Un ciempi¨¦s econ¨®mico
Para hacer el recuento de los dineros que la Iglesia cat¨®lica recibe del Estado hay que acudir, como poco, a una treintena de ventanillas p¨²blicas. Y se tiene suerte si en la inmensa mayor¨ªa s¨®lo replican con un 'vuelva usted ma?ana'. Algunas administraciones, ni en meses contestaron con los datos precisos. Lo avis¨® a tiempo el secretario general de la Federaci¨®n de Ense?anza de Comisiones Obreras, Fernando Lezcano. 'Este empe?o es para una tesis doctoral. Hay datos que, en determinados lugares, no los sueltan ni con la Guardia Civil', dijo.
Otra conclusi¨®n es que la Iglesia, como organizaci¨®n econ¨®mica, es un ciempi¨¦s. A efectos constitucionales, todo est¨¢ claro: el Romano Pont¨ªfice 'tiene potestad suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia' (art¨ªculo 1? de su constituci¨®n jer¨¢rquica), y los dem¨¢s eclesi¨¢sticos est¨¢n bajo sus ¨®rdenes absolutas, por muy alta que sea su dignidad o por muy lejos que se encuentren de Roma. El C¨®digo de Derecho Can¨®nico legisla con precisi¨®n sobre 'los bienes temporales de la Iglesia', pero advierte de que el dominio de los bienes adquiridos, retenidos, administrados o enajenados por iglesias particulares 'corresponde a la persona jur¨ªdica que los haya adquirido leg¨ªtimamente'. Eso s¨ª, el c¨®digo advierte de que 'son bienes eclesi¨¢ticos' (canon 1257) [y tambi¨¦n de que 'la Iglesia tiene el derecho nativo de exigir de los fieles los bienes que necesita para sus propios fines' (1260)].
Extensiones eclesi¨¢sticas
La realidad es que ni siquiera los m¨¢ximos representantes de la Santa Sede en cada pa¨ªs tienen control sobre el movimiento econ¨®mico que se produce a su alrededor. As¨ª, cuando se supo que varias di¨®cesis, entre las que hay dos arzobispados, hab¨ªan sido sorprendidas en su buena fe por los p¨ªcaros de Gescartera, el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Jos¨¦ Asenjo, dijo que la Iglesia no ten¨ªa nada que ver con asunto tan feo, ni hab¨ªa invertido en ese chiringuito una sola peseta.
En el sentido estricto de la palabra Iglesia, los hechos eran testarudos. El Arzobispado de Valladolid, por ejemplo, es Iglesia, y su prelado titular, Jos¨¦ Delicado Baeza, fue durante a?os nada menos que vicepresidente de la Conferencia Episcopal. Iglesia es tambi¨¦n cualquiera de las instituciones de vida consagrada, de monjas o de frailes, atrapadas en esa trampa financiera. Queda dicho para que se entienda por qu¨¦ en el recuento de los ingresos eclesi¨¢ticos se incluyen las decenas de miles de millones que recaudan esas organizaciones dedicadas de forma preferente a la ense?anza. Porque, si se excluye a estas instituciones se?eras, entonces la Iglesia cat¨®lica son los obispos [118 prelados, en su mayor¨ªa mayores de 70 a?os], 19.000 curas y un presupuesto anual de poco m¨¢s de 23.000 millones de pesetas, que no dar¨ªan ni para sostener el imponente trabajo social de C¨¢ritas.
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