Maniqueos e integristas
La visi¨®n dualista era de rigor. De un lado, la red de fan¨¢ticos suicidas que provoca una terrible cat¨¢strofe, con p¨¦rdida de miles de vidas humanas. De otro, el conjunto de v¨ªctimas inocentes del acto de macroterrorismo. La r¨¢pida confirmaci¨®n de que los autores de la matanza fueron integristas isl¨¢micos vino a reforzar esa bipolaridad, precisando sus motivaciones, al quedar claro que con Bin Laden o sin ¨¦l se trataba de una respuesta sangrienta, dada en nombre del poder de Al¨¢, al Mal con may¨²scula personificado por Estados Unidos. Nadie puede dudar de que la opini¨®n p¨²blica norteamericana, bajo la gu¨ªa de su presidente, se ha atenido a esa lectura y que a partir de ella la gran naci¨®n herida apoyaba la aplicaci¨®n de una 'justicia infinita' que, de entrada, suger¨ªa 'castigo infinito'. Un planteamiento que por mucho que Bush arroje flores al Islam, suscita una razonable desconfianza en todos los musulmanes.
Esa deriva maniquea es lo que hay que poner en tela de juicio, y no el abismo que debe separar desde el 11 de septiembre a v¨ªctimas y asesinos. Conviene recordarlo cuando tantos espa?oles se manifiestan por radio, prensa e Internet sugiriendo que en el fondo le viene bien el castigo a Estados Unidos por su pol¨ªtica imperialista, no sin antes cubrirse las espaldas c¨ªnicamente con una condena gen¨¦rica de todo terrorismo. Frente a ello, hay que insistir en que la inhumanidad de los atentados del d¨ªa 11, lo mismo que sucede con los ejecutados por suicidas palestinos en lugares p¨²blicos de Israel, est¨¢ por encima de la consideraci¨®n que merezca una determinada pol¨ªtica del Estado al que pertenezcan las v¨ªctimas civiles. Como consecuencia, a la vista de lo sucedido en Nueva York y en Washington, s¨®lo el aniquilamiento de la red terrorista puede proteger a toda la humanidad, norteamericanos, europeos y ¨¢rabes incluidos, del riesgo creciente de un terror mundializado.
Eso s¨ª, la precisi¨®n es necesaria. Ante todo, al designar los responsables directos e indirectos de la estrategia del terror, as¨ª como las metas y condiciones de la respuesta. El Gobierno de Estados Unidos est¨¢ legitimado para exigir solidaridad y colaboraci¨®n para el castigo de los culpables, pero no para constituirse en juez universal que adem¨¢s acepta la guerra sucia en una actuaci¨®n punitiva presidida por el wanted de las pel¨ªculas del Oeste. Resulta muy grave que el Gobierno de Aznar acepte sin m¨¢s esos excesos anunciados, y los riesgos que para Espa?a pudieran representar.
Precisi¨®n tambi¨¦n en el an¨¢lisis y explicaci¨®n del complejo de causas, m¨¢s all¨¢ de las conocidas (Palestina, la miseria). Aqu¨ª el punto de partida consiste en reconocer que la red terrorista del d¨ªa 11 se inscribe en el integrismo isl¨¢mico, sin comillas, y no de una forma gen¨¦rica, sino con unos rasgos, unas referencias doctrinales y unos or¨ªgenes bien concretos. Se ha escrito en estas p¨¢ginas que 'ninguna religi¨®n es por s¨ª misma causa de actos terroristas', los textos sagrados no son un¨ªvocos y todo depende 'de quienes lean los textos'. Es una apreciaci¨®n que har¨ªa incomprensible todo lo que ha sucedido, pues si bien es cierto que ninguna religi¨®n contiene un programa terrorista, nada hay que impida el an¨¢lisis de un escrito religioso, y del mismo bien puede deducirse que existe un conjunto de referencias -en nuestro caso, sobre la yihad, con la exigencia para el creyente de sacrificar su vida en la lucha contra los enemigos del Islam-, que no existen en otras religiones, y que son las que confieren toda su fuerza a programas de destrucci¨®n como el del wahhab¨ª Bin Laden. Acotarlo se hace imprescindible, precisamente porque hay otro Islam tolerante bajo creciente presi¨®n radical, tal y como describe Huntington. Y no es seguro que los d¨®lares saud¨ªes invertidos en la difusi¨®n del 'Islam de los or¨ªgenes' dejen de ejercer sus efectos sobre la comunidad musulmana espa?ola.
Antes del 11 de septiembre, la siembra de integrismo pod¨ªa parecer inocua. Ahora pasa a ser tema obligado de reflexi¨®n, s¨®lo inferior en importancia al auge del racismo anti¨¢rabe, justamente si aspiramos a que el conjunto de inmigrantes musulmanes, desde la plena conservaci¨®n de su creencia religiosa, acabe integr¨¢ndose en nuestra sociedad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.