul¨®n, propiedad que ha fortalecido para desarrollar la tracci¨®n posterior, Greene no es un esteta. A diferencia de Lewis, act¨²a por pura fuerza. Su pisada es devastadora. Golpea la pista con una energ¨ªa descomunal, buscando una propulsi¨®n que no se desvanece pr¨¢cticamente en toda la carrera. Con Greene apenas hay p¨¦rdida en la curva de velocidad, en esos treinta ¨²ltimos metros que otros acusan de forma visible. En la final s¨®lo sinti¨® el acoso de Montgomery, perjudicado por una salida falsa que le oblig¨® a retenerse en el momento de la verdad.
Greene no se escapa nunca. Desde que se ocupa con mano firme de los 100 metros no se le conoce una salida nula. Es una manera de explicar su seguridad en la pista. No juega con el azar. Simplemente hace saber a los dem¨¢s que es el mejor. La noticia fue la excelente carrera de Montgomery. Nunca se sabr¨¢ el efecto que tuvo su salida nula, aunque probablemente le volvi¨® m¨¢s conservador. En cualquier caso estamos ante un atleta muy diferente al de los ¨²ltimos a?os. Montgomery, m¨¢s ligero que Greene, tambi¨¦n hab¨ªa sido m¨¢s ligero en sus prestaciones. No era un ganador. Todav¨ªa conserva el gesto apesadumbrado, tan poco com¨²n entre los velocistas, gente vanidosa, arrogante, que explican la carrera como un combate de boxeo. Montgomery da la impresi¨®n de ser introvertido, o al menos as¨ª parece. Habla poco, act¨²a poco, corre mucho.
La transformaci¨®n de Montgomery ha sido radical en el ¨²ltimo mes. Su victoria en Oslo, con 9,84 segundos, se tom¨® como una an¨¦cdota. Aquella tarde, Montgomery tuvo que pedir prestadas las zapatillas a Marion Jones. Su equipaje se hab¨ªa perdido y el velocista americano no ten¨ªa a su disposici¨®n el equipo de ayudantes que rodean a Greene o a Jones. Un mes despu¨¦s, Montgomery dispone de zapatillas especiales, dise?adas expresamente para ¨¦l. Es lo que ocurre cuando un buen atleta se convierte en una estrella.
Tim Montgomery, que desde hace ocho meses se entrena con el grupo de Marion Jones en Carolina del Norte, dio fe de su total transformaci¨®n. Perdi¨® muy pronto un metro con respecto a Greene, pero no perdi¨® m¨¢s, y hasta avis¨® de la remontada. No lo consigui¨®. A pesar de su tendinitis, Maurice Greene no cay¨® presa del p¨¢nico en los ¨²ltimos metros. No es su car¨¢cter. Es el t¨ªpico duro. El m¨¢s duro de todos. El mejor del mundo.
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