Eduardo Mignogna exigi¨® no hacer el gui¨®n para llevar al cine 'La fuga'

Hace a?os escribi¨® una novela, La fuga, y ayer present¨®, en la secci¨®n oficial del Festival de San Sebasti¨¢n, ese relato convertido en im¨¢genes con el mismo t¨ªtulo. Para consentir llevar al cine su novela -el productor le estuvo persiguiendo desde la publicaci¨®n del libro y por tres veces se neg¨®-, el argentino Eduardo Mignogna puso una condici¨®n: que ¨¦l no fuera el autor del gui¨®n. 'Aunque yo eleg¨ª a los guionistas, propuse que ten¨ªa que haber un pacto para asesinar al autor', explic¨® ayer este escritor y cineasta.

Hasta tal punto se mantuvo la distancia entre relato cinematogr¨¢fico y novela, que Mignogna reconoce que lleg¨® a creer m¨¢s en el gui¨®n que en su texto, que los personajes que imagin¨® cuando escribi¨® el relato han cambiado con los rostros que protagonizan el filme. Unos rostros poderosos como los de Miguel ?ngel Sol¨¢, Ricardo Dar¨ªn o Gerardo Romano, entre otros, para narrar la fuga de unos presos de una c¨¢rcel a finales de los a?os veinte.

Los 15 relatos lineales que aparecen en la novela, que ha sido acogida con gran ¨¦xito en Argentina y que se publicar¨¢ pr¨®ximamente en Espa?a, han cambiado de estructura. 'Es muy peligroso que el autor de un texto lo adapte al cine con buenos resultados. Los guionistas leyeron la novela e hicieron lo que yo nunca hubiera hecho. Creo que yo hubiera repetido el proceso literario, y eso no es bueno. Me gusta la estructura conseguida en el gui¨®n. Lo primero que cambiaron fue que toda la historia se desarrolla alrededor de la fuga de la c¨¢rcel, que en el libro es tangencial', explic¨® ayer Mignogna, cuya pel¨ªcula, que transcurre en tres tiempos diferentes, ha sido vista ya en su pa¨ªs por m¨¢s de un mill¨®n de espectadores.

Misterio

En el misterio se queda si los hechos que relata Mignogna fueron reales o no. Es todo un s¨ªmbolo de algo que pudo haber sido. ?l asegura que hizo mucha investigaci¨®n sobre fugas de las c¨¢rceles, pero rechaza que sea un ensayista -'lo que busco es divertirme'-, aunque ironiza con la cantidad de personas que, una vez la obra en las librer¨ªas, se le acercaron y le contaron que hab¨ªan conocido los hechos. 'Me he sentido incluso inc¨®modo cuando lo desmiento', dice Mignogna.

En 1928, a?o en el que se desarrollan los hechos del filme, se viv¨ªan violentas convulsiones obreras. Era un momento decisivo para los anarquistas en Argentina (dos de los presos fugados son anarquistas, uno de ellos espa?ol), en v¨ªsperas del primer golpe de Estado. Pre¨¢mbulo de lo que Mignogna reconoce como el rumbo dram¨¢tico en el que se iba a precipitar su pa¨ªs, de democracia burguesa a dictaduras, y que nunca ha abandonado.

Este hombre apuesto, que, m¨¢s que verse como cineasta o novelista, se considera un observador, asegura que encuentra igual placer en la soledad de la escritura que en el foll¨®n de un rodaje, rodeado de t¨¦cnicos y actores. Sin embargo, confiesa que 'en la literatura, los fracasos son m¨¢s secretos que en el cine'.