La refinada belleza del lago de Como
Palacios y pueblos se funden con la naturaleza al norte de Italia
Villas, jardines y mucho arte surgidos al pie de un tranquilo lago rodeado de monta?as en la atractiva Lombard¨ªa italiana, a un paso de Mil¨¢n.
En Cernobbio, a pocos kil¨®metros de Como, se sit¨²a el Gran Hotel Villa d'Este, un complejo hotelero con dos grandes edificios y un enorme jard¨ªn en el que, entre otras cosas, se halla el segundo monumento m¨¢s fotografiado de Italia: un extraordinario mosaico
A¨²n queda el imprescindible paseo en barco por el lago. Surcar las aguas de este charco, de unos 45 kil¨®metros de largo y tres de ancho, dimensiones que imagino sacr¨ªlegas para el argot de los navegantes domingueros, es la mejor manera de contemplar las se?oriales villas y los pueblos que han ido surgiendo a su alrededor
Hay lugares en los que el visitante se reconcilia con la especie humana por haber sabido respetar y convivir con la naturaleza durante miles de a?os. El lago de Como, en Lombard¨ªa (Italia), a poco m¨¢s de 40 minutos de Mil¨¢n por autov¨ªa, es uno de ellos. All¨ª est¨¢n las monta?as, los bosques, el lago, todo lo que se form¨® de modo natural hace millones de a?os, pero tambi¨¦n est¨¢ la huella humana: las iglesias rom¨¢nicas y g¨®ticas, los palacios de la aristocracia, la arquitectura popular, las industrias de la seda, el siglo XX e incluso el XXI, en un todo arm¨®nico y equilibrado, conformando un paisaje que, de tanta perfecci¨®n y belleza, parece un decorado, la recreaci¨®n artificial de un sue?o. De la misma manera que hay puestas de sol que parecen pagadas por la empresa Kodak, la primera impresi¨®n que percibe el visitante del lago de Como remite a una pel¨ªcula musical de los a?os dorados de Hollywood, una especie de Brigadoon alpino. Inconvenientes de la informaci¨®n audiovisual.
Cuando el viajero asimila el inevitable deslumbramiento -'Este lago supera cualquier concepto de belleza', escribi¨® Shelley-, descubre que la joya de la corona est¨¢ en un peque?o pueblo, Cernobbio, a pocos kil¨®metros de la ciudad de Como: el Gran Hotel Villa d'Este, un complejo hotelero con dos grandes edificios y un enorme jard¨ªn en el que, entre otras cosas, se encuentra -seg¨²n los amantes de las estad¨ªsticas- el segundo monumento m¨¢s fotografiado de Italia: un extraordinario mosaico, aunque, ciertamente, todo aqu¨ª es extraordinario.
La historia del edificio principal se remonta a la segunda mitad del siglo XVI, cuando se construye como residencia del cardenal Tolomeo Gallio, una prueba m¨¢s del refinado gusto de algunas jerarqu¨ªas eclesi¨¢sticas del Renacimiento. Desde entonces y hasta 1873, el palacio cambiar¨¢ de propietario en diversas ocasiones, siempre dentro del circuito nobiliario, por supuesto, y recibir¨¢ a hu¨¦spedes tan ilustres como Carolina de Brunswick, princesa de Gales, futura reina de Inglaterra y pend¨®n desorejado, como consta en numerosos documentos y testimonios de la ¨¦poca (vivi¨® en la villa entre 1815 y 1820), o Mar¨ªa Fedorovna, zarina de Rusia, quien lo disfrut¨® entre 1868 y 1870. A?os m¨¢s tarde, en 1873, el palacio ser¨¢ comprado por un grupo de empresarios de Mil¨¢n que lo convertir¨¢n en uno de los hoteles m¨¢s lujosos del mundo. Un edificio que asiste con inalterable elegancia al tr¨¢nsito pol¨ªtico, social y econ¨®mico del poder del esp¨ªritu y la sangre al del dinero, es decir, un espectador privilegiado de la historia moderna y contempor¨¢nea.
Naturalmente, la armon¨ªa que caracteriza al lago tiene en el Gran Hotel su justa correspondencia. Y si el jard¨ªn de la villa fue dise?ado originalmente por Pellegrino Pellegrini, arquitecto y pintor disc¨ªpulo de Miguel ?ngel, 350 a?os despu¨¦s escribir¨ªa sobre ¨¦l la estadounidense Edith Warthon en una impecable conjunci¨®n de sensibilidades. Begonias, tulipanes, rosas, azaleas, jazmines y magnolias se dan cita c¨ªclicamente para rendir pleites¨ªa al gran pl¨¢tano, due?o y se?or del lugar desde hace 500 a?os. Frente a ¨¦l, el gran mosaico enmarca el suave ascenso de una colina que corona la impresionante estatua neocl¨¢sica de H¨¦rcules. Los cipreses, templetes y cascadas -naturales o encauzadas en fuentes escalonadas- llevan al espectador al borde del ¨¦xtasis, del que se aterriza bruscamente ante la educada solicitud de un grupo de japoneses de que les haga una fotograf¨ªa.
Helmut Newton
Del interior del edificio del Cardenal, de su decoraci¨®n, de los salones en los que abundan los mejores m¨¢rmoles, de sus esculturas (sobre todo, Eros corona a Venus, de Canova) y de sus suites, baste citar un dato que es a su vez paradigma del glamour: en 1975, Helmut Newton y dos modelos en absoluto disonantes con el entorno realizaron varias sesiones fotogr¨¢ficas para el que despu¨¦s ser¨ªa su libro White women.
Si el viajero logra superar tanta capacidad de seducci¨®n por metro cuadrado, a¨²n le queda el imprescindible paseo en barco por el lago. Surcar las aguas de este charco de unos 45 kil¨®metros de largo y tres de ancho, magnitudes que imagino sacr¨ªlegas para el argot de los navegantes domingueros, es la mejor manera de contemplar las se?oriales villas y los pueblos que han ido surgiendo a su alrededor.
Alguien dijo que durante 2.000 a?os, numerosos poetas, de Virgilio o C¨¢tulo a Tennyson o Longfellow, cantaron los lagos de la Lombard¨ªa, pero que resultaba imposible intuir su belleza hasta que, en la primera mitad del siglo XIX, William Henry Fox Talbot y Louis Daguerre sentaron las bases de la fotograf¨ªa. Y as¨ª es. Se puede dejar libre el talento l¨ªrico, estimular la exaltaci¨®n rom¨¢ntica y la sensibilidad m¨¢s delirante, pero sin una fotograf¨ªa, por ejemplo, de Bellagio, uno de sus pueblos ribere?os, en el que, por cierto, vivi¨® Leonardo da Vinci, no es f¨¢cil hacerse una idea sobre lo que estamos hablando.
La excursi¨®n acu¨¢tica cont¨® con la inestimable colaboraci¨®n de un lugare?o apasionado que nos iba transmitiendo sus profundos conocimientos de la propiedad inmobiliaria. Nos informaba con infrecuente entusiasmo sobre qui¨¦nes eran o hab¨ªan sido los due?os de las fant¨¢sticas villas que pueblan las orillas del lago: '?sa es de los Versace; aqu¨¦lla, de la marquesa Dinetta d'Amico; ¨¦sta, que se llama Villa del Balbianello, la habit¨® el conde Guido Monzino...'.
-?Y ¨¦sa?
-Es del Opus Dei.
-?Del Opus Dei?
-S¨ª, era de una vieja dama que se la dej¨® en herencia.
Lo dicho: hace falta una buena c¨¢mara de fotos para comprender lo que tiene la Obra de Dios en este lago. No me atrev¨ª a preguntar si se llamaba Villa Escriv¨¢, pero est¨¢ claro que la Iglesia, en sus m¨²ltiples ramificaciones, no ser¨ªa la misma sin las donaciones y herencias de las viejas damas.
Nuestro espont¨¢neo gu¨ªa sigui¨® su labor: Villa Carlotta, llamada as¨ª porque fue el regalo de boda que le hizo la princesa Mariana de Prusia a su hija; Villa Olmo, cuartel general de las actividades culturales y sociales de Alessandro Volta, hijo predilecto de Como e inventor de la pila el¨¦ctrica; Villa Erba, construida a finales del XIX por el industrial farmac¨¦utico Carlo Erba y donada al municipio de Cernobbio por su nieto Luchino Visconti...
En fin, el paseo finaliza con la misma serenidad y pulcritud con la que se desarrolla la vida por estos pagos. Ahora, la duda es elegir un restaurante agradable entre los muchos que hay a lo largo de los ya citados 45 kil¨®metros de lujo y armon¨ªa. El Harry's Bar, en Cernobbio, por ejemplo. Productos de la tierra: pastas, quesos, embutidos, verduras, carnes y pescados de agua dulce extraordinarios. Terraza frente al omnipresente lago. M¨²sica educada y adecuada. Gente amable y relajada, sin aspavientos ni gritos. Una Italia diferente a la t¨®pica sure?a.
Hay lugares en los que uno se reconcilia con la especie humana por haber sabido respetar y convivir con la naturaleza, lo que no impide el que se envidie intensamente a ese selecto grupo de esa misma especie humana que tuvo, o tiene, la capacidad y el poder suficientes para ejercer su elitista derecho al respeto y a la convivencia con la naturaleza.
GU?A PR?CTICA
- Prefijo telef¨®nico: 00 390 31. - Moneda: 100 liras, 9 pesetas.
- A Como se llega desde Mil¨¢n y los aeropuertos de Linate y Malpensa, por la autopista A-9 (40 km.); el bus del aeropuerto cuesta 1.800 pesetas. - Alitalia (902 100 323) vuela desde Barcelona y Madrid, por 33.277 y 41.200 pesetas, ida y vuelta, m¨¢s tasas. - Iberia (902 400 500), desde 34.070 pesetas, ida y vuelta, tasas incluidas.
- Villa Flora (41 92 22). Lungolago Castelli, 7 (Torno). Unas 10.000. - Florence (95 03 42). Piazza Mazzini, 46 (Bellagio). Unas 21.500 pesetas. - Le Due Corti (32 81 11). Piazza Vittoria, 13 (Como). En una antigua casa de postas. 12.900 pesetas. - Terminus (32 91 11). Lungo Lario Trieste, 14 (Como). Desde 21.000. - Hotel Villa d'Este (34 81). Via Regina, 40 (Cernobbio). En una villa construida en 1570. Los precios son muy altos (la doble, en torno a 100.000) pero vale la pena visitarlo o comer en uno de sus restaurantes.
- Harry's Bar. Piazza Risorgimento, 2 (Cernobbio). Con terraza frente al lago. - Gatto Nero (51 20 42). Via Monte Santo, 69 (Cernobbio). Unas 5.000.
- Enit, Turismo de Italia (915 59 88 85). www.enit.it. www.lagodicomo.com. I. M.
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