Tr¨ªo de patinazos
De buenas e incluso de buen¨ªsimas intenciones est¨¢n llenos los enormes e informes amontonamientos donde se pudre el mal celuloide. Y a las inabarcables estanter¨ªas de sus almacenes hay que a?adir ahora las latas, que en realidad son aut¨¦nticos latazos, del pretencioso engendrillo titulado Conspiraci¨®n en la Red, que va de thriller muy de los tiempos que corren y va tambi¨¦n de alegato d¨ªscolo, inconforme con el salvajismo capitalista reinante. Estamos por ello, en jerga posmosderna, ante un filme que quiere ser pol¨ªticamente incorrecto, pero que en realidad deriva hacia lo contrario, hacia la caricia al desp¨®tico desorden neoliberal, hacia la oquedad del pensamiento ¨²nico y hacia el acatamiento a lo que aparenta combatir y solapadamente defiende.
CONSPIRACI?N EN LA RED
Direcci¨®n: Peter Howitt. Gui¨®n: Howard Franklin. Int¨¦rpretes: Tim Robbins, Ryan Philippe, Rachel Leigh Cook, Douglas McFerran, Richard Roundtree, Claire For-lani. G¨¦nero: 'thriller'. Estados Unidos: 2001. Duraci¨®n: 105 minutos.
Y es una inesperada pena, porque en la larga lista de gentes que intervienen en la elaboraci¨®n de este aparatoso y engolado latazo hay tres nombres de muy esperanzadora resonancia, detr¨¢s de los que hay huellas de profesionales del cine muy solventes y con probado talento. Es el caso del buen actor y director brit¨¢nico Peter Howitt, que tiene a la espalda el gui¨®n y la direcci¨®n de Dos vidas en un instante, y que intervino como int¨¦rprete en la recia y vibrante En el nombre del padre. Y es tambi¨¦n el caso del magn¨ªfico Howard Franklin, escritor y director de la admirable El ojo p¨²blico, que adem¨¢s es el guionista de La sombra del testigo y El nombre de la rosa, que son palabras mayores en los vocabularios de su oficio.
Y es obviamente el caso de Tim Robbins, director de Ciudadano Bob Roberts, Pena de muerte y Abajo el tel¨®n, adem¨¢s de int¨¦rprete de, entre una decena de actuaciones fuera de norma y a veces de gran calado, Cadena perpetua, donde hace un trabajo eminente, sobrio, exacto y ajeno a la menor ca¨ªda en la ret¨®rica gestual. Es decir, todo lo contrario del penoso (una caricatura pobre, inerte y sin la menor gracia) remedo del magnate de la industria inform¨¢tica norteamericana Bill Gates que emprende en esta Conspiraci¨®n en la Red, una pel¨ªcula completamente fallida que, sin embargo, en buena l¨®gica, puede despertar justificada curiosidad en alg¨²n indagador de las tripas del mundo, o submundo, de Microsoft y similares, pero a condici¨®n de que el curioso haga la vista gorda y no se d¨¦ por enterado de la lamentable sesi¨®n de cine no malo sino p¨¦simo en que le est¨¢n sirviendo en bandeja ese banquete inform¨¢tico.
Porque ciertamente es dif¨ªcil encontrar una pel¨ªcula de intriga, de crimen y averiguaci¨®n policiaca menos vigorosa, menos intensa, menos viva y menos cautivadora que esta sosa Conspiraci¨®n en la Red, una ampulosa y retorcidilla empanada mental elaborada por esos tres aludidos maestros, que esta vez retroceden a aprendices y respectivamente nos dan un concierto de tramposos y balbucientes ejercicios de falsa y titubeante direcci¨®n, de pobre y artificiosa escritura y mec¨¢nica e insincera interpretaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.