Proteger a quien no se deja
No podemos desligar el problema de los adolescentes de la calle del de la inmigraci¨®n en general. La llegada a Europa de ciudadanos de pa¨ªses con un nivel de desarrollo muy por debajo del nuestro no disminuir¨¢ mientras estas personas no puedan ganarse la vida en su pa¨ªs de origen. La llegada de estos adolescentes ha originado un fen¨®meno sin precedentes que en un primer momento desconcert¨® a las administraciones. Se han tenido que buscar soluciones nuevas, porque los recursos que hab¨ªa resultaron insuficientes y, en muchos casos, rechazados por los menores.
El porqu¨¦ de este rechazo hay que buscarlo en las caracter¨ªsticas de los adolescentes y en las causas que los empujan a marchar de su pa¨ªs. Vienen a trabajar, pero los menores de 16 a?os no consiguen ning¨²n contrato a causa de su edad, y los mayores de 16, por falta de papeles, por desconocimiento de la lengua o por falta de cualificaci¨®n. Los menores que conservan la relaci¨®n con su familia resultan m¨¢s f¨¢ciles de canalizar hacia los recursos de la red de protecci¨®n. Pero hay menores cuyas caracter¨ªsticas principales son las carencias afectivas, educativas y sanitarias; en muchos casos son consumidores de sustancias t¨®xicas, con disfunciones y trastornos cr¨®nicos, y tienen comportamientos problem¨¢ticos.
Desde la Direcci¨®n General de Atenci¨®n al Menor se trabaja en un conjunto de medidas de protecci¨®n, que pretenden evitar el rechazo sistem¨¢tico hacia las f¨®rmulas destinadas a paliar la situaci¨®n de alto riesgo social en la que se encuentran la mayor¨ªa de estos adolescentes. Estas medidas se llevan a cabo con la colaboraci¨®n de otras instituciones p¨²blicas y entidades de iniciativa social. Ser¨¢n de gran ayuda las modificaciones de la ley de los menores desamparados, que han sido aprobadas por el Gobierno catal¨¢n esta misma semana y que se presentar¨¢n en el Parlament. Son modificaciones para proteger a los adolescentes que no se dejan proteger. Como bien dice el consejero de Justicia, Josep Gu¨¤rdia, 'los menores han de probar la medicina' y comprobar que les queremos ayudar.
La inmigraci¨®n deja de ser un problema si hay integraci¨®n. Hace falta, sin embargo, abordar otra l¨ªnea de actuaci¨®n que implica la colaboraci¨®n con los gobiernos de los pa¨ªses de origen de los menores, como en el caso del reagrupamiento familiar. Los pr¨®ximos a?os vendr¨¢n marcados en Europa por la inmigraci¨®n: es necesario adaptarse con rapidez, eficacia y sensibilidad.
Anna Sol¨¦ es directora general de Atenci¨®n al Menor de la Generalitat.
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