La formaci¨®n profesional: una reforma clave y urgente
Todos los expertos coinciden en que una formaci¨®n profesional permanente y de calidad es la base de la empleabilidad. Es ya un t¨®pico afirmar que en la sociedad del conocimiento y en la globalizaci¨®n, la cualificaci¨®n profesional, el factor humano de nuevo, ser¨¢n claves. Desde Lisboa hasta Estocolmo, las estrategias de la Uni¨®n para hacer de Europa el continente del pleno empleo y la cohesi¨®n social depositan en el sistema educativo profesional las mayores responsabilidades y esperanzas. Es hora pues de preguntarnos c¨®mo responde nuestro pa¨ªs a este reto y debatir con rigor y sin sectarismos sobre el futuro de estas pol¨ªticas.
En Espa?a la formaci¨®n profesional ha sido siempre la gran olvidada de las reformas educativas. Un incomprensible e injusto desprestigio social acompa?¨® siempre a esta v¨ªa educativa y hoy adem¨¢s son patentes la ineficiencia, la rutina, el desorden y el fraude. Si repasamos los males del presente y las orientaciones necesarias para el futuro, el cuadro aproximado ser¨ªa el siguiente:
Deber¨ªa crearse un plan individual de formaci¨®n permanente para cada trabajador
1. Los Programas Nacionales que regulan actualmente el conjunto de la formaci¨®n profesional se han quedado viejos. En Espa?a urge que un ¨®rgano institucional dirija, planifique y coordine la pol¨ªtica de formaci¨®n profesional. Un ¨®rgano del Gobierno que represente a Educaci¨®n, Trabajo, Tecnolog¨ªa y Hacienda y que, con rango de Secretar¨ªa de Estado o similar, establezca los objetivos de la cualificaci¨®n de la poblaci¨®n activa en funci¨®n de las necesidades de nuestro desarrollo econ¨®mico y social. Como lo han hecho en Francia, Inglaterra o Alemania. Urge un sistema nacional de cualificaciones profesionales y un cat¨¢logo modular integrado para cada cualificaci¨®n. Es impresentable que sigamos extendiendo titulaciones distintas e incompatibles seg¨²n qu¨¦ organismo las conceda: Los t¨ªtulos de formaci¨®n profesional, de la formaci¨®n reglada y los certificados de profesionalidad del Ministerio de Trabajo.
Urge integrar los tres subsistemas en uno solo. Urge crear un sistema de evaluaci¨®n, reconocimiento y certificaci¨®n de la competencia. Crear una agencia de la calidad en las certificaciones, e incorporar la experiencia laboral y 'los aprendizajes informales' a la titulaci¨®n oficial.
2. En relaci¨®n con la formaci¨®n profesional continua, los errores actuales y los cambios necesarios son importantes. Admitamos que es bueno que sindicatos y empresarios est¨¦n en la base del sistema. Pero la ejecuci¨®n de esta pol¨ªtica, b¨¢sica para el pa¨ªs, necesita correcciones importantes. Porque s¨®lo un porcentaje menor del conjunto de trabajadores accede a los cursos. No hay una adaptaci¨®n suficiente ni al territorio, ni a las pymes. Porque se est¨¢ haciendo formaci¨®n de oferta (de los centros educativos) y no de demanda (de las necesidades de las empresas). Y porque el sistema no es transparente. Hay cobro de comisiones por aprobar los planes, centros educativos que no merecen esa homologaci¨®n como tales, etc¨¦tera.
Que la Administraci¨®n y la intervenci¨®n del Estado est¨¦n presentes en el ¨®rgano de gesti¨®n es fundamental. Que esa formaci¨®n responda de verdad a las necesidades de reciclaje de las empresas y que el Gobierno estimule fiscalmente a las empresas los gastos de formaci¨®n permanente son necesidades imperiosas del sistema.
En el horizonte de la eficacia m¨¢xima del sistema deber¨ªamos proponernos un plan individual de formaci¨®n permanente para cada trabajador. Ese plan debiera ser un derecho cuyo ejercicio a lo largo de toda la vida profesional implica un conjunto de medidas pol¨ªticas, econ¨®micas y laborales que lo hagan posible.
3. La formaci¨®n ocupacional est¨¢ desestructurada en todos los planos. No existe un observatorio del mercado laboral que oriente con su informaci¨®n al conjunto del sistema. La ausencia de informaci¨®n y coordinaci¨®n entre las Comunidades Aut¨®nomas es tal que el CES ha llegado a cuestionar la unidad de mercado en el empleo por las disparatadas estad¨ªsticas de paro entre nuestras provincias y por la estanqueidad a la movilidad que existe actualmente en nuestro pa¨ªs.
En fin, el cuadro es ca¨®tico. No existe un instituto de las profesiones que oriente prospectivamente al conjunto del sistema. Las escuelas de formaci¨®n profesional no est¨¢n aprovechadas en sus inmensas potencialidades para ser el coraz¨®n del sistema formaci¨®n-empleo. La formaci¨®n te¨®rica del contrato de formaci¨®n no se cumple, aunque se cobren las subvenciones. Y as¨ª un largo etc¨¦tera.
Pasaron ya los tiempos en que la formaci¨®n era cosa de una etapa de nuestra vida. Hoy nos formamos, trabajamos y descansamos a lo largo de toda la vida, en un proceso permanente y simult¨¢neo. Cada trabajador espa?ol que procede de la formaci¨®n profesional, al igual que los universitarios, debe actualizar sus conocimientos constantemente. Deber¨¢ a?adir nuevas titulaciones, nuevas cualificaciones profesionales a su cartilla individual formativa, para aumentar su empleabilidad. En Francia discuten ahora mismo sobre si esa formaci¨®n profesional permanente debe catalogarse como un derecho individual que inspire y oriente la regulaci¨®n y las actuaciones p¨²blicas.
Hace falta una ley, pero una ley consensuada con las CC AA porque son parte fundamental del sistema (no se olvide que ejecutan la formaci¨®n profesional reglada y la ocupacional) y con los agentes sociales, porque son ellos quienes gestionan la formaci¨®n profesional continua. Hace falta una ley que pueda ser negociada y pactada con la oposici¨®n, y el PSOE ve enormes dificultades de consenso con el proyecto que conocemos. Hace falta adem¨¢s un esfuerzo de la comunidad educativa y de los agentes sociales. Nos va mucho en este reto.
La formaci¨®n profesional: Una reforma clave y urgente.
Ram¨®n J¨¢uregui es portavoz socialista de pol¨ªtica social y empleo en el Congreso de los Diputados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.