MERLUZA EN SALSA VERDE
El ?ngel de la Gastronom¨ªa propone al se?or Patanegra alejarse por unas horas de la ciudad y adentrarse en el coraz¨®n del Pa¨ªs Vasco. Su intenci¨®n, tal como le explica durante el camino, es la de probar la cocina tradicional vasca en un caser¨ªo situado en el monte.
-Pediremos merluza en salsa verde, que es como el plato s¨ªmbolo de la cocina vasca -le comenta al entrar al caser¨ªo-. Te encantar¨¢, ya lo ver¨¢s, aunque ya comiste salsa verde con las cocochas y tambi¨¦n se puede comerla con almejas.
-Me encanta el sitio -dice el se?or Patanegra, llen¨¢ndose los pulmones de aire sano-. El paisaje es ¨²nico y lo de la salsa verde encaja perfectamente con el color de los campos...
-Est¨¢s en lo cierto, Patanegra, pero no olvides que hemos venido a comer, y no hierba precisamente -dice el ¨¢ngel mientras lo arrastra hacia la cocina-. Lo bueno del plato de hoy es que es muy f¨¢cil de hacer y que, en cambio, produce el resultado m¨¢s genial. Se hace en tan s¨®lo 10 minutos.
-Imposible, ¨¢ngel -el se?or Patanegra menea la cabeza-. Me dijiste que en la cocina nunca hay que tener prisa.
-?Qui¨¦n habla de prisa? ?ste es un caso ¨²nico, de m¨¢ximo resultado en un m¨ªnimo tiempo. Ven, que te presento al cocinero.
El ¨¢ngel hace las presentaciones y, junto al calor de los fogones, el cocinero se dispone a ense?ar al se?or Patanegra
la receta.
-Para dos personas necesitas dos dientes de ajo -dice el cocinero, muy en su papel de maestro-, y picar cuatro cucharadas de perejil. En cuanto a la merluza, le dices al pescadero que te haga dos trozos sin espinas de 180 gramos y seis almejas por persona.
El se?or Patanegra se anima ante algo que no parece dif¨ªcil, se pone un delantal y se hace la ilusi¨®n de sentirse cocinero por un d¨ªa. Sigue las instrucciones del cocinero, paso a paso, mientras se siente un triunfador.
-En una sart¨¦n pon cuatro cucharadas de aceite de oliva -contin¨²a gui¨¢ndolo el cocinero-. Luego, cuando est¨¢ caliente, pones el ajo en fr¨ªo, controlando la cocci¨®n. Cuando est¨¢ doradillo, le echas la mitad del perejil y pon una cucharada de harina y la merluza. Para hacerlo r¨¢pido, en vez de caldo de pescado le echas un poco de agua, porque el agua de las almejas ya hace una buena salsa. La dejas cocer cinco minutos, casi sin hervir, y en el ¨²ltimo minuto pones las almejas.
El se?or Patanegra va haciendo todo lo que le indica el cocinero y en unos pocos minutos ya tiene a punto la merluza.
-Pues s¨ª que es f¨¢cil esto de cocinar -sonr¨ªe el se?or Patanegra, que ya se ve reencarnado en chef-, pero yo hab¨ªa visto esta merluza en alg¨²n restaurante con esp¨¢rragos y huevos.
-Hay distintas maneras de hacerla, pero este amigo lo hace as¨ª y me parece perfecto -interviene el ¨¢ngel-. Cada maestrillo tiene su librillo.
-Oye, ?no se hac¨ªa en cazuela de barro? Porque cuando haga la merluza en casa ya veo que mi mujer se quejar¨¢...
-Si no la tienes, la sart¨¦n tambi¨¦n sirve -sentencia el ¨¢ngel-. Y basta ya de ch¨¢chara. Ahora pedimos un buen txakoli y a comer la merluza se ha dicho.
El ¨¢ngel y el se?or Patanegra se entregan de lleno al placer de comer la merluza. Cada 10 segundos, m¨¢s o menos, el se?or Patanegra, orgulloso de su deb¨² en los fogones, se encarga de recordar que es ¨¦l quien la ha cocinado.
-?Hay que ver lo bien que se cuidan los vascos! -suspira al terminar-.
-Y no s¨®lo los vascos... Ma?ana nos vamos a Santander, a comer unas buenas anchoas del Cant¨¢brico.
-Lo que tu digas, ¨¢ngel. Y que siga la fiesta...
Ferran Adri¨¤ / Xavier Moret
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