Sin papeles
La indiferencia con que nos trata a casi todos el desorden de la vida corriente nos lleva a creernos seguros, protegidos en el soporte de los documentos.
Perder los papeles es algo m¨¢s que no saber estar, es quedarse sin personaje en el gui¨®n, sin un lugar en esta pelea por subsistir, mitad vital, mitad virtual: que le pregunten cu¨¢l es su sitio a los humillados inmigrantes sin una escueta c¨¦dula que llevarse a las manos. En nuestro af¨¢n por dar fe de la obviedad , por garantizar la evidencia, no nos basta con ser: hay que serlo por escrito.
La cartilla no nos define y el membrete no acota ni aumenta nuestras posibilidades, pero hasta ahora las personas con discapacidad cont¨¢bamos con el certificado de minusval¨ªa, la r¨²brica de nuestra marginaci¨®n, como documento para acceder a algunas prerrogativas siempre escasas, pero no despreciables en si mismas: siempre ha sido cuesti¨®n de n¨²meros.
Pero desde que se promulg¨® el nuevo Real Decreto 1971/99 de 23 de diciembre para la certificaci¨®n de las minusval¨ªas tienen previsto robarnos la cartera y dejarnos sin papel: dentro de tres a?os no habr¨¢ minusv¨¢lidos en Espa?a .
El Gobierno central ha reemplazado las inversiones en accesibilidad, pensiones y creaci¨®n de empleo por un riguros¨ªsimo examen que consigue borrar la minusval¨ªa: muerto el perro se acab¨® la discapacidad. Contrastada la ineficaz evoluci¨®n ling¨¹¨ªstica de paral¨ªtico a discapacidad y erradicada la poliomielitis, ?por qu¨¦ mantener las restantes deficiencias? Nada tiene esto que ver con el avance de la ciencia ni con los milagros de la medicina: algo tan simple como la reducci¨®n del n¨²mero de certificados har¨¢ parecer que los inv¨¢lidos s¨²bitamente se han recuperado.
Los equipos de valoraci¨®n y orientaci¨®n de los servicios sociales tienen tan alto el list¨®n que desde que se promulg¨® el nuevo baremo, la revisi¨®n del grado de minusval¨ªa se parece, las m¨¢s de las veces, a un ba?o en el Jord¨¢n que prodigiosamente nos devuelve al mundo de los ¨¢giles, los diestros, los no afectados. El vencimiento y no renovaci¨®n del certificado no atiende a ning¨²n modo de recuperaci¨®n, sino a la necesidad de que las cosas funcionen bien a cualquier precio, incluido el de no funcionar...
Por el momento, son los enfermos cr¨®nicos y los trasplantados a los que m¨¢s afecta la medida, pero es cuesti¨®n de tiempo: ahora que se acab¨® la mili nos llamar¨¢n todos a filas.
No tardar¨¢ mucho en que la empresa que nos contrat¨® por las prerrogativas fiscales y de Seguridad Social que conced¨ªa la calidad de minusv¨¢lido se replantee nuestra situaci¨®n laboral y nos deje sanos a las puertas del paro. Pero como seguro que ese trueque al mundo de los v¨¢lidos exigir¨¢ tambi¨¦n su est¨¦tica propia, a partir de ahora el que quiera carnet que lo saque de f¨²tbol, de caza y pesca o de cofrad¨ªa que el de minusv¨¢lido desesperado club social se nos est¨¢ poniendo por las nubes
Sinceramente, no acabo de entender en qu¨¦ consiste el prodigio de mantener la condici¨®n y trocar el nombre. ?Habr¨¢ que a?orar que en la milicia se nos declarara in¨²til total? ?que durante un tiempo en la profesi¨®n del DNI marcara Inv¨¢lido?...
Y uno que cre¨ªa que al correr el tiempo se avanza...: 'Vivir es ver volver...'.
Fernando Gonzalo Rivas Rubiales es secretario General de la Confederaci¨®n Andaluza de Minusv¨¢lidos F¨ªsicos (CAMF).
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