Las televisiones no emitieron las peores im¨¢genes del horror
'Este silencio no es una conspiraci¨®n de periodistas. Todo esto supera a cualquiera'
Los testimonios de los supervivientes son estremecedores, pero no existen im¨¢genes de televisi¨®n que est¨¦n a la altura de las palabras, s¨®lo una repetici¨®n cansina de las m¨¢s conocidas. Nadie habla de censura informativa, s¨®lo de un acceso dif¨ªcil al lugar donde deben de estar la mayor¨ªa de los muertos de las Torres Gemelas y de un cierto pudor period¨ªstico a la hora de informar sin datos. Adem¨¢s, nadie quiere aumentar la psicosis de p¨¢nico que reina en la ciudad.
Los hospitales, en contra de lo que se pod¨ªa suponer, no est¨¢n saturados; apenas si hay heridos en ellos. La mayor¨ªa de las v¨ªctimas del atentado de Nueva York est¨¢n muertas. Las labores de desescombro han comenzado en el per¨ªmetro m¨¢s alejado del ¨¢rea de derrumbe de las Torres Gemelas. A¨²n no es posible acceder al lugar donde se cree que est¨¢ la mayor¨ªa de los cad¨¢veres. La ciudad sigue sumida en un estado de choque y el olor a pl¨¢stico quemado se percibe en zonas tan alejadas como Brooklyn.
Son muchos los analistas que se quejan de que las escasas im¨¢genes mostradas en las distintas televisiones estadounidenses no est¨¦n a la altura de lo que se oye contar a las v¨ªctimas o se lee en los peri¨®dicos. La repetici¨®n del impacto de los aviones contra las torres o del desplome de los edificios es machacona. Apenas hay im¨¢genes nuevas. ?Existe un acuerdo t¨¢cito entre los distintos medios, hay una orden oficial? Los reporteros que cubren la cat¨¢strofe que ha convertido el coraz¨®n financiero de Nueva York en un gran cementerio de polvo y metal piensan que no es as¨ª.
Roberto Lacayo y Natalia Cruz, reporteros del Noticiero 47, acaban de regresar de la zona del ataque. Su veh¨ªculo est¨¢ recubierto por un velo blanco de residuos. 'Hemos visto una alfombra de dos metros de escombros y papeles de oficina y barras de metal derretidas. No hemos tenido acceso a los edificios siniestrados ni hemos visto se?ales de vida o muerte. No hay acceso posible al ¨¢rea donde est¨¢n trabajando los servicios de bomberos por el peligro de que se desplomen m¨¢s edificios. Algunos todav¨ªa est¨¢n en llamas', asegura Lacayo. 'No creo que haya censura informativa a ese respecto. Ayer filmamos a dos personas saltando de los edificios'.
Los niveles de acceso al lugar no son iguales para todos, pero en cualquier caso parecen insuficientes para captar nuevas im¨¢genes de impacto informativo. 'Nosotros hemos entrado porque no existe una coordinaci¨®n perfecta entre los equipos policiales; si no te permiten entrar por un lado, entras por otro', confiesa Cruz.
Cuesti¨®n de acceso
Greg Kelly, de la televisi¨®n local NY1, piensa que, al haber peligro de fuegos y debilidad estructural en los edificios da?ados, es natural que se limite el acceso al lugar. 'Estamos codo con codo con los otros canales de televisi¨®n, y s¨¦ que es imposible controlarnos. (...) No es una cuesti¨®n de censura, sino de acceso'. Los medios locales disponen de una tarjeta verde de identificaci¨®n -de la que la prensa extranjera carece- que les permite entrar en lugares cerrados al p¨²blico en caso de siniestros. De ah¨ª la diferencia en el tratamiento, dice Kelly.
'Yo no tengo la percepci¨®n, por lo que he visto, de que haya un intento de censurar las im¨¢genes', sostiene el fot¨®grafo Xavier Ara¨²jo, de El Nuevo D¨ªa de Puerto Rico. 'Estuvimos ayer y tomamos fotograf¨ªas de la gente tir¨¢ndose de los edificios. Claro que la alcald¨ªa ha sido muy cauta a la hora de informar sobre cu¨¢ntos muertos ha habido, aparte de que a¨²n no saben la magnitud de lo ocurrido. (...) Es muy posible que est¨¦ restringido el acceso a lo peor, y as¨ª pueden controlar qu¨¦ muestras y qu¨¦ no'. 'Entendemos la renuencia de las autoridades. Nadie quiere ver en la televisi¨®n la mano de su esposo tirada por el suelo. Quieren informar a los familiares de las v¨ªctimas antes de que lleguen las c¨¢maras de televisi¨®n', opina Sy Jenkings, de la cadena WRTV (afiliada de la ABC), de Indian¨¢polis, al tiempo que la polic¨ªa le ordena quedarse detr¨¢s de una barricada a un par de manzanas de donde estaban las Torres Gemelas. Jenkings dice darse por satisfecho con haber podido llegar a Manhattan acompa?ando a un equipo de rescate de dicha localidad y defiende una sensibilidad a la hora de informar sobre las v¨ªctimas. 'Este silencio no es una siniestra conspiraci¨®n de las autoridades o de los periodistas. Todo esto supera a cualquiera y es la primera vez que sucede'.
Mientras que se conoce que han sido rescatados s¨®lo unos pocos de las decenas de bomberos y polic¨ªas que quedaron sepultados tras el desmoronamiento de las dos torres, los miembros de los equipos de rescate ponen malas caras cuando se les pregunta sobre las restricciones a las c¨¢maras. 'Mire, nosotros estamos aqu¨ª para ayudar a las v¨ªctimas' dice uno en un tono seco. 'Y hay miles de ellas'.
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