Adopci¨®n rigurosa
Creyendo que se hace un bien, se puede cometer una barbaridad. Por querer ayudar a un accidentado sin saber bien c¨®mo hacerlo podemos agravar sus lesiones. Por querer adoptar a un menor, podemos sumergirnos en la compraventa de seres humanos convirtiendo a un ni?o en una mercanc¨ªa. En los ¨²ltimos d¨ªas se ha hablado mucho de la adopci¨®n internacional y de las redes de venta de menores, de parejas que pagan una cantidad a una mafia que ha negociado con las familias biol¨®gicas, ejerciendo incluso presiones psicol¨®gicas sobre las madres vulnerables.
La adopci¨®n es un derecho del ni?o que los padres adoptivos no pueden comprar con dinero para soslayar los debidos controles institucionales o ganar tiempo. La oferta econ¨®mica y la prisa causan estragos en los pa¨ªses de origen de los menores: secuestros, compraventa y todo tipo de violaci¨®n de derechos fundamentales. Por no hablar (?o s¨ª?) de la carencia absoluta de valores que supone el poner precio a un menor, recurriendo a cauces de adopci¨®n cuando menos dudosos para satisfacer un deseo leg¨ªtimo de los padres, que puede chocar frontalmente con un derecho irrenunciable del menor: estar con su propia familia. Y podr¨ªamos hablar de bajeza cuando hay elecci¨®n a la carta de ni?os o certidumbre de la irregularidad del proceso.
No pongamos como disculpa que as¨ª se contribuye al desarrollo econ¨®mico, equiparando esta pr¨¢ctica a un programa de cooperaci¨®n internacional, porque se logra m¨¢s bien todo lo contrario. La Asociaci¨®n Pro-B¨²squeda de El Salvador ha localizado un n¨²mero ingente de menores que fueron separados a la fuerza de sus familias y dados en adopci¨®n en el extranjero durante el conflicto armado de este pa¨ªs. Se han dado casos equiparables en otros pa¨ªses. La adopci¨®n de menores se convierte en tr¨¢fico ilegal de personas cuando el dinero y otros intereses est¨¢n de por medio. El derecho del menor, con todas sus garant¨ªas, supedita las acciones de los padres adoptantes. Ante un conflicto de intereses, ante una duda: los ni?os primero.
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