Ocho a?os despu¨¦s del fuego
La falta de dinero ha impedido regenerar el bosque de la Sierra de Hu¨¦tor quemado en 1993
Cunde la impaciencia. Pueblos cuyos bosques son su motor de desarrollo quedan desahuciados despu¨¦s de un gran incendio y ans¨ªan ver cuanto antes el paisaje original restaurado. Pero no es f¨¢cil. Las masas de ¨¢rboles que se queman tardan generaciones en renacer y, en algunos casos, como en la Sierra de Hu¨¦tor Santill¨¢n, en Granada, ni siquiera es posible porque la calidad de lo perdido es irrecuperable.
En el verano de 1993, la sierra granadina vivi¨® un desastre ecol¨®gico de primera magnitud. Ardieron 6.500 hect¨¢reas de bosque en un incendio que se tard¨® 15 d¨ªas en sofocar. Especies vegetales end¨¦micas se extinguieron para siempre. Tras ocho a?os de actuaciones, el director del Parque Natural de la Sierra de Hu¨¦tor, Carlos Norma, asume con tristeza que 'nadie volver¨¢ a ver ese bosque como era'.
Hoy, los cambios tras el incendio son poco perceptibles, si se tiene en cuenta que s¨®lo se ha operado sobre el 50% del territorio afectado. No siempre con resultados satisfactorios. La falta de fondos econ¨®micos para la regeneraci¨®n ha sido el principal freno, aunque ha habido tambi¨¦n otros factores, como la pobreza del terreno.
De las 6.500 hect¨¢reas calcinadas, s¨®lo 900 pertenecen al parque natural, lo que condicion¨® por completo la llegada de fondos. Las m¨¢s de 5.000 hect¨¢reas restantes son la historia de un fracaso continuo.
Tras el incendio, la Junta tard¨® casi un a?o en presentar un plan que preve¨ªa una inversi¨®n de casi 1.500 millones de pesetas a trav¨¦s de fondos auton¨®micos, estatales y de la Uni¨®n Europea. Se ha ejecutado la mayor parte de la inversi¨®n prevista, pero los resultados muestran que el dinero es insuficiente.
El 40% del presupuesto se destin¨® a correcciones hidrol¨®gicas para que los materiales en suspensi¨®n tras el incendio no fueran arrastrados a las cuencas de los r¨ªos. Esa actuaci¨®n, por sus costes, impidi¨® pensar en una repoblaci¨®n habitual. En 1997 se opt¨® por experimentar con la siembra a¨¦rea. Sin embargo, por alg¨²n motivo, no dio resultado.
Actualmente, se siguen viendo en la sierra grandes extensiones de terreno con s¨®lo restos de ¨¢rboles quemados. La Junta adjudic¨® parte de la madera a los municipios implicados, pero algunos ni siquiera la han sacado de all¨ª en estos a?os.
La ¨²nica salida posible para el bosque es que se destinen nuevas partidas presupuestarias o que se ampl¨ªe la extensi¨®n del parque natural. Para ello ya se ha lanzado una propuesta que prev¨¦ agregar a la zona 50.000 nuevas hect¨¢reas protegidas, entre las que se encuentra toda la superficie afectada por el incendio.
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