Kazuo Ishiguro revela las m¨²ltiples caras del mal en una novela de detectives
'Cuando fuimos hu¨¦rfanos' se desarrolla en Shanghai en la ¨¦poca de entreguerras
Kazuo Ishiguro (Nagasaki, 1954) retoma en su quinta novela, Cuando fuimos hu¨¦rfanos (Anagrama), una obsesi¨®n recurrente en casi todos sus libros, y que deriva de 'abrir la caja de los recuerdos'. El escritor ironiza tambi¨¦n sobre los esquemas cl¨¢sicos de la novela brit¨¢nica de detectives que terminan por 'simplificar el mal'. Ishiguro sit¨²a al investigador Cristopher Banks en Shanghai durante la ¨¦poca de entreguerras para resolver un misterio que le atormenta desde la infancia, la desaparici¨®n de sus padres. En la trama est¨¢ tambi¨¦n implicada la mafia del opio china.
El detective Christopher Banks, el m¨¢s c¨¦lebre de los investigadores de Londres durante la ¨¦poca de entreguerras, siente la obligaci¨®n de regresar a Shan-ghai, donde pas¨® su infancia, para resolver el ¨²nico misterio que atormenta su vida: qu¨¦ ocurri¨® con sus padres, que desaparecieron en la ciudad asi¨¢tica cuando ¨¦l s¨®lo contaba con 10 a?os. Con este argumento inicial, Kazuo Ishiguro coloca al protagonista de su quinta novela, Cuando fuimos hu¨¦rfanos, frente a una 'caja de los recuerdos' repleta de las m¨¢s terribles experiencias 'pero que tambi¨¦n guarda la verdad sobre nosotros mismos', dijo el escritor en la presentaci¨®n de su novela, ayer, en Barcelona.
La nostalgia, presente en casi todas las creaciones del escritor, vuelve a marcar la evoluci¨®n de los personajes creados por Ishiguro, 'porque la memoria es el filtro a trav¨¦s del que creamos la historia sobre nosotros mismos'. La diferencia en esta ocasi¨®n radica en que el autor construye vidas 'mucho m¨¢s ca¨®ticas, porque no son los valores y los ideales los que marcan el camino de cada uno, como pensaba al escribir anteriores novelas, como Los restos del d¨ªa'.
Kazuo Ishiguro, nacido en Jap¨®n aunque reside en el Reino Unido desde su infancia, crea en Cuando fuimos hu¨¦rfanos una historia de detectives que tambi¨¦n le sirve para ironizar sobre la novela de misterio de Agatha Christie en la que el mal se simplifica y personaliza en un solo criminal. 'La II Guerra Mundial llev¨® a la gente a comprender que la naturaleza del mal es mucho m¨¢s complicada que todo esto, el riesgo que se corre ahora es pretender volver a la filosof¨ªa del enemigo personificado en una sola figura', dijo el escritor al referirse a los ¨²ltimos atentados terroristas en Estados Unidos.
Ishiguro, que no encuentra en el Londres actual 'pr¨®spero y seguro' el escenario para cuestionarse 'las grandes preguntas', viaja nuevamente en el tiempo hasta la ¨¦poca de entreguerras y sit¨²a la acci¨®n de su novela entre una Europa en la que surge con fuerza el fascismo y el Shanghai colonial donde creci¨® su padre, 'una ciudad que era entonces el cruce de caminos de la historia'. All¨ª aparecen los poderes imperialistas europeos, los refugiados de la revoluci¨®n rusa, los jud¨ªos huidos del nazismo y la guerra china entre nacionalistas y comunistas. Un tiempo hist¨®rico bajo cuya sombra creci¨® el autor y que ahora siente la responsabilidad de recuperar. 'Mis padres me contaban sus experiencias sobre la guerra, unas historias que me cansaban y aburr¨ªan cuando era joven. Sin embargo, la generaci¨®n que sufri¨® la guerra est¨¢ desapareciendo y las generaciones siguientes tenemos la obligaci¨®n de ordenar todos estos recuerdos'.
Ishiguro, que confiesa que 'cuanto m¨¢s viejo, m¨¢s dif¨ªcil me resulta escribir novela', rechaza las cr¨ªticas que inscriben su creaci¨®n literaria dentro de los moldes cl¨¢sicos de la narrativa inglesa. El escritor reconoce que hubo un momento en que le interes¨® llevar la escritura cl¨¢sica brit¨¢nica a su propio estilo, 'aunque ahora prefiero reflejar m¨¢s lo que siento', afirm¨®.
Ishiguro trabaja actualmente en una novela -'que no sigue ninguna filosof¨ªa sobre c¨®mo escribir, porque los m¨¦todos convencionales y el realismo no son en muchas ocasiones suficientes'- en la que el narrador tiene voz femenina, con la que tambi¨¦n supera 'el nerviosismo que encontraba al escribir sobre las mujeres'.
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