20 surcoreanos se cortan un dedo en protesta contra Jap¨®n
El homenaje del primer ministro de Jap¨®n a sus ca¨ªdos en la guerra desata duras protestas de China y Corea del Sur
Junichiro Koizumi cumpli¨® ayer con la promesa que hizo la pasada primavera tras asumir la jefatura de Gobierno y rindi¨® homenaje a los nipones ca¨ªdos en combate, entre ellos 14 criminales de guerra, en el templo de Yasukuni, en el centro de Tokio. La visita del l¨ªder conservador despert¨® protestas dentro y sobre todo fuera del pa¨ªs, especialmente en Corea del Sur y China.
En Se¨²l, una veintena de hombres se cortaron el me?ique en repulsa por un gesto considerado como una agresi¨®n hacia las naciones de Asia que fueron v¨ªctimas de la invasi¨®n japonesa el pasado siglo. Las autoridades de Pek¨ªn, por su parte, expresaron su m¨¢s 'en¨¦rgica indignaci¨®n' y llamaron a consultas al embajador nip¨®n en la capital china. 'Las acciones del l¨ªder japon¨¦s han da?ado la base pol¨ªtica de las relaciones chino-japonesas y herido los sentimientos del pueblo chino', afirm¨® el viceministro de Exteriores, Wang Yi.
Se trata de la primera visita oficial de un primer ministro nip¨®n a Yasukuni desde la que hizo en 1985 Yasuhiro Nakasone. 'Jap¨®n no quiere verse envuelto nunca m¨¢s en otra guerra', dijo el presidente del Partido Liberal Democr¨¢tico (PLD), quien quiso adelantar en dos d¨ªas la visita para apaciguar algo los ¨¢nimos de los pa¨ªses vecinos y evitar la coincidencia con la fecha del aniversario de la derrota japonesa en la II Guerra Mundial y de la liberaci¨®n de Corea.
?Resurge el nacionalismo o nunca ha desaparecido en Jap¨®n? Es la recurrente pregunta que se hacen observadores locales y extranjeros cuando se producen manifestaciones como la de ayer, cargada de simbolismo. El pasado mayo se encendieron de nuevo las alarmas despu¨¦s de que las autoridades locales dieran el visto bueno a un controvertido libro de texto que justifica el pasado colonialista nip¨®n en Asia. Tanto en Corea del Sur como en China el manual puso en pie de guerra diplom¨¢tica a sus gobiernos que pidieron a Tokio archivar el manual o revisarlo.
El Ej¨¦rcito del emperador
Jap¨®n ayud¨® durante el periodo de guerra 'a los pueblos de Asia a cultivar el ideal y el sue?o de la independencia', se lee en el libro de texto que el Ministerio de Educaci¨®n autoriz¨® para que sea impartido como manual de historia para alumnos de 12 a 15 a?os a partir de 2002. Los autores, dos profesores universitarios, matizan u omiten todos los abusos que en nombre del emperador Hirohito cometi¨® el Ej¨¦rcito en la primera mitad del siglo XX durante la invasi¨®n y ocupaci¨®n hasta el fin de la ¨²ltima guerra mundial de China, Taiwan, Corea, Filipinas e Indonesia. El libro fue gestado por la Sociedad para la Reforma de los Libros de Texto (SRLT), una instituci¨®n no oficial a la que pertenecen acad¨¦micos conservadores nacionalistas, como son los autores del mismo: Nobukatsu Fujioka, profesor de la Universidad de Tokio, y Tadae Takubo, de la Universidad de Kiorin.
Los autores no califican de agresi¨®n el periodo de expansi¨®n nipona ni estiman que hubo crueldad durante la colonizaci¨®n, que en el caso de Corea dur¨® de 1910 a 1945. Subrayan que la actuaci¨®n de Jap¨®n represent¨® el primer paso hacia las guerras de independencia y posterior descolonizaci¨®n de esas naciones. Nada se dice sobre la triste y famosa matanza de Nanjing (China) en 1937 ni tampoco se censura la esclavitud sexual a la que muchas asi¨¢ticas se vieron forzadas para satisfacer a las tropas imperiales. Para ambos, no hay pruebas claras de que fueran obligadas a prostituirse.
Por primera vez, en 1993, un grupo de ellas (18 filipinas) se atrevi¨® a interponer demanda ante los tribunales de justicia japoneses reclamando al Estado una indemnizaci¨®n. Otra treintena de v¨ªctimas se sumar¨ªa meses despu¨¦s a la querella aceptada en principio cinco a?os despu¨¦s por el tribunal de la sure?a ciudad de Yamaguchi. Algunas de ellas murieron antes de conocerse esa decisi¨®n. Casi fue mejor porque el pasado marzo el Tribunal Superior de Hiroshima revoc¨® la sentencia alegando que la vigente Constituci¨®n, redactada en 1947 por los norteamericanos, no exige al Estado pedir perd¨®n ni tampoco pagar compensaciones.
Petici¨®n de disculpas
Exigido o no, el 15 de agosto de 1995 el entonces primer ministro, el socialista Tomiichi Muruyama, pidi¨® por primera vez disculpas p¨²blicas por la conducta del Ej¨¦rcito durante la II Guerra Mundial y calific¨® como 'irrefutables' hechos hist¨®ricos las atrocidades cometidas por su pa¨ªs. Los autores consideran que la irritaci¨®n que el libro ha causado sobre todo en Corea del Sur, pero tambi¨¦n en China, es una 'injerencia' en los asuntos internos que las autoridades no deben aceptar. Creen que las atrocidades formaron parte de una propaganda de guerra 'fabricada por los vencedores', que en la actualidad no se justifica. 'Jap¨®n nunca trat¨® de masacrar pueblos en nombre de una ideolog¨ªa a diferencia del nazismo', ha manifestado el profesor Takubo. Educaci¨®n hizo m¨¢s de un centenar de revisiones al texto lo cual no ha satisfecho a nadie.
Jap¨®n sigue sin lograr desembarazarse de los demonios del pasado y menos a¨²n disipar los recelos entre los pa¨ªses asi¨¢ticos, todo ello pese a que desde 1969 ha destinado alrededor de 80.000 millones de d¨®lares (unos 16 billones de pesetas) en ayuda regional. Sin embargo, los detractores argumentan que mucha de esta asistencia est¨¢ ligada a la aprobaci¨®n de inversiones niponas en los territorios beneficiados.
Cada vez que Jap¨®n hace una se?al por t¨ªmida que sea de querer desarrollar una pol¨ªtica exterior propia o de revisar la Constituci¨®n, como insinu¨® Koizumi antes de llegar al poder, para modificar el status del Ej¨¦rcito, que s¨®lo puede tener funciones de autodefensa, es inmediata la inquietud entre los vecinos.
Esta ¨²ltima fase de patriotismo moderado que respira la sociedad, especialmente entre la poblaci¨®n m¨¢s mayor, puede ser consecuencia de la sensaci¨®n de inseguridad que ha causado la d¨¦cada de crisis econ¨®mica que vive la naci¨®n. Sin embargo, algunos analistas opinan que el problema de Jap¨®n es el resultado de dos d¨¦ficit hist¨®ricos. El primero es que, a diferencia de Alemania, no ha habido 'desnazificaci¨®n japonesa' porque EE UU decidi¨® abandonar muy pronto la pol¨ªtica de purgas de criminales de guerra tras la llegada al poder de los comunistas en China. Y el segundo es que debido al oscuro proceso de decisi¨®n y de preservaci¨®n del sistema imperial, Jap¨®n no hizo ning¨²n intento por arrojar luz sobre los culpables.
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