Brasil a¨²n respira
La bronca Chilavert-Roberto Carlos marca el triunfo de la selecci¨®n de Rivaldo sobre Paraguay
Ojo por mano. ?sa es la versi¨®n de la ley del Tali¨®n creada en la noche del mi¨¦rcoles por el ex zaragocista Chilavert, el portero de la selecci¨®n paraguaya. Irritado por la derrota (2-0 en Porto Alegre) ante la brasile?a, que a¨²n respira en la liguilla suramericana para el Campeonato del Mundo de Corea y Jap¨®n 2002; por su fallo en el segundo gol, por las provocaciones de Roberto Carlos y, sobre todo, por un claro penalti de Rivaldo -un manotazo al bal¨®n en su ¨¢rea- que no vio el arbitro, el alem¨¢n Krug, no dud¨® al final en sellar el ojo derecho del defensa madridista con un vigoroso escupitajo. Sorprendido, ¨¦ste intent¨® replicarle, pero fue contenido de inmediato por sus compa?eros.
La iron¨ªa posterior de Roberto Carlos a¨²n incendiar¨¢ m¨¢s su antagonismo con Chilavert, el gordito o el voluminoso seg¨²n toda la prensa brasile?a: 'Hay que entenderle. ?l ya hizo mucho, pero ahora est¨¢ viejo [36 a?os], en la ¨²ltima curva de su carrera. Mientras no se decide por la jubilaci¨®n, nos divertimos con ¨¦l. En fin, no puedo perder m¨¢s mi tiempo con un arquero de un equipo de Segunda Divisi¨®n [el Estrasburgo, franc¨¦s] que ni siquiera s¨¦ cu¨¢l es'. A su vez, Chilavert insisti¨® en que el brasile?o le llam¨® 'hijo de puta'.
Pol¨¦mica aparte, lo cierto es que todo Brasil suspir¨®, aliviado, con un triunfo que permite a su equipo nacional reafirmarse en el cuarto puesto -se clasifican los cuatro primeros-. El seleccionador, Luis Felipe Scolari, se mostr¨® exultante: 'Me gan¨¦ una sobrevida'. Y es que Brasil no se anotaba una contienda desde su 0-1 a Colombia en noviembre pasado.
Muchos fueron los factores que contribuyeron al renacer amarillo. Para empezar, el jugar en Porto Alegre, la tierra del t¨¦cnico y de las tres raras e ignoradas estrellas que ¨¦ste aline¨®, Tinga, Costa y Paraiba, el autor del primer tanto, lo que supuso el respaldo de una hinchada febril. Para continuar, la ayuda esencial de Venezuela, que se impuso a un rival directo, Uruguay. Y para concluir, la desgracia de Paraguay al tragarse el colegiado una providencial mano defensiva de Rivaldo en el ¨¢rea propia.
Pero, en el fondo, los motivos de preocupaci¨®n persisten entre los brasile?os. Frente a los paraguayos, el conjunto entr¨® en la cancha de forma arrolladora, pero eso dur¨® poco tiempo: hasta el minuto 18. A partir de entonces lo que se vio fueron jugadas que depend¨ªan mucho m¨¢s de la capacitad individual que de una t¨¢ctica establecida. Mientras tanto, Paraguay fue creciendo y lleg¨® a dominar la mayor parte del encuentro. S¨®lo al final, con el b¨¦tico Denilson y Leonardo, Brasil volvi¨® a jugar bien. Pero, a esas alturas, su adversario ya estaba perdido y, en concreto, Chilavert era la m¨¢s clara muestra del desconcierto, empe?ado en citarse para luego con Roberto Carlos y en discutir con un ¨¢rbitro que no le entend¨ªa.
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