Clientes: ?v¨ªctimas o c¨®mplices?
Es imposible establecer un perfil ¨²nico de los clientes de Gescartera. Los numerosos peque?os inversores -alrededor de 2.000- que han perdido sus ahorros atesorados durante a?os han pasado a un segundo plano por la relevancia de grandes y potentados clientes que acudieron a esta peque?a sociedad gestora de cartera.
Unos clientes que conforman el cuadro de una Espa?a folcl¨®rica y rancia, donde sus extra?os modos de actuar hacen imposible establecer una diferencia clara entre v¨ªctimas y verdugos. La entrada de estos grandes capitales, pese a lo avanzado del caso Gescartera, contin¨²a siendo una inc¨®gnita a despejar. Tropieza con la prudencia y la seguridad con las que se mueven otros grandes inversores.
El extra?o modo de actuar de algunos grandes clientes de Gescartera hace imposible establecer una diferencia clara entre perjudicados y beneficiados
La avaricia desmedida o la ocultaci¨®n de dinero negro explicar¨ªa la asunci¨®n del riesgo de invertir en una peque?a sociedad gestora de cartera de oscuro pasado
La Iglesia, el Patronato de Hu¨¦rfanos de la Guardia Civil, el Servicio de la Seguridad Social de la Armada, las empresas p¨²blicas Saes y Cetarsa, la Mutualidad de la Polic¨ªa, la Organizaci¨®n Nacional de Ciegos de Espa?a, varias ONG, Construcciones Rico o la empresa de comunicaci¨®n Asesores 2000 consiguen dar a¨²n m¨¢s misterio a esta trama de enga?os y connivencias entre sus administradores y el organismo supervisor de los mercados, la CNMV.
Pocos de estos clientes se conformaron con ostentar ¨²nicamente esta condici¨®n. En el caso Gescartera hay clientes que a la vez se volvieron socios, como la ONCE; una docena que obstaculiz¨® la labor inspectora de la Comisi¨®n, y alguno que respond¨ªa con esas inversiones a regalos y viajes gratuitos, como el Patronato de la Guardia Civil a trav¨¦s del coronel Jos¨¦ Gim¨¦nez-Reyna (hermano de la presidenta de Gescartera, Pilar Gim¨¦nez-Reyna).
El Arzobispado de Valladolid ha compartido otras caracter¨ªsticas como cliente iluminado que consegu¨ªa retirar a tiempo m¨¢s de mil millones de pesetas, aunque esta intuici¨®n parece m¨¢s propia del soplo humano que del divino.
Doblete de la ONCE
La ONCE hizo tambi¨¦n doblete al ser pieza esencial en la transformaci¨®n de Gescartera en agencia de valores, de la que ostenta un 10% de las acciones, seg¨²n los requisitos exigidos por la propia CNMV. Un accionista que no desembols¨® dinero alguno por ese porcentaje del capital y que, curiosamente, hoy en d¨ªa pone en duda esa participaci¨®n. Una ONCE que asegura buscaba en Gescartera la creaci¨®n de un gran fondo de pensiones para sus asociados por el que a buen seguro hubieran peleado las principales entidades financieras del pa¨ªs.
Tambi¨¦n hay clientes salvadores como la Mutua de la Polic¨ªa -principal depositante, con 1.500 millones de pesetas perdidos-, cuyo dinero fue providencial para que cobrase el mencionado arzobispado, en la t¨ªpica estafa piramidal por la que el nuevo dinero va tapando los agujeros y la marcha de clientes mosqueados o avisados. La Armada logr¨® retirar a tiempo los 300 millones de sus empleados civiles colocados en Gescartera.
En este variopinto conjunto no falta tampoco un lobby del mundo de la comunicaci¨®n como Asesores 2000, que confiesa ser v¨ªctima, pero que los principales implicados (Antonio Camacho y Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz de la Serna) sit¨²an a su presidente, Roberto Santos, como clave en la evaporaci¨®n de los 18.000 millones y en el cobro de intereses anuales superiores al 40%.
Y buena parte de ellos ocultaban tras esas inversiones dinero negro -aspecto ¨¦ste todav¨ªa pendiente de confirmar por Hacienda- o una avaricia desmedida, habida cuenta de que la agencia, propiedad de Antonio Camacho, promet¨ªa rentabilidades muy superiores a las que otras empresas de servicios de inversi¨®n ofrec¨ªan a sus clientes. Unas gigantescas ganancias que llegaron a ser del 3,85% en tan s¨®lo 15 d¨ªas, lo que significa una rentabilidad anual del 108%.
En este mosaico de grandes inversores destacan dos sociedades ligadas al sector p¨²blico. Saes, participada por Izar e Indra, se ha dejado en este enga?o 591 millones de pesetas, mientras que la Compa?¨ªa Espa?ola de Tabaco en Rama (Cetarsa) ha perdido en Gescartera 150 millones de pesetas.
Tambi¨¦n hay que referirse al enga?o puro y duro que sufrieron tambi¨¦n parte de estos grandes clientes, confiados en una agencia de valores perfectamente legal y supervisada por la CNMV, y que adem¨¢s ten¨ªa al frente a la hermana de nada menos que el secretario de Estado de Hacienda, Enrique Gim¨¦nez-Reyna. Pilar fue decisiva en la captaci¨®n de clientes de peso, as¨ª como en frenar -apoyada en su hermano Enrique- el hostigamiento supervisor al que estaba sometido la agencia.
En esta tortuosa historia de Gescartera est¨¢n pendientes todav¨ªa los 'clientes especiales' a los que hizo referencia Antonio Camacho en sus declaraciones ante la juez. Estos clientes le entregaban personalmente el dinero en maletas y en cheques al portador por cantidades inferiores a las 500.000 pesetas. ?stos son la ¨²ltima inc¨®gnita de unos grandes clientes atra¨ªdos por una peque?a gestora que en febrero de este a?o se hizo agencia.
Distintas responsabilidades y riesgos de las empresas de inversi¨®n
EL CASO GESCARTERA ha puesto en jaque a la industria de la intermediaci¨®n financiera en Espa?a. Esta firma pas¨® de sociedad gestora de carteras -la de inferior rango- a agencia de valores. Una autorizaci¨®n que supon¨ªa un espaldarazo de la CNMV a esta firma de bolsa y que le otorgaba mayores competencias operativas frente a sus clientes y los mercados financieros La ley establece claramente tres figuras en las empresas de servicios de inversi¨®n: sociedades de valores, agencias de valores y sociedades gestoras de carteras. Estas empresas se encargan de realizar el asesoramiento y la intermediaci¨®n entre los clientes y los mercados financieros en los que colocan sus ahorros. Pero no todas tienen las mismas competencias, ni pueden asumir, por tanto, los mismos riesgos. En la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores, encargada de supervisar y autorizar a los intermediarios existen 112 sociedades y agencias de valores registradas y 34 sociedades gestoras de carteras. El resto de empresas que ofrezcan intermediaci¨®n en bolsa est¨¢n fuera de la ley y se califican como 'chiringuitos' financieros, sin ninguna garant¨ªa ni supervisi¨®n por lo que deja a los clientes en f¨¢cil situaci¨®n para el enga?o. En esta divisi¨®n tripartita la ley fija diferentes necesidades de capital para operar, de acuerdo a los riesgos. Unas exigencias que, parad¨®jicamente, han disminu¨ªdo como consecuencia de la equiparaci¨®n de las sociedades de inversi¨®n a la normativa comunitaria. Las sociedades de valores deben tener un capital m¨ªnimo de 2 millones de euros (332,7 millones de pesetas), mientras que el capital de las agencias de valores, oscila entre los 500.000 (83,1 millones) y los 300.000 (49,91 millones), dependiendo de las competencias que asuman en la intermediaci¨®n y el dep¨®sito de dinero de sus clientes. Por ¨²ltimo, las sociedades de cartera que cuentan con menos atribuciones, deben tener unos recursos propios de s¨®lo 100.000 euros (16,6 millones de pesetas). De acuerdo a su capital y a sus recursos propios, aumentan o disminuyen sus atribuciones, insistiendo en que las que est¨¢n fuera de esta categor¨ªa son simples y peligrosos 'chiringuitos'. Las sociedades de valores cuentan con todas las funciones previstas en la ley. Pueden recibir, transmitir y ejecutar ¨®rdenes por cuenta de clientes y tambi¨¦n por cuenta propia, tener dep¨®sitos de clientes ofrecer cr¨¦ditos para la compra de valores, asegurar emisiones y salidas a bolsa, adem¨¢s de cualquier tipo de asesoramiento. Como figura intermedia est¨¢n las agencias de valores -salto que di¨® Gescartera en febrero de 2001- con las mismas facultades que las sociedades de valores pero que no pueden comprar o vender acciones por cuenta propia, no pueden participar en el aseguramiento de emisiones o salidas a bolsa y tampoco est¨¢n autorizadas para la tramitaci¨®n de cr¨¦ditos para la compra de valores. La ¨²ltima figura en esta pir¨¢mide es la sociedad gestora de carteras (Gescartera desde 1992 hasta 2001) y que ¨²nicamente est¨¢n autorizadas para la gesti¨®n individualizada de carteras de acuerdo a lo que les indiquen sus clientes. Tambi¨¦n pueden asesorar sobre inversi¨®n en valores y asesorar a empresas.
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