Misterios, sospechas y ocultaciones
En una sorprendente conjunci¨®n, Internet y la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV) han conseguido algo desconocido hasta ahora en Espa?a: elevar un correo electr¨®nico al nivel de abrazo de El padrino; conferir a un simple e-mail resonancias de drama shakespeariano; documentar con detalle de fechas, horas y minutos la carrera hacia el abismo emprendida por el organismo regulador, a partir del 16 de abril de 1999, en el esc¨¢ndalo de Gescartera. En definitiva, ofrecer atisbos de una inmensa conspiraci¨®n para frenar un esc¨¢ndalo que acabar¨¢ por estallar este ¨²ltimo verano.
Por ese abismo, al que se aproximaba hace dos a?os la CNMV a toda velocidad, se han despe?ado ahora, de un solo golpe, 18.000 millones de pesetas, la credibilidad del organismo regulador, la del Gobierno que lo conform¨® y un buen pu?ado de carreras profesionales y personales, algo nunca igualado en otros esc¨¢ndalos pol¨ªtico-financieros que ha vivido Espa?a, con excepci¨®n quiz¨¢ del caso Banesto.
Se discuti¨® la intervenci¨®n en la CNMV, pero no se aprob¨®. Se coincidi¨® en que la situaci¨®n era muy grave y que hab¨ªa que vigilar de cerca a Camacho
Los balances cuadran, los requisitos se incumplen sin que suceda nada, la paz de las actas sigue reinando, hasta que el esc¨¢ndalo se destapa en julio de este a?o
Despu¨¦s de meses de enfrentamientos con Vives, Antonio Camacho logr¨® por fin hacer que cuadrasen los balances de Gescartera. Se hab¨ªa escapado
'Querido David'. Eran las 9.09 del 21 de mayo de 1999. Antonio Alonso Ureba, uno de los principales protagonistas de esta historia, estaba sentado en su despacho de la cuarta planta de la CNMV, en el paseo de la Castellana de Madrid. Es un hombre ordenado, tal como ha declarado en el Congreso, y a esa hora sol¨ªa despachar el correo pendiente del d¨ªa anterior. 'Ya sabes que s¨®lo me mueve ayudaros, y me parec¨ªa que estabais en un callej¨®n sin salida del que cualquiera puede salir escaldado. Siento mucho si lo entiendes de otra manera. Te equivocar¨ªas'. Puls¨® la tecla de enviar. Fracciones de segundo despu¨¦s, el texto lleg¨® al ordenador de David Vives, director general de Supervisi¨®n, una piso m¨¢s abajo.
La literalidad del mensaje es quiz¨¢ decepcionante. Ni siquiera aparece la palabra fat¨ªdica: Gescartera. Pero el tono y el subtexto son claramente amenazadores. Hay un conflicto en marcha del que alguien puede salir escaldado. Cuidado. Alonso Ureba era secretario del consejo de la CNMV, director de sus servicios jur¨ªdicos y, seg¨²n todas las fuentes consultadas, uno de los hombres m¨¢s poderosos del organismo regulador, si no el que m¨¢s.
Apenas 49 minutos m¨¢s tarde, como mucho, Vives ley¨® el mensaje. El entonces director de Supervisi¨®n sab¨ªa que estaba inmerso en una batalla complicada. Unos meses antes, en diciembre de 1998, comenz¨® una inspecci¨®n m¨¢s o menos rutinaria a Gescartera, una sociedad propiedad de un hombre joven, Antonio Camacho, que ten¨ªa entonces 32 a?os. Aparte de las numerosas irregularidades que parec¨ªa presentar, Gescartera ten¨ªa dos caracter¨ªsticas que la hac¨ªan especial: primera, un n¨²mero elevado de sus clientes pertenec¨ªan a la Iglesia (arzobispados, congregaciones religiosas...), y segunda, su vicepresidenta, Pilar Gim¨¦nez-Reyna, era hermana de un hombre poderoso, Enrique, a la saz¨®n director general de Tributos en el Ministerio de Econom¨ªa, a las ¨®rdenes del vicepresidente Rodrigo Rato. En tres meses de trabajo, Vives hab¨ªa descubierto que Camacho le enga?aba, que sus clientes (incluyendo al principal, el arzobispado de Valladolid) ayudaban a ese enga?o, que Gescartera ten¨ªa casi con toda seguridad un agujero de 4.500 millones de pesetas y que hab¨ªa empleados de los bancos que trabajaban con Camacho, que colaboraban en la gran ceremonia de la ocultaci¨®n.
Pero todo eso no le hab¨ªa servido para lograr que un consejo extraordinario de la CNMV, reunido con urgencia el 16 de abril de 1999, se decidiese a intervenir Gescartera. Seg¨²n todos los testimonios ante la comisi¨®n de investigaci¨®n del Parlamento (excepto, curiosamente, el de Alonso Ureba), ese d¨ªa se discuti¨® la intervenci¨®n. Unos dicen que Vives la propuso, y otros, que no, pero todos aceptan que se discuti¨®. Tras la discusi¨®n, no se aprob¨®. S¨ª se coincidi¨® en que la situaci¨®n era muy grave y que hab¨ªa que vigilar muy de cerca a Camacho y los suyos. La orden fue 'reforzar la vigilancia' sobre Gescartera, en palabras de la propia CNMV.
Dear Anthony
A eso se dedic¨® desde el lunes 19 de abril David Vives. Pero en el mes que transcurre entre ese d¨ªa y el 21 de mayo, en que ley¨® el correo de Alonso Ureba, la situaci¨®n hab¨ªa dado un vuelco dram¨¢tico. 'Dear Anthony', tecle¨® Vives a Antonio Alonso Ureba, 'creo que no me has entendido en absoluto, quiz¨¢ porque partes de una base falsa; lo mejor ser¨¢ hablar cara a cara para que no quede ninguna duda y que todo quede claro para el futuro'.
Ya hab¨ªan aparecido los primeros problemas. Si hasta el intento frustrado de intervenci¨®n del 16 de abril de 1999 Vives hab¨ªa investigado Gescartera con total libertad, seg¨²n su declaraci¨®n ante el Congreso, a partir de ese d¨ªa se encuentr¨® con un muro impenetrable, con trabas desde dentro de la comisi¨®n, con una campa?a de desprestigio. En definitiva, con una especie de conspiraci¨®n para proteger a Camacho, de cuya existencia daban cuenta innumerables detalles.
El primero se produjo, sorprendentemente, la propia v¨ªspera del consejo extraordinario de aquel 16 de abril de 1999. Luis Ramallo, vicepresidente de la CNMV y ex diputado del PP, acudi¨® al despacho de Enrique Gim¨¦nez-Reyna en el Ministerio de Econom¨ªa, acompa?ado de su jefe de gabinete, Jos¨¦ Mar¨ªa Ram¨ªrez. Se trataba de una reuni¨®n inusual. ?Qu¨¦ hac¨ªa el vicepresidente de la CNMV reunido con el director general de Tributos?
Ramallo explic¨® en el Congreso que trataba de buscarle empleo en la Administraci¨®n a su jefe de gabinete. Pero fuentes pr¨®ximas a la CNMV aseguran que Ram¨ªrez, por problemas familiares, necesitaba un puesto con m¨¢s remuneraci¨®n, algo que dif¨ªcilmente iba a encontrar como funcionario. De hecho, meses despu¨¦s abandon¨® el organismo regulador y pas¨® a trabajar para un gran banco de inversi¨®n internacional. Y ese mismo d¨ªa se produjo una de las grandes y misteriosas coincidencias entre los acontecimientos que comenzaban a desarrollarse en el seno de la CNMV y el dietario de Pilar Gim¨¦nez-Reyna, la vicepresidenta de Gescartera. 'Reuni¨®n urgente del consejo de CNMV, aprovechando la ausencia del Vicep. y de los dem¨¢s consejeros. S¨®lo estaba P. Valiente, que avisa r¨¢pidamente'. De hecho, a la reuni¨®n s¨ª asistieron el vicepresidente y 'los dem¨¢s consejeros', puesto que entre Ramallo, Pilar Valiente y Jos¨¦ Mar¨ªa Rold¨¢n lograron frenar la intervenci¨®n. La 'ausencia' del vicepresidente se refiere a cuando se convoca la reuni¨®n, el d¨ªa 15, que es cuando Ramallo no estuvo porque se encontraba con Enrique Gim¨¦nez-Reyna.
Existen, pues, dos puntos de conexi¨®n, de momento, entre Gescartera, y la CNMV y el Gobierno. Adem¨¢s de la llamada de Pilar Valiente, Luis Ramallo se reuni¨® con Gim¨¦nez-Reyna, hermano de la vicepresidenta de la sociedad de Antonio Camacho. Enrique Gim¨¦nez-Reyna, adem¨¢s, preguntaba a Pilar Valiente: '?C¨®mo va lo de mi hermana?'. Se par¨® la intervenci¨®n. Y dentro de la CNMV todo, lentamente al principio, y con m¨¢s rapidez tal como transcurren los meses, comenz¨® a cambiar.
Para mediados de junio, el ambiente se hab¨ªa enrarecido hasta tal punto, que David Vives y su equipo comprendieron que se encontraban frente a un caso muy extra?o. Desde el servicio jur¨ªdico, dirigido por Alonso Ureba, se bloqueaban requerimientos a clientes de Gescartera para tratar de investigar con m¨¢s profundidad. Lo mismo suced¨ªa con los bancos. Los inspectores comenzaban a desesperarse. El des¨¢nimo cund¨ªa. Los enfrentamientos menudeaban.
El 23 de junio, de nuevo a las 9.36 de la ma?ana, la hora a la que sol¨ªa despachar su correo, Alonso Ureba escribi¨® lo siguiente: 'Adem¨¢s de este tema, quiero aprovechar la ocasi¨®n para transmitiros que creo que es mejor bajar tensiones, os noto en los ¨²ltimos d¨ªas muy tensos, y creo que en los equipos no hay que crear fisuras, sino estar todos como una pi?a ayudando al presidente; lo que sucedi¨® la semana pasada no tiene ninguna gracia'. Los destinatarios de este correo eran David Vives y el consejero Jos¨¦ Manuel Barber¨¢n, de quien depend¨ªa en ¨²ltima instancia Vives. Barber¨¢n fue el consejero que, junto al presidente, Juan Fern¨¢ndez-Armesto, se hab¨ªa mostrado partidario de intervenir Gescartera en el consejo del 16 de abril. Armesto tambi¨¦n recibi¨® copia de este correo.
Pese a la conciencia del consejo de la CNMV del peligro que se estaba corriendo con Gescartera, la investigaci¨®n no s¨®lo no avanzaba, sino que, de hecho, qued¨® bloqueada. Alonso Ureba, un hombre de confianza de Pilar Valiente cuando ¨¦sta fue nombrada posteriormente presidenta de la CNMV, fren¨® inicialmente requerimientos de m¨¢s informaci¨®n al arzobispado de Valladolid. Aunque luego cedi¨®, presionado por Vives, volvi¨® a oponerse a enviar cartas en el mismo sentido a otros diez clientes. Tambi¨¦n advirti¨® del peligro de molestar a los bancos.
Correo seco
En mayo, Vives escribi¨® a Alonso Ureba y a Barber¨¢n un correo un tanto seco: 'Convendr¨ªa que recordaras a Bankinter que, inter alia [entre otros], han emitido certificados falsos'. Era la respuesta a Alonso Ureba, que hab¨ªa advertido previamente que Bankinter se hab¨ªa quejado de las tareas inspectoras.
Sin dejarse impresionar, Alonso Ureba volvi¨® a la carga en un correo al consejero Barber¨¢n. 'Por ejemplo, dice David que Bankinter ha emitido un certificado falso. Si eso fuera as¨ª [s¨ª fue as¨ª], ?qu¨¦ har¨ªamos para probarlo? ?Vamos a empezar en ese caso tambi¨¦n una pelea con Bankinter? ?Con qu¨¦ cobertura jur¨ªdica? ?stas y otras preguntas creo que hay que hac¨¦rselas cuando empecemos un camino'.
La situaci¨®n se volvi¨® irrespirable, y Vives pidi¨® que se le relevase del caso, ya que consideraba que no ten¨ªa libertad para investigar a fondo a Gescartera. En ese caso, no deseaba asumir la responsabilidad de lo que pudiese suceder. As¨ª lo solicit¨® al presidente Juan Fern¨¢ndez-Armesto en otro correo electr¨®nico, el 15 de julio. Armesto contest¨®: 'Confirmo que la responsabilidad del tema Gescartera pasa al equipo ad hoc dirigido por Antonio Botella. Como jur¨ªdico actuar¨¢ Jaime P¨¦rez, y como t¨¦cnicos, los que Antonio Botella designe'.
Se trat¨® de un giro dram¨¢tico. Vives, el director de Supervisi¨®n, el hombre que m¨¢s sab¨ªa de Gescartera dentro de la CNMV, la persona que hab¨ªa descubierto los fraudes de Camacho, dej¨® el caso. A partir de ese momento las cosas empezaron a ir mejor para el broker de vida desenfrenada y su sociedad. Las alarmas en el consejo de la CNMV sobre Gescartera segu¨ªan encendidas, pero la presi¨®n, de repente, afloj¨®. De entrada, Antonio Botella, a quien se llam¨® de urgencia, interrumpi¨® sus vacaciones y volvi¨® apresuradamente a Madrid, sab¨ªa poco de Gescartera. Era jefe de Inspecci¨®n y s¨®lo m¨¢s tarde, con el nombramiento de Pilar Valiente como presidenta de la CNMV, ascender¨ªa a director de Supervisi¨®n, el cargo que dej¨® libre precisamente David Vives al abandonar el organismo. La otra persona citada en el correo electr¨®nico era Jaime P¨¦rez Renovales, que hab¨ªa participado en el tema Gescartera como abogado del Estado en la CNMV y que a partir de ese 15 de julio form¨® parte de ese equipo especial, aunque brevemente. En octubre dej¨® la comisi¨®n y entr¨® en el Ministerio de Econom¨ªa, donde en julio de este a?o el vicepresidente Rodrigo Rato le nombr¨® jefe de su gabinete.
Durante su responsabilidad, Botella tom¨® dos decisiones que, vistas en retrospectiva, se revelan como catastr¨®ficas. La primera fue cambiar lo que en la jerga de la CNMV se denomina fecha de corte. Se trata del 30 de noviembre de 1998, la fecha sobre la que David Vives hab¨ªa centrado toda su investigaci¨®n. Vives estaba convencido de que si se apretaba lo suficiente sobre esa fecha, se pod¨ªa demostrar que el dinero no exist¨ªa. Cambiar la fecha puso el cuentakil¨®metros a cero y permiti¨® a Camacho escapar del cerco. Vives advirti¨® de que se estaba cometiendo un grave error. Botella lo ignor¨®.
Botella declar¨® en el Congreso que nadie le empuj¨® a cometer este error. Que lo decidi¨® ¨¦l s¨®lo. Pero antes del 15 de julio, cuando asumi¨® formalmente la responsabilidad del caso Gescartera, ya hab¨ªa alguien que estaba sugiriendo sutilmente que ¨¦se era el camino correcto. De nuevo, se trataba de Antonio Alonso Ureba.
'Creo que lo m¨¢s importante', escribe en su e-mail del 23 de junio de 1999, 'es saber si con lo que han mandado cuadra o no el balance de Gescartera. En cuanto a lo que pasaba en noviembre o diciembre [la fecha de corte de Vives era 30 de noviembre de 1998], que no digo yo que no sea importante, por favor entenderme [sic] bien, creo que es secundario'. Ureba declar¨® en el Congreso el mi¨¦rcoles que jam¨¢s se hab¨ªa interesado, m¨¢s all¨¢ de sus responsabilidades jur¨ªdicas, por la inspecci¨®n a Gescartera.
Botella asumi¨® que lo que dijo Alonso Ureba, efectivamente, era secundario, cambi¨® la fecha de corte y Antonio Camacho logr¨®, por fin, despu¨¦s de meses de enfrentamientos con Vives, hacer que cuadrasen los balances de Gescartera. Se hab¨ªa escapado.
Pero a pesar de estas facilidades, cortes¨ªa de la CNMV, la situaci¨®n de Gescartera era tan grave que para solventar el problema Camacho tuvo que recurrir, de nuevo, a falsificar documentos bancarios. Ya lo ha hecho anteriormente. Vives le hab¨ªa pillado. Lo sab¨ªa el consejo de la CNMV. Lo sab¨ªa toda la casa. El m¨¢ximo ¨®rgano de gobierno del organismo hab¨ªa ordenado vigilar estrechamente a Gescartera. Pero sucedi¨® lo inimaginable. Botella dio por buenos certificados falsos de La Caixa entregados por Camacho, con los que se tap¨® un agujero de 4.000 millones de pesetas. Era noviembre de 1999.
Camacho vac¨ªa Gescartera
A partir de ah¨ª, la suavidad de maneras de la CNMV con Camacho y Gescartera se acentu¨®. Durante la mayor parte del a?o siguiente las investigaciones prosiguieron sin descubrir nada grave. Camacho estaba vaciando Gescartera a toda velocidad, pero nadie lo detect¨®.
Las irregularidades de Gescartera continuaron a todos los niveles. Fuera y dentro de la CNMV. Fuera, el dinero segu¨ªa desapareciendo a velocidad de v¨¦rtigo. Dentro, dos procedimientos sobre la sociedad de Camacho corr¨ªan en paralelo a buen ritmo: el expediente sancionador iniciado en 1999 y el ascenso a agencia de valores, aprobado por unanimidad del consejo de la CNMV en julio de 2000.
Antes, en mayo de 2000, Mar¨ªa Teresa de Miguel, una t¨¦cnica de la comisi¨®n ascendida posteriormente a subdirectora por Pilar Valiente, firm¨® una propuesta surrealista de sanci¨®n a Gescartera en la que, contra toda l¨®gica, rebaj¨® la calificaci¨®n de 'muy grave' a 'grave', pese a considerar probados todos los cargos y bas¨¢ndose en un simple 'cambio de actitud' de Camacho. Con este informe encima de la mesa, el consejo aprob¨® en julio de 2000 una sanci¨®n irrisoria de diez millones, decidi¨® no hacerla p¨²blica y acto seguido elev¨® Gescartera al rango de agencia de valores.
Mientras, lo que hab¨ªa desaparecido en la CNMV era la discrepancia interna, el rastro de correos electr¨®nicos de la etapa anterior. Reinaba el silencio de los ordenadores. La historia se hab¨ªa reducido a la historia oficial. La verdad era s¨®lo la verdad de las actas. En la CNMV se instal¨® la paz de los cementerios. A partir de ese momento resulta mucho m¨¢s dif¨ªcil reconstruir lo sucedido, aunque los documentos conocidos muestran una imagen espeluznante de los mecanismos de control de la CNMV.
En octubre, el Gobierno nombr¨® presidenta de la CNMV a Pilar Valiente. Armesto dej¨® la comisi¨®n; Vives, tambi¨¦n. Barber¨¢n, el consejero que les hab¨ªa apoyado, es apartado. Pilar Valiente y Antonio Alonso Ureba almorzaron con Camacho y con Pilar y Enrique Gim¨¦nez-Reyna. Las ¨²ltimas trabas se superaron sin problemas. Sin problemas, pero violentando todas las normativas. Pilar Valiente fich¨® como director de Entidades a Juan Carlos Basallote Ureba, primo de Antonio Alonso Ureba. Basallote, que era director de publicidad de Ponche Caballero y no pose¨ªa ninguna experiencia en entidades financieras, inscribi¨® en el registro oficial a Gescartera como agencia de valores, tras un proceso rocambolesco en el que qued¨® claro, en papel con membrete de la CNMV, que Camacho no hab¨ªa cumplido las condiciones exigidas.
Los balances cuadran, los requisitos se incumplen sin que suceda nada, la paz de las actas sigue reinando, hasta que el estallido del esc¨¢ndalo en julio de este a?o destapa, finalmente y de forma brutal, la verdad. La verdad que las actas nunca recogieron.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.