El honor de tener una calle en un lugar 'desconocido'
Jos¨¦ Saramago, premio Nobel de Literatura, presta su nombre a una biblioteca y una v¨ªa de Rivas
Los habitantes de Rivas-Vaciamadrid llevan a?os aspirando a que su pueblo sea conocido por algo m¨¢s que por la incineradora de Valdeming¨®mez y sus problemas con los olores del vertedero. La localidad, creada despu¨¦s de la guerra civil dentro del plan de Regiones Devastadas por la contienda, dio ayer un paso m¨¢s en este af¨¢n con la visita del escritor portugu¨¦s Jos¨¦ Saramago, premio Nobel de Literatura en 1998. El autor de La balsa de piedra y Memorial del convento recibi¨® un doble homenaje por parte del municipio: una de las calles de Rivas, en la que se ha instalado un monolito, se llama desde ayer calle de Jos¨¦ Saramago, y tambi¨¦n la biblioteca municipal ha sido rebautizada con el nombre del narrador luso.
'Uno puede llorar sobre un libro, pero no sobre el disco duro de un computador', dijo el escritor
Saramago, que vive desde hace a?os a caballo entre dos de las m¨¢s hermosas vistas sobre el Atl¨¢ntico -la del puerto de Lisboa y la de las playas de Lanzarote- se mostr¨® encantado con el homenaje de los ripenses. Tras firmar en el libro de honor del Ayuntamiento, el escritor, siempre escoltado por su inseparable esposa, Pilar del R¨ªo, agradeci¨® el gesto a las autoridades municipales: 'Es un honor encontrar mi propio nombre en la biblioteca de un pueblo que meses antes no sab¨ªa ni que exist¨ªa', se?al¨®, antes de dirigir unas palabras a los vecinos que acudieron a la biblioteca municipal.
En el acto se encontraban algunos alumnos del instituto Las Lagunas, y el escritor dirigi¨® su primer mensaje a los j¨®venes y su iniciaci¨®n a la lectura. 'Lamento, aunque os parezca aburrido, tener que retrotraerme a mis tiempos de ni?o para comparar el avance de la comunicaci¨®n y la cultura y sus soportes desde mi infancia hasta ahora', comenz¨® Saramago, nacido en 1922, evocando su ni?ez en su pueblo natal, Azinhaga. 'La biblioteca y sus libros eran el ¨²nico medio para descubrir otros mundos, las otras realidades que hab¨ªa tras las fronteras, porque la televisi¨®n no exist¨ªa y la radio era todav¨ªa un soporte experimental', rememor¨®.
El escritor dej¨® claro que bibliotecas como la de Rivas -que cuenta con Internet, v¨ªdeos y otros soportes documentales- 'poseen toda la sabidur¨ªa necesaria para afrontar un futuro pleno de conocimientos'. Pero en favor del libro como soporte insustituible subray¨® que 'uno puede llorar de emoci¨®n sobre sus p¨¢ginas, pero no puede hacerlo sobre el disco duro de un computador'. 'Habr¨ªa que desmontarlo antes', brome¨®.
'Mi generaci¨®n puede comunicar su experiencia a los j¨®venes si quieren escucharnos', indic¨® el escritor, quien quiso lanzar un reto a sus j¨®venes oyentes que casi son¨® a tir¨®n de orejas: 'Si no aprovech¨¢is las oportunidades que ofrece la comunicaci¨®n actual y estas bibliotecas es porque no os lo merec¨¦is', les advirti¨®.
La visita del escritor a la biblioteca municicipal fue recibida con especial emoci¨®n por los concejales de Rivas. El responsable de Cultura, Miguel V¨¢zquez (PSOE), tuvo que hacer de maestro de ceremonias, y en su garganta se notaban los nervios provocados por la presencia del literato. Despu¨¦s intervino el alcalde, Fausto Fern¨¢ndez (IU), quien, despu¨¦s de resaltar ante los asistentes la importancia de la visita de Saramago al municipio, anunci¨® que la calle que llevara su nombre servir¨¢ para unir un instituto y un nuevo colegio que, igualmente, tendra por nombre Jos¨¦ Saramago.
Todos los asistentes quer¨ªan saludar al Nobel portugu¨¦s, pero quienes lo tuvieron m¨¢s f¨¢cil fueron las bibliotecarias. Una de ellas se emocion¨® y no pudo contener las l¨¢grimas. 'S¨®lo por poder cruzar con ¨¦l unas palabras ha merecido la pena trabajar aqu¨ª', dec¨ªa. Otra, tras la visita, se enorgullec¨ªa por haber roto el protocolo: 'Me ha dado igual. Nos hab¨ªan dicho que no habl¨¢ramos nada con ¨¦l, pero no lo he podido resistir. No siempre tiene una el honor de saludar a todo un premio Nobel', recordaba.
Tras la visita a la biblioteca y a la tenencia de alcald¨ªa de las urbanizaciones de Rivas, el escritor se dirigi¨®, acompa?ado por las autoridades municipales, a la calle que lleva su nombre, donde descubri¨® un monolito conmemorativo de la visita. All¨ª record¨® la Rua do Lagua (calle de la Laguna), en la que jugaba de ni?o, y brome¨® con su posterior destino en Lisboa, cuando resid¨ªa en la Rua E: 'Debe ser que no merec¨ªamos m¨¢s que esa letra'.
La visita finaliz¨® en el centro cultural Federico Garc¨ªa Lorca, donde el escritor firm¨® ejemplares a todos los que se lo solicitaron.
Contra la guerra, cultura
El escritor Jos¨¦ Saramago se mostr¨® ayer en Rivas especialmente cr¨ªtico con la decisi¨®n de EE UU de bombardear Afganist¨¢n como respuesta a los atentados terroristas en Nueva York y Washington del pasado 11 de septiembre. El Nobel reclam¨® un 'debate' para analizar y buscar alternativas al conflicto b¨¦lico actual, y se pregunt¨® si, para eliminar a un grupo terrorista, se puede 'hipotecar' un pa¨ªs. Saramago critic¨® adem¨¢s la actitud de los gobernantes estadounidenses, que 'entienden', dijo, 'que tienen el poder de decidir sobre nuestra existencia'. El escritor portugu¨¦s explic¨®: 'Hay que cuestionarse si un pa¨ªs tiene derecho a atacar a otro s¨®lo porque sospecha que all¨ª puede haber terroristas. Se est¨¢ pasando por encima de leyes que la comunidad internacional deber¨ªa respetar'. En relaci¨®n con la presencia de la televisi¨®n retransmitiendo los ataques sobre suelo afgano, Saramago advirti¨® de que nos encontramos ante una 'guerra quir¨²rgica' en la que sus ejecutores consiguen centrar la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica sobre el campo de operaciones y ocultarle una visi¨®n general del conflicto. 'S¨®lo nos ense?an lo que quieren que veamos', afirm¨®.Tampoco el reparto de comida en paquetes lanzados desde aeronaves sobre la poblaci¨®n afgana entusiasma al escritor. 'Si esa ayuda, no s¨®lo en alimentos, sino en sanidad, cultura, comunicaciones o educaci¨®n, hubiera llegado antes, posiblemente se habr¨ªa evitado el conflicto', subray¨®. Aunque ning¨²n acto terrorista se puede justificar, 'alguien deber¨ªa caer en las diferencias sociales que existen entre Occidente y el Tercer Mundo', finaliz¨® Saramago.
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