Amistad y rivalidad
Si David, en vez de atizarle a Goliat con su honda, le hubiera atizado a un eremita flacucho, hoy no ser¨ªa m¨¢s que un pastor an¨®nimo. El ¨¦xito deportivo se realza con la categor¨ªa del oponente. La historia est¨¢ plagada de grandes duelos: Lewis y Johnson en los 100 metros; Lewis y Powel en la longitud; Coe y Ovett en los 1.500; Gebreseselassie y Tergat en los 10.000... En estos Campeonatos hemos presenciado magn¨ªficos enfrentamientos, como el de las pertiguistas Dragila y Feofonova y el de las dos finales del hect¨®metro.
La relaci¨®n entre los rivales es variopinta. En lo deportivo, generalmente, respetuosa; nadie sabe como los protagonistas la dificultad de estas empresas. En lo personal podemos encontrar de todo. Muchas ejemplarizantes, como el caso del lanzador de disco Wilkins, campe¨®n ol¨ªmpico en Montreal, quien promovi¨® una campa?a para denunciar la situaci¨®n de su gran rival, Wolfgang Schmidt, ex recordman mundial, perseguido por el r¨¦gimen de la extinta RDA, y le facilit¨® m¨¢s tarde su acogida en EE UU. En otras, las menos, la enemistad es manifiesta. Con el tiempo triunfa la amistad y la rivalidad de anta?o se transforma en recuerdos comunes.
Otro tipo de rivalidad es la que el atleta tiene con uno mismo. En la etapa sin competiciones la lucha se centra en la cantidad y la calidad del trabajo. En el periodo competitivo habr¨ªa que distinguir entre las reuniones y los grandes eventos. En las primeras se busca una buena marca que contribuya a mejorar el nivel de confianza y comprobar lo acertado del entrenamiento, adem¨¢s de dinerillo. Un gran campeonato es otra cosa. La presi¨®n se multiplica.
Hoy comienzan las eliminatorias masculinas de los 1.500 metros. Los finalistas deber¨¢n realizar tres carreras en cuatro d¨ªas. En este tiempo habr¨¢ atletas que sumar¨¢n a la fatiga propia de la carrera la permanente tensi¨®n. Durante el d¨ªa, idas y vueltas por el hotel, compromisos con las casas comerciales y la prensa, repaso a la t¨¢ctica, an¨¢lisis de sus contrincantes... Y por la noche... No hay nada que desvele m¨¢s que la posibilidad del ¨¦xito. En estos casos, por muy cualificado que sea el atleta, el resultado suele ser catasfr¨®fico. Suponiendo que llegue a la final, el desgaste habr¨¢ sido enorme.
Hay atletas, por el contrario,que parecen disponer de un dispositivo on-off para activarse y desactivarse. Cargan su bater¨ªa de noche y consumen la energ¨ªa precisa por el d¨ªa. A la final llegar¨¢n plet¨®ricos. En los Juegos de Atlanta, la v¨ªspera de la final de los 1500 metros, a las tres de la ma?ana, mientras toda la delegaci¨®n espa?ola nos encontr¨¢bamos en el vest¨ªbulo del hotel debido a la alarma de incendios, Ferm¨ªn Cacho dorm¨ªa pl¨¢cidamente ajeno al estruendo. Al d¨ªa siguiente fue subcampe¨®n ol¨ªmpico.
La competici¨®n deportiva mal entendida puede ser peligrosa y deformante, pero tambi¨¦n es un medio excepcional que nos hace ser conscientes de nuestros l¨ªmites y nos capacita para hacer compatibles la amistad y la rivalidad.
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