Dos hip¨®tesis
Hace dos semanas escrib¨ª en esta columna que la clave del caso Gescartera estaba en la CNMV, y no en Gim¨¦nez-Reyna. No me desdigo, a la luz de lo ocurrido desde entonces. Pero existen elementos de juicio a?adidos. Veamos c¨²ales son, y el paisaje que insin¨²an.
Antes de nada, algunas precisiones t¨¦cnicas. La CNMV se compone de siete miembros, de los cuales dos son natos: el representante del Banco de Espa?a, y el director general del Tesoro, que opera de enlace con el ministro de Econom¨ªa. Los otros cinco los nombra el Consejo de Ministros a propuesta del titular de Econom¨ªa. En la pr¨¢ctica, el ¨²ltimo pone gente de su confianza en un porcentaje x, y consens¨²a otros cargos con el Gobierno o el partido. Ramallo, por ejemplo, era un hombre del partido. En conjunto, sin embargo, la comisi¨®n est¨¢ estrechamente ligada al ministro. El hecho de que ¨¦ste no pueda destituir a los cargos, no significa que la comisi¨®n vaya por libre. Se trata de una posibilidad te¨®rica, pero no efectiva. Recordemos, a continuaci¨®n, el episodio nuclear. En el 99, la comisi¨®n le perdona la vida a Gescartera, y poco despu¨¦s, suspende de facto las labores de supervisi¨®n. Es como si un polic¨ªa sorprendiera con las manos en la masa a un delincuente, y adem¨¢s de no arrestarle, diera orden de que no se le vigilara. ?Qu¨¦ diantres pudo haber sucedido?
Cabe manejar, en esencia, dos hip¨®tesis, de las cuales la primera es la m¨¢s lesiva para el Gobierno. Empecemos por ¨¦sta. Se ha acordado, en la CNMV, que las decisiones se adopten por unanimidad, lo que complica harto el an¨¢lisis. Pero se saben algunas cosas. El presidente de la comisi¨®n, y el subgobernador del Banco de Espa?a, eran favorables a la intervenci¨®n. Se opusieron a ella Valiente y Ramallo, y seg¨²n noticias de prensa, Jos¨¦ Mar¨ªa Rold¨¢n. Dejemos lo ¨²ltimo en 'quiz¨¢'. La pregunta del mill¨®n es c¨®mo pudieron Pilar Valiente y compa?¨ªa prevalecer sobre el presidente y el subgobernador, y de a?adidura, interrumpir el proceso de inspecci¨®n. En primer lugar, el presidente de la comisi¨®n no es un primus inter pares. Es mucho m¨¢s que eso. En segundo lugar, consideraciones t¨¦cnicas y el mero sentido com¨²n, recomendaban intervenir, o en su defecto, no suspender la vigilancia. La explicaci¨®n m¨¢s sencilla es que la consigna procedi¨® de arriba. En abono de esta sospecha obran tres hechos. Uno, Valiente estaba muy pr¨®xima a Rato. Dos, Ramallo, aparte de ser el hombre del partido, se comunicaba con el ministro con m¨¢s fluidez que Fern¨¢ndez-Armesto. Tres, Rold¨¢n hab¨ªa sido jefe de gabinete de Rato, y por consiguiente, persona contigua a ¨¦ste. Aceptada esta hip¨®tesis, surge otra pregunta evidente: ?por qu¨¦ se hizo arriba lo que hizo, si es que se hizo? Ignoramus.
La segunda hip¨®tesis tambi¨¦n es mala. Al contrario, sin embargo, que la primera, concentra la responsabilidad principal en el t¨¢ndem Valiente/Ramallo. La idea, ahora, es la de una inhibici¨®n poco responsable del presidente de la comisi¨®n, que no s¨®lo se desentiende del caso, sino que decide no informar al ministro. ?Qu¨¦ pudo mover a Valiente y Ramallo a defender con un celo incalificable un caso incalificable? Un motivo no descartable, son los intereses. Ciertas medianer¨ªas de Ramallo inducen a la melancol¨ªa suspicaz. No me he tropezado a nadie que, conociendo a Valiente, se ponga en lo peor. Las evidencias externas, sin embargo, son las que son, y exigen ser despejadas. Est¨¢ tambi¨¦n el motivo de la amistad. Gim¨¦nez-Reyna pudo pedir la ayuda de una vieja compa?era de cuerpo, y obtener como respuesta un activismo desbordante. Tanto en este supuesto, como en el anterior y m¨¢s tenebroso, la teor¨ªa n¨²mero dos postula, lo repito, una curiosa dejadez por parte de quienes hab¨ªan comprendido la gravedad del problema, y estaban en situaci¨®n de hacer valer su voz.
De momento, hemos sacado ya una cosa en limpio: hay que elegir con m¨¢s tino a las personas. Centr¨¦monos en Valiente. Valiente, brillante opositora, se ha distinguido luego, sobre todo, por su partidismo denodado. Primero, como l¨ªder sindical. Despu¨¦s, como aventadora, m¨¢s que investigadora, del caso Filesa. A continuaci¨®n, como protagonista en el rid¨ªculo contencioso de los doscientos mil millones de perd¨®n de la deuda, torpemente blandido contra los socialistas por el primer equipo de Rato. Deseo, sinceramente, lo mejor al PP. Hago tambi¨¦n votos por que medite y aprenda.
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